martes, 1 de diciembre de 2009

Cerrar el 882

Cerrar el 882
01/12/2009 Por Nicolás Lynch

Pocas veces estoy de acuerdo con lo que dice o propone Mercedes Cabanillas en el terreno educativo. Pero no puedo sino saludar la iniciativa que ha tenido de presentar un proyecto de ley para terminar, aunque sea por el momento, con la creación de universidades privadas con dueño o universidades-empresa, que proliferan a partir del Decreto Legislativo 882 de 1996, brulote que emitiera la dictadura fujimorista, para supuestamente “promover la inversión privada en la educación”. No sé si esta iniciativa tendrá alguna relación, buena o mala, con su viaje a Finlandia pagado por Alas Peruanas, pero ello no quita lo positivo de que el asunto se ponga en debate.

El caso es que a la sombra de este DL 882 se han creado alrededor de 50 universidades, la mayoría de las cuales difícilmente pueden tener el nombre de tales, a tal punto que un columnista como Mirko Lauer las ha calificado de “tugurios académicos” y el propio presidente García, tal como recogió hace pocos días este diario, ha señalado que se han creado universidades como si fueran fábricas de zapatos, sin tener en cuenta la calidad de las mismas.

Hasta el propio CONAFU, la entidad que autoriza la creación de estos centros y que ha actuado con extrema largueza al respecto, se queja y dice que sus funciones han sido usurpadas en buena medida por jueces que en dudosas sentencias terminan siendo ellos los que autorizan el funcionamiento de las universidades. El caso es que en este ping-pong en el que se discute quién es más incapaz que el otro, nos hemos llenado de instituciones indeseables cuyo daño está a ojos vista.

Quizás la falla del anteproyecto para cerrar el DL 882 sea que le da al propio CONAFU la facultad de evaluar las universidades creadas y de señalar los estándares para la creación de futuros centros de este tipo. Si el CONAFU ya ha hecho tanto estropicio, sería mejor olvidarnos de él y convocar a una comisión de expertos, sin intereses creados en rectorías o vicerrectorías, para efectivamente evaluar a los ahora calificados de tugurios y ver qué se puede hacer hacia delante.

Ojalá que todo no siga siendo malas noticias sobre la universidad peruana y aunque sea se apruebe un proyecto como este que empieza a distinguir entre comerciantes y académicos.

Un nuevo pensamiento económico


Un nuevo pensamiento económico Oswaldo de Rivero

Una consecuencia positiva del gran Crash financiero del 2008 ha sido revelar que el pensamiento económico moderno no era una verdadera ciencia, sino un conjunto de creencias sobre el mercado respaldadas por ecuaciones matemáticas que no funcionaban en el mundo real.
Si Adam Smith resucitara se sorprendería al ver que su metáfora, “la mano invisible del mercado”, que él menciona -sólo una vez- en toda su voluminosa obra, “La Riqueza de las Naciones”, tiene ahora muchas ecuaciones matemáticas pero que en la práctica no se aplica debido a que el neoliberalismo, es un falso liberalismo, que no permite la libre circulación global de todos los factores de la producción. Hoy, sólo el capital circula globalmente, mientras que el trabajo y la tecnología, están protegidos por severas leyes inmigratorias y de propiedad intelectual.
La frustración que sentiría Adam Smith, por esta diferencia entre la teoría y la práctica, es la que sienten hoy varios premios Nobel de Economía que desean una revisión total del pensamiento económico. Y este deseo ha sido recogido por George Soros quien ha anunciado la creación del Instituto del Nuevo Pensamiento Económico (INET). Una iniciativa que ha sido inmediatamente respaldada por eminentes académicos, sobre todo economistas, deseosos de terminar con el actual modelo económico matemático irreal y volver a la economía política.
Para los promotores del INET la economía actual ha estado usando ecuaciones matemáticas, tal como lo hace la física, la química o la biología, pero con la gran diferencia de que al hacerlo no se comporta como estas ciencias. En efecto, la física, la química o la biología experimentan sus ecuaciones con la realidad y cuando no funcionan las dejan de lado y buscan otras. No así la llamada ciencia económica moderna que se queda con sus ecuaciones y rechaza la realidad. Fue precisamente esta peculiar manera de pensar lo que hizo que las fórmulas matemáticas de Wall Street terminen en crisis financiera global
El Nuevo Instituto tiene el propósito de cambiar esta actitud acientífica que ha exhibido el pensamiento económico ortodoxo partiendo de la premisa que los mercados son procesos muy complejos donde hay mucha irracionalidad y que para comprenderlos se necesita teoría del caos y cálculo matemático no lineal y conocer la opinión de psicólogos, historiadores, sociólogos y, sobre todo, ahora más que nunca, la de los ecologistas.
Las actividades del INET estarían orientadas a asesorar a los gobiernos a tomar decisiones económicas con una visión realista y democrática que favorezcan a la mayoría y respeten la ecología. La intención es liberar a la economía de mercado de creencias tales como la que todos los actores que intervienen en ella se comportan como seres racionales; que los mercados son eficientes se corrigen solos; que es posible calcular el riesgo de las operaciones especulativas con fórmulas matemáticas; y que el crecimiento económico puede continuar tratando al planeta como una materia prima infinita y un basurero perpetuo.
Bienvenido sea el Instituto del Nuevo Pensamiento Económico.