sábado, 13 de febrero de 2010

Uiel Gacia: Hazañas de la Sabiduría y de la Mala Práctica

Opinión :::: Por URIEL GARCIA CACERES
Hazañas de la Sabiduría Y de la Mala Práctica

Las disciplinas destinadas a prevenir, curar y preservar la salud de los humanos en el Perú han estado en constante progreso, desde el momento que se instaló la ciencia llamada biomedicina.
Esta es una rama de la biología que está destinada a explicar con exactitud los fenómenos que ocurren en los organismos vivientes con evidencias verificables y reproducibles.
En el ámbito nacional, al igual que en el mundial, los profesionales de la salud nacionales demuestran un excelente estado de progreso y de eficacia.
Baste con recordar que sin las contribuciones de la biomedicina de altura realizada por científicos médicos peruanos, hubiese sido imposible para los científicos de países como Estados Unidos de América o Rusia, poner hombres en las alturas siderales.
Así mismo que los aviones modernos, los de pasajeros o los de guerra, deban tener cabinas con aire interno a presiones atmosféricas que hagan posible la vida de pilotos y pasajeros. Después de la II Guerra Mundial, en la inauguración del gran Armed Forces Institue of Pathology, en Washington, Alberto Hurtado, médico investigador de la biología de la altura fue invitado para dictar una conferencia magistral, con asistencia del presidente Eisenhower. Esta es solo una de las tantas muestras de los numerosos aportes con que los médicos peruanos han contribuido al bienestar de la humanidad.
Por otro lado, es innegable que, como producto secundario del deterioro económico de los recursos para la salud, hay un creciente y peligroso aumento de una práctica médica carente del respeto por los derechos humanos, tanto contra los trabajadores de la salud como, especialmente, contra los usuarios de sus servicios.
Esto ocurre a todo nivel, desde la formulación de las leyes y del concepto que los políticos, los partidos y gobernantes deberían tener sobre la estructura del Estado para atender la salud integral de la población.
Hay que recordar, por ejemplo, que los pacientes de los servicios de salud del MINSA y de EsSalud, que pagan tarifas por los servicios que otorga cualquier hospital, no están protegidos por Indecopi.
No pueden quejarse o ser resarcidos como ocurre con cualquier consumidor de un servicio contratado.
Las leyes de defensa del consumidor no distinguen la calidad de los servicios. Sin embargo el paciente sin dos piernas, una amputada por error, no puede acudir a los servicios de defensa del consumidor para exigir que, por el resto de su vida tenga una enfermera las 24 horas del día, y un estipendio que le permita vivir con decencia. Eso y mucho más está establecido como mandato constitucional peruano, desde que nuestro Estado ha incorporado la Carta de los Derechos Humanos en nuestra Carta Magna.

ENTREVISTA. MOISÉS LEMLIJ : "Los políticos se tienen que 'baylyzar'"

Médico psiquiatra y psicoanalista, se define como un curioso de la política peruana. Aquí su visión de los enredos del poder

Por: Milagros Leiva Gálvez

Sábado 13 de Febrero del 2010

Si algo caracteriza a Moisés Lemlij es su espontaneidad para decir lo que piensa sin rodeos diplomáticos. Es uno de los psicoanalistas más reconocidos del Perú y, además, un agudo analista político. Sabe que sus declaraciones causan escozor, pero él apuesta por su verdad.
¿Es verdad que todos tenemos el bicho del poder absoluto?
Todos tenemos la ansiedad y el deseo del poder total. El problema es que para un individuo el poder total toma distintas características. Para una chica que llega a pesar 32 kilos la anorexia es el poder total, para otro será tener el capelo cardenalicio, para un tercero escribir una novela y habrá quien obtenga el poder con un imperio comercial. Hay otro grupo que piensa que su camino es la política. En resumen: todos queremos poder, algunos con suerte y otros a cualquier precio.
Empecemos por analizar a los peruanos.
¿Cómo nos gustan los políticos?
Corruptos. Y si dudan repasen la lista de los líderes importantes. Nuestro alcalde Castañeda tiene un paquetazo que está destapándose y él no dice nada. Kouri tiene Convial y sus trapos montesinistas, Lourdes almacena sus lazos con Cataño… alguna vez Luis Bedoya Reyes dijo que su hijo no era un delincuente sino un pecador y allí se expresó la claridad de la corrupción: lo que importa es lo legal, no interesan los aspectos éticos que se ponen como un pecadito cuando es un acto de ruptura moral.
Kouri ha dicho que la ambición lo llevó a cometer errores…Yo le creería si es que no participara de estas elecciones, no basta con arrepentirse, tiene que hacer una penitencia. Si la hace, regresa santificado. En todo caso, no interesa la corrupción ni los pecados de los políticos, lo que interesa es la fascinación del elector peruano por el corrupto. Hay quienes dicen que el Perú no necesita un hombre honesto sino un hombre capaz.
¿Y cómo se demuestra la capacidad? Haciendo obras.
¿Nadie se salva?
Se salvan los que tienen una fuerza moral y los que tienen en cuenta al prójimo. Lo que quiero decir es que ante las ambiciones que uno tiene hay una fuerza moral incorporada y una fuerza de voluntad que adecúa las ambiciones a los requerimientos éticos.

¿Y por qué todo se trastoca en una campaña?
Se ventilan traiciones, dudas y angustias. Lourdes Flores, por ejemplo, hasta ahora no se decide. Ella sabe muy bien a dónde quiere ir. A cualquier lado, pero con poder. Allí está la aerolínea con Cataño, es rectora de una universidad cuya autoridad principal se vio obligada a renunciar a la vicepresidencia. Habiendo fallado dos veces en las elecciones está desesperada por su lonjita de poder y los otros políticos para sacársela de encima le ofrecen la Alcaldía de Lima.
¿Me está diciendo que Lourdes Flores quiere cualquier cosa con tal de sentirse poderosa?
Cualquier cosa. Creo que ella siente que le han quitado lo que le tocaba. Tuvo la fantasía de llegar a Palacio, de heredar el trono de Bedoya, pero ya le crearon una revuelta y se queda en la puerta del horno. Es inocente y astuta y a veces se equivoca porque cree que la gente es idiota. Igual pasa con Nadine Heredia, la mujer de Humala.
¿Quién le cree que le han pagado miles de dólares por hacer reportes? Lo que me parece fascinante es cómo la gente acepta natural y como parte de la actividad política el acto corrupto, siempre y cuando no sea muy obvio. Nadine, Lourdes, Kouri, Toledo o Castañeda… todos tienen su rabito de paja y la gente chismea, pero tolera.

¿Y por qué tolera?
Porque hay esta cosa rara que se llama síndrome de la integridad comprometida. Hay momentos en la historia (esto fue estudiado en el caso de Nixon) en los que el votante está dispuesto a aceptar actos corruptos porque cree que un corrupto arreglará las cosas.
¿Usted sigue pensando que Ollanta es una catástrofe?
Sigo pensando lo mismo. Es el populismo fascista disfrazado de izquierda, apoyado por unos oportunistas que le dan el blanqueado de izquierda a un sistema populista que quiere perpetuarse. Si Ollanta sube, querrá repetir el modelo de Hugo Chávez.
Keiko estuvo apelando a la victimización y ahora dice que su padre no necesita indulto porque es inocente.
¿A qué juegan los fujimoristas?
Usan la excusa de Fujimori para encontrar su espacio político, su oportunidad. Los fujimoristas no son adoradores de Fujimori, son usadores. No dudo de que le prendan su velita, así como los apristas le prenden a Haya de la Torre y los acciopopulistas a Belaunde. La diferencia es que los dos últimos están muertos y los muertos ya no meten la pata.
Los fujimoristas siempre esgrimen que se hicieron cosas, que no importa tanto la corrupción…Esa es la lógica central de la integridad comprometida. Obviamente todos estamos en contra de Sendero, pero ese tema no es pretexto para validar un régimen corrupto; obviamente hubo consenso en el conflicto con Ecuador, pero no puedes utilizar una guerra para comprar armas y sacar tajadas. Armas que, como dice Bayly, no funcionaron bien.
Hablemos de Bayly. Plantea sus ideas aunque no gustan a ciertos sectores y comete actos que un marketero castigaría.Para mí la virtud de Bayly es que su candidatura pone sobre el tapete cosas que todos pensamos, pero nunca decimos. El concepto de libertad: con quién te casas, qué quieres hacer de tu vida, si deseas o no tener hijos. Esas cosas son más centrales que los problemas técnicos. Lo que importa de Bayly es que pone sobre la mesa un tema central que es la libertad del individuo, a los militares los pone en su sitio, redefine el rol de la Iglesia. Son temas esenciales que no se discuten en campañas, pues la discusión está centrada en escaleras y puentes peatonales.
¿Pero no que en una campaña no conviene decirlo todo?
Están equivocados. Hay un momento para jugar al simpático y hay otros en los que se debe levantar la voz. Bayly está demostrando que no es ningún idiota. Para mí el punto es saber si tendrá la persistencia y si encontrará los consejeros que puedan darle, además de sus ideas libertarias, la estructura de un programa que pueda aplicarse. No basta con decir que los homosexuales tienen el derecho a casarse, la pregunta es cómo se hará. Si ese derecho se da, hay libertad para otras cosas equivalentes y eso determina que no hay autoridades arbitrarias ni teológicas ni nacionalistas que determinan qué es lo importante.
¿Por qué asusta a los políticos?T
Te voy a decir algo muy serio: están muertos de envidia y de miedo; y no porque crean que Bayly les puede ganar (Castañeda cree que él ganará, Toledo piensa que tiene chance y efectivamente los dos pueden ganar), los políticos le tienen miedo porque les está planteando en las narices temas que ni entienden ni quieren tratar.
¿No entienden o no quieren?
Creo que no entienden el concepto de libertad. Tienen miedo de enfrentarse a la Iglesia Católica, le tienen miedo a Cipriani, le tienen miedo al Ejército, tienen miedo a meter la pata. Temen más eso que ser “ampayados” en una trafa.
El otro punto clave es la indecisión. Todos los candidatos están jugando a la reflexión.
¿No sería mejor decir quiero ser alcalde, quiero ser presidente?
Les da miedo ser acusados de ambiciosos. Les da vergüenza que se vea con claridad lo que quieren. Se cuidan el trasero. Por si acaso no llega a cuajar la idea, no quieren recibir la patada. Castañeda se hace el mudo y tiene chance, Toledo juega al misterio, Lourdes juega a la empatía sentimental… Y mira, quizá el nivel de Lourdes sea la alcaldía, todos felices, hasta generaría el voto en contra de Kouri.
Lourdes se va a deprimir después de leer esto…Al contrario, quizá se dé cuenta de que es una suerte ser alcaldesa de Lima y a lo mejor eso le da la preparación para ser presidenta. Nunca se sabe. Hay que tener paciencia: ni antes ni después.
Si Lourdes gana la alcaldía, Kouri se muere. Él se jacta de que a pesar de sus acusaciones viene ganando hace diez años.Y tiene razón, las acusaciones que se le hacen no son tomadas en cuenta, no es que crean que él está siendo injustamente acusado, no les importa así sea verdad solo porque hace obras.
¿La salud mental de un candidato debe conocerse?
Yo prefiero elegir a alguien con dudas o problemas emocionales que a una persona poseedora de antecedentes de corrupción, porque si los tuvo muy probablemente los siga siendo.
Por eso el temor es que se descubran los trapos sucios…El problema es que no siempre la prensa destapa los trapos sucios y por eso hablar a veces puede significar una metida de pata. Los temas sexuales, por ejemplo, no son delitos, pero no se exponen. En otros países se hace un escrutinio exhaustivo de la vida privada, en el Perú está velado. Nosotros somos cucufatos y a la vez curiosos. Yo diría que somos electores conservadores con un toque de cinismo y perversión

Por Uriel García (*) Indio y nuevo indio

febrero de 2010 - 07:29 am

La definición de los indios en el Perú contemporáneo debe ser interpretada de manera realista. Para ello hay que considerar la estructura social y económica de los diferentes estratos de la población peruana. Actualmente, en los países andinos, y especialmente en el nuestro, es indispensable tener una perspectiva que concuerde con la realidad.
En manos de un antropólogo físico, la identificación de los indígenas estará basada en la estructura del ADN para demostrar que los indios actuales son descendientes de los primeros pobladores del continente americano, antes de la llegada de Colón. Pero con la movilidad social tan fácil y veloz que caracteriza a la sociedad peruana después del coloniaje hay muchos peruanos miembros de exclusivos círculos que poseen sus ADN con idéntica estructura a las de los nativos.
Para un sociólogo, los indios son agrupaciones de comunidades sobrevivientes de las exacciones que por siglos han soportado. Refugiados en los ambientes más agrestes e inaccesibles, en punas inhóspitas o en ríos serpenteante por tupidas selvas, conservaron su ancestral modo de vida, valores culturales, idiomas, economía primitiva basada en el trueque e integrados a la naturaleza circundante. Con el devenir del progreso social y económico del resto de la nación esas primitivas asociaciones se convirtieron en el estrato socioeconómico de los más pobres. Estos, los de las punas, fueron estudiados y mostrados al mundo por Luis E. Valcárcel a finales de la década de 1920. Mariátegui se entusiasmó hasta creer que la justicia social debía llegar en este país sobre la base de organización de los ayllus tan lúcidamente descritos por dicho estudioso.Pero por el fenómeno de movilidad social y la propensión atávica del mestizaje, tanto por la línea incaica como por la española, hubo un intercambio biológico (sexual), y sobre todo cultural, sin barreras segregacionistas.
Esta es una realidad que se debe tener presente de manera constante. Cuando el miembro de un ayllu o el de una de las tribus selváticas era (hasta hace un tiempo) reclutado por las Fuerzas Armadas, al concluir su servicio era otra persona porque aprendió un idioma nuevo, algo de la economía de consumo (con la magra propina) y se vistió con ropa occidental. En fin, era un nuevo indio, un cholo, un mestizo, a pesar de su ADN.
El avance de las comunicaciones ha perforado, por lo menos en el Perú, todos los muros del aislamiento ancestral. Ya podemos decir que no existen indios. Hemos visto esos “nuevos indios” que José Uriel García estudió como avizorando lo que ahora ocurre. Los vemos vestidos con jeans, con polos, algunos se disfrazan de indios antiguos.
Argumentan y discuten con el primer ministro y, de manera coherente y articulada, defienden sus ideales de política nacional en el idioma de Cervantes, tanto que postulan un cambio constitucional. Astutamente, aparentan ser verdaderos indios iletrados para pedir, eso sí en castellano, la insurgencia anticonstitucional.
Los indios bajaron de las alturas, sin truenos y relámpagos, a poblar las barriadas. Sin gastar ni un centavo de los gobiernos de turno, esos mismos indígenas levantaron sus viviendas, al principio como chozas miserables para convertirlas en casas dignas. Ya dejaron de ser indios, son nuevos indios como cualquier peruano actual lo debe ser. De allí saldrán los futuros líderes que conducirán los destinos de esta nación.
Nuevo indio fue Julio C. Tello, quien llegó a la casa de Ricardo Palma iletrado y quechuahablante, para convertirse en el arqueólogo conocido mundialmente. Otro fue Pedro Weiss, genéticamente ario, quien nació aquí y fue impactado por el paisaje y naturaleza peruanas, por sus habitantes y sus patologías. Así, Weiss, en el otro extremo de la escala de los genomas del “Homo sapiens”, ha sido también un paradigmático nuevo indio.
Los políticos contemporáneos debieran leer con asiduidad “Tempestad en los Andes” de Valcárcel, “El nuevo indio” de García y “Siete ensayos de la realidad peruana” de Mariátegui. Parece mentira, las ideas contrastantes de esos pensadores no han perdido vigencia.
(*) Ex ministro de Salud

LAS CONSECUENCIAS DE LA DEBILIDAD PARTIDARIA Los tránsfugas

Por: Eduardo Dargent B Politólogo

Sábado 13 de Febrero del 2010

La semana que pasó vimos a miles de políticos renunciando a sus partidos para buscar un mejor futuro electoral en otra agrupación. Existe una opinión generalizada entre los ciudadanos de que este sería un ejemplo más de la ausencia de principios de los políticos peruanos. El sabor que dejan estas deserciones es sin duda feo, pero una cosa es criticar la moral de los tránsfugas y otra cosa entender por qué los hay (y tantos) en nuestro país. ¿Acaso los políticos peruanos son culturalmente más oportunistas que otros políticos? No lo creo.
Un enfoque más útil para entender nuestro transfuguismo consiste en explorar la relación entre nuestro contexto político y el alto número de tránsfugas. Una adaptación (abreviada) de la teoría de Henry Hale para explicar la formación de un sistema de partidos ayuda a entender lo que vemos. Hale ve a los partidos políticos como “franquicias” que buscan atraer candidatos competitivos para mantener su vigencia. Los candidatos, a su vez, quieren pertenecer a un “logo” prestigioso que los ayude a ganar elecciones.
En países con partidos políticos fuertes esta “franquicia” es crucial pues otorga al candidato una ideología atractiva, prestigio, recursos y una organización que trasciende la elección. Los candidatos no solo deben militar en un partido para ser competitivos, sino que el costo de cambiar de partido es también prohibitivo.
Ahora piensen en un país como el Perú donde estas franquicias están devaluadas, tanto que carecen de recursos, cuadros y presencia territorial. Más que “logos”, entonces, lo que los candidatos buscarán son líderes populares en la encuesta mensual. La franquicia no pesa, sino la cara de su gerente de turno.
Los cambios súbitos de camiseta, entonces, se explican por el muy alto riesgo que asumen los candidatos en este contexto volátil si no consiguen una buena locomotora electoral. Así, los candidatos a las alcaldías distritales de Lima no quieren estar en la lista de un candidato provincial débil. La elección del 2006 mostró que alcaldes distritales populares que se mantuvieron fieles a sus partidos perdieron en parte porque un alto número de ciudadanos no vota en forma cruzada. Algo similar veremos en las elecciones para el Congreso. Sin un candidato presidencial fuerte es probable que candidatos locales competitivos no alcancen una curul.
Las causas de la debilidad partidaria son profundas y las soluciones complejas. Pero un primer paso para revertir la situación, por pequeño que sea, sería que los partidos comprendan el alto costo de tomar malas decisiones. Si insisten en mantener dirigencias fosilizadas y si por absurdas disputas internas no presentan buenos candidatos en aquellos lugares donde podrían tener éxito, seguiremos viendo a los tránsfugas como feos protagonistas de nuestra democracia.

Por: Hugo Guerra: Díselo a todos

Sábado 13 de Febrero del 2010

No estoy de acuerdo con quienes se escandalizan ante los afanes electorales de Jaime Bayly. Tiene derecho a postular, o soñar con la presidencia, inclusive si al final todo se reduce a una simple treta publicitaria; pero, cuidado, tampoco es que de pronto vaya a convertirme en seguidor político del irreverente novelista.
Bayly es un “outsider” en tanto representa una brizna iconoclasta que introduce en la agenda pública un tema medular habitualmente ignorado: ¿qué modelo de sociedad queremos construir los peruanos en el siglo XXI?
A su manera —más bien atropellada— el literato plantea preguntas inquietantes como la pertinencia de un Estado laico, los derechos de los gays, el aborto, la eutanasia, la legalización de las drogas, la discriminación, etc. Rompe tabúes con una larga lista que en el interés cotidiano de los ciudadanos ha desplazado a las solemnes y aburridas polémicas entre la izquierda socialista y la derecha liberal.
Quizá no sea sensato tomar muy en serio las travesuras de Bayly, pero es interesante que alguien confronte la cuestión crítica de si los peruanos somos una nación pluralista, racista, tolerante, cerrada, hipócrita, flexible o tradicionalista.
Desde las primeras elecciones que me tocó reportar periodísticamente en 1978, hasta las del 2006, he verificado que casi todos nuestros políticos siguen centrados en el análisis de las antiguas estructuras del poder, basadas en organizaciones hoy profundamente trastrocadas, como la familia, los gremios, la Iglesia y otro puñado de instituciones. Y en la lucha electoral terminan centrándose en teorías, ideologías y dogmas inmovilizados en el tiempo, como si no se hubiese producido cambio alguno a lo largo de nuestra casi bicentenaria independencia.
Es hora de escudriñar una nueva sociedad pluralista, dinámica, plenamente sintonizada con la globalización. Tenemos que renovar el discurso, porque inclusive los enfoques sobre el desborde popular, la choledad y el mestizaje ya han sido ampliamente superados en un mundo posmoderno que tiene nuevas claves de interpretación, como la secularización de la fe, la multiculturalidad, la alteridad, la lucha por los derechos humanos, la legitimidad de las minorías, la tolerancia, el hiperconsumismo, la adaptación a nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones, el replanteamiento del aprendizaje humano, la tendencia a la desintegración del Estado-nación, etc.
No sé si Bayly transita por el legado de grandes autores como Popper, Sartre, Maritain, Sartori, Habermas, Levinas, Gevaert y tantos otros filósofos de la condición humana, pero a su manera está recordando a los políticos que no puede ignorarse el debate sobre la libertad, en el entendido que esta no es pura subjetividad y coherencia interior, sino que se vive también en un espacio de cambiantes relaciones interpersonales. Esto es, en una sociedad y un Estado que deben volver a modelarse a partir de una ética y ciertos valores que conjuntamente necesitamos redefinir y validar.
¿Tendrá el divertido conductor televisivo la capacidad para atender un reto tan serio, o seguiremos haciendo “zapping” hasta encontrar propuestas más atractivas en la política nacional?

Díselo a todos

Díselo a todos
Por: Hugo Guerra
Sábado 13 de Febrero del 2010
No estoy de acuerdo con quienes se escandalizan ante los afanes electorales de Jaime Bayly. Tiene derecho a postular, o soñar con la presidencia, inclusive si al final todo se reduce a una simple treta publicitaria; pero, cuidado, tampoco es que de pronto vaya a convertirme en seguidor político del irreverente novelista.
Bayly es un “outsider” en tanto representa una brizna iconoclasta que introduce en la agenda pública un tema medular habitualmente ignorado: ¿qué modelo de sociedad queremos construir los peruanos en el siglo XXI?
A su manera —más bien atropellada— el literato plantea preguntas inquietantes como la pertinencia de un Estado laico, los derechos de los gays, el aborto, la eutanasia, la legalización de las drogas, la discriminación, etc. Rompe tabúes con una larga lista que en el interés cotidiano de los ciudadanos ha desplazado a las solemnes y aburridas polémicas entre la izquierda socialista y la derecha liberal.
Quizá no sea sensato tomar muy en serio las travesuras de Bayly, pero es interesante que alguien confronte la cuestión crítica de si los peruanos somos una nación pluralista, racista, tolerante, cerrada, hipócrita, flexible o tradicionalista.
Desde las primeras elecciones que me tocó reportar periodísticamente en 1978, hasta las del 2006, he verificado que casi todos nuestros políticos siguen centrados en el análisis de las antiguas estructuras del poder, basadas en organizaciones hoy profundamente trastrocadas, como la familia, los gremios, la Iglesia y otro puñado de instituciones. Y en la lucha electoral terminan centrándose en teorías, ideologías y dogmas inmovilizados en el tiempo, como si no se hubiese producido cambio alguno a lo largo de nuestra casi bicentenaria independencia.
Es hora de escudriñar una nueva sociedad pluralista, dinámica, plenamente sintonizada con la globalización. Tenemos que renovar el discurso, porque inclusive los enfoques sobre el desborde popular, la choledad y el mestizaje ya han sido ampliamente superados en un mundo posmoderno que tiene nuevas claves de interpretación, como la secularización de la fe, la multiculturalidad, la alteridad, la lucha por los derechos humanos, la legitimidad de las minorías, la tolerancia, el hiperconsumismo, la adaptación a nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones, el replanteamiento del aprendizaje humano, la tendencia a la desintegración del Estado-nación, etc.
No sé si Bayly transita por el legado de grandes autores como Popper, Sartre, Maritain, Sartori, Habermas, Levinas, Gevaert y tantos otros filósofos de la condición humana, pero a su manera está recordando a los políticos que no puede ignorarse el debate sobre la libertad, en el entendido que esta no es pura subjetividad y coherencia interior, sino que se vive también en un espacio de cambiantes relaciones interpersonales. Esto es, en una sociedad y un Estado que deben volver a modelarse a partir de una ética y ciertos valores que conjuntamente necesitamos redefinir y validar.
¿Tendrá el divertido conductor televisivo la capacidad para atender un reto tan serio, o seguiremos haciendo “zapping” hasta encontrar propuestas más atractivas en la política nacional?

Superintendencia no resolverá negligencia

Más del 60 por ciento de la población, que no cuenta con un seguro, continúa en el abandono.
DETALLE
La superintendencia Nacional de Salud regulará y fiscalizará las instituciones que financian el aseguramiento universal y las que prestan los servicios.
Tras la avalancha de denuncias, en las últimas semanas, por parte de la ciudadanía contra las malas prácticas médicas en los establecimientos de salud estatales y privados, quedó a la vista –nuevamente- la crisis en la que se encuentra el sector salud en el país, pero, además se advirtió la carencia de una legislación que acelere los tramites y establezca los criterios para indemnizar a las personas afectadas por una negligencia médica.
Para tapar esta ausencia en la legislación, el ministro de salud Oscar Ugarte anunció que la Superintendencia Nacional de salud –órgano que entrará en funcionamiento dentro de 90 días- podría asumir entre sus funciones la conciliación en casos de demandas de pacientes por malas prácticas médicas, ello con el “fin de evitar juicios innecesario”.
Sin embargo, para el Coordinador Nacional de Forosalud Mario Ríos la iniciativa ministerial discriminaría a más del 60 por ciento de la población, principalmente a las familias más pobres, pues estas personas no cuentan con ningún tipo de seguro de salud.
Dijo que si la Superintendencia Nacional de salud -creado por la ley marco de aseguramiento universal de salud- asume la función para conciliar en casos de negligencia, los beneficiados sólo serán los pacientes que se encuentren asegurados. “Como la norma no es retroactiva la Superintendencia de salud sólo podría conciliar en los casos de negligencia que se dieran posterior a su entrada en funcionamiento, dejando de lado los cientos de personas afectadas desde años atrás por las malas prácticas médicas”, subrayó.
Por su parte, Eva María Ruiz, presidenta de la Red Nacional de Pacientes dijo que la entrada en funcionamiento de Superintendencia Nacional de salud podría servir para regular el tema de las negligencias, pero recalcó que el gobierno antes de buscar “apagar el incendio al último minuto”, debería cumplir con implementar las normativas vigentes, como la Ley de derechos de las personas usuarias de los servicios de salud (Ley 29414).
El titular de Foro salud coincidió con Ruiz y recalcó que la ley 29414 establece criterios y montos que recibirán las personas afectadas por malas praxis y lo más importante, “no margina a ningún ciudadano”.

Por César Hildebrandt : García y Bachelet


El diario-emblema de la familia Agois ha publicado una encuesta de dimensiones nacionales.
Aunque está hecha por CPI, una empresa muy próxima al Fujimorismo dada la posición de su director Manuel Saavedra, la investigación, realizada en 36 distritos de Lima y 24 ciudades importantes del interior, revela otros aspectos distintos al asunto electoral, tan prematura y maliciosamente tratado en estas últimas semanas.
Uno de esos aspectos es el desastre de Alan García. Sólo el 27 por ciento de los encuEstados por CPI, a despecho de la voluntad del propio diario “Correo”, aprueba la gestión de Alan García, un presidente que, en los últimos meses, ha invertido miles de millones de soles de los dineros públicos en hacerse propaganda.García no ha tenido escrúpulo alguno en inaugurar hospitales fantasmagóricos, abusar de los discursos televisados, convertir el Canal 7 en un fundo propio, mandarse alabar en RPP y ocupar, para desgracia de sus desaparecidos ministros, todos los espacios públicos sectoriales y el centro de todas las ceremonias oficiales.Y no ha tenido escrúpulos en ordenar la inversión publicitaria más grande de los últimos tiempos con una campaña que, en televisión y radio, en prensa diaria y en revistas, da cuenta de “los incontables éxitos”, “las promesas siempre cumplidas” y “las insuperables cifras económicas” de su gobierno.
Para sorpresa de más de un gaznápiro, sin embargo, la cosa (“la cosa tremebunda”, como decía Vallejo) es que esa inmensa maquinaria de culto personal y alabanza del señor no ha funcionado: 27 por ciento aprueba su gestión, 61 por ciento la desaprueba (61,7% para ser exactos).
Este fracaso no es sólo de Alan García Pérez.
Es el fracaso de la cofradía, de LA PRIMERA división de la merme, de la segunda de los alfredos, de la tercera del lobismo con vista al mar y de la división sub-40 de menores del cuánto hay y a quién calumniamos y qué conviene que digamos.
Es el fracaso, en general, de un gobierno cuya podredumbre empieza a olerse tanto en San Bartolo como en &sa=Buscar" salud? sobre información buscar>salud">Essalud, pasando por la fortuna acrecida de García y las recaudaciones de Cornejo, y de una prensa chuchumecona que creía que podía tapar el sol con un dedo (el del medio).
¡Cuánto dinero para llegar a una aprobación del 27 por ciento!¡Y cuánto dinero despilfarrado en “asesinar” mediáticamente a quienes, según lo admiten CPI y “Correo” casi a regañadientes, están vivitos y coleando!Ollanta Humala, por ejemplo, –alguien que según “Correo” tendría que estar en la fosa común de las pretensiones fallidas- tiene en esa encuesta un 10,6 de intención de voto. Nada mal para quien es blanco de una campaña permanente de demolición de esa prensa que ha secuestrado la información y cree tener al Perú como rehén.Y Alejandro Toledo, alguien a quien Alan García profesa un odio delivery y a quien le ha llovido mierda judicial por orden palaciega desde el 2006, tiene un 9,6 por ciento de intención de voto sin haber movido un dedo para hacer campaña.¿Humala todavía respira? –se preguntan en “Correo”.-“Son los serranos de Abancay” –se responden a sí mismos. “No se sienten parte del proceso”, añaden de lo más sociológicos.-¿Y PPK sólo tiene 1%? –se preguntan desesperados.-“Son los serranos de todo el Perú” –se responden a sí mismos mientras distraen a sus lectores con el 3,2% que ostenta el candidato de los hermanos Oviedo, o sea ese chiste llamado Jaimito.No importa lo que digan. Lo que es cierto es que García tiene 27 por ciento de aprobación, contra 82 por ciento de la señora Bachelet en Chile.La gran diferencia entre el señor García y la señora Bachelet es que la señora Bachelet ha defendido los intereses de Chile con enorme eficacia. Lo ha hecho aun a costa de enfrentarse a los líderes mapuches, que siempre estuvieron próximos al socialismo y que tienen razón en muchas de sus aprehensiones sobre “la expansión forestal”, y a costa de contradecir la tradición civilista de la izquierda Chilena. Y es que los intereses de Chile imponían ese cambio de rumbo.García, en cambio, ha sido el menos peruano de los presidentes peruanos (no incluyo en esta lista al presidente binacional Alberto Fujimori, que no fue traidor sino ferviente patriota japonés). García ha sido también, desde la vigente perspectiva de la socialdemocracia, el menos aprista de los apristas. Como estadista, ha sido un gran vendedor. Como albacea de la herencia moral de Haya de la Torre, ha sido (desde 1985) una cuantiosa decepción y allí están sus dineros mal habidos para atestiguarlo.Bachelet se va del gobierno con 82 por ciento de aprobación. García está en el 27 por ciento.Bachelet no habría dicho jamás, ante la posibilidad de ejercer su invicto Chilenismo:“¿Y si los peruanos se molestan?”No, ella no habla así. A la hora de hablar y de actuar en nombre de Chile la señora Bachelet habla con faldas y a lo macho. Esa es la diferencia.No es que hagamos apología de la rudeza chauvinista de Chile. Lo que queremos subrayar es la abismal diferencia entre ese discurso de Estado de nuestro vecino –discurso pétreo desde los tiempos de Portales- y las debilidades de fustán roto de algunos de nuestros políticos.