lunes, 15 de marzo de 2010

Maltrato a profesores y alumnos. Por : Leon Trahtemberg

15 de Marzo del 2010

Promotores y directores me consultan sobre las claves para una educación de calidad.
Les digo que depende del buen clima institucional basado en un buen trato a los profesores.
Es lo opuesto al clima institucional distante y hostil con los profesores que es indiferente a sus ideas o sentimientos, impone condiciones laborales y salariales denigrantes, incumple acuerdos, acosa y acusa, liquida sin apego a los derechos de los despedidos...Promotores que inspiran o avalan estas políticas y directores que las encarnan y asumen son contradictorios con la relación que tendrán estas mismas autoridades y profesores con los alumnos.
A ellos les prometen buen trato y educación de calidad, pensando que ese maltrato no se filtrará al vínculo con los alumnos.
Algo así como asumir que si el marido maltrata y agrede activa o pasivamente a su esposa (o al revés), eso no afectará a sus hijos...Parece ser que no logran entender que cuando los directivos de una institución tratan mal al otro, no hay diferencia entre ser profesor o alumno.
El "otro" (prójimo dirían los teólogos) es todo aquel con quien me relaciono y con el cual, a través del tipo de vínculo que establezco, expreso mis valores y mi manera de pensar respecto a mí mismo y respecto a los otros seres humanos.
Esto se expresa claramente en la manera cómo los directores escogen a sus colaboradores más cercanos.
Estos suelen tener el mismo concepto de los valores y la manera como hay que tratar al prójimo (profesores o alumnos) que manifiestan sus jefes.
Aquí no hay excepciones, porque todos se vuelven parte de una maquinaria que comparte el mismo ADN sicológico institucional al cual avalan, así sea pasivamente.
Lo curioso es que la experiencia muestra que esta misma cúpula terminará siendo víctima de su propio trato, porque lo que le hacen hoy a uno se lo harán al otro mañana, no importa si es o fue un colaborador cercano o un trabajador periférico.
La educación integral de calidad sólo es posible en un ambiente sicológico y profesionalmente sano y coherente. Lo contrario será sólo una frustrante ficción.

El retorno de la mafia. Por Fernando Rospigliosi

15/03/2010 - 00:00

La pandilla de Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos está de regreso, de la mano de Alan García. En vísperas de las elecciones, arremeten sin pudor.
El intento de José Enrique Crousillat de asaltar América TV es un nuevo hito en la escalada de la mafia que gobernó y saqueó el país la década de 1990. Panamericana TV ya está en manos de la familia Shutz y, según el diario La Primera, los hermanos Winter están afanados en volver a capturar Frecuencia Latina.
Se trata de algo más que los negocios particulares de cada uno de esos grupos. En la antesala de las elecciones, los medios de comunicación se vuelven centrales para las pretensiones del fujimorismo de regreso al poder.
Lo más importante es que no están solos. Tienen un ángel de la guarda en Palacio de Gobierno.
Roba pero hace obra
Fue evidente desde el comienzo del gobierno la alianza entre Alan García y el fujimorismo. Esa sociedad va mucho más allá de la necesidad táctica de contar con sus votos en el Congreso. El Apra maneja a su antojo un Parlamento corrupto y mediocre, el peor de la historia reciente, y podía haberlo hecho sin necesidad del fujimorismo o, en el peor de los casos, negociando pequeñas concesiones.
Las cosas han ido tan lejos porque García así lo ha querido. Se trata, en primer lugar, de una apuesta política de más aliento que el de manejar el Congreso, y en segundo lugar, de una empatía que trasciende sus maniobras políticas.
García ha desarrollado una secreta admiración por Fujimori y Montesinos, por su manejo inescrupuloso y corrupto del Estado, y por la popularidad que aún mantiene el ex dictador. Por eso García trata de imitarlo. Ahora se ha dedicado a hacer obras, inaugura hospitales por todas partes, remodela las antiguas Uni-dades Escolares del general Manuel Odría, dice que entrega agua para todos.
En suma, se ha convencido de que tiene que seguir el ejemplo de Fujimori y Odría: hacer obra. De esa manera, cree que a nadie le importará si encabezó un gobierno corrupto; la gente lo recordará por sus obras. Y podrá volver a la presidencia el 2016.
El jefe y el acólito
El indulto a Crousillat se basó en una patraña evidente, pero nadie sorprendió a García con esa simulación. Él trabajó pacientemente el operativo, como han recordado Paola Ugaz y Jacqueline Fowks de IDL Reporteros. La hija de Crousillat, Marisol, entró a trabajar en el canal del Estado (IRTP) con Ricardo Ghibellini, antiguo empleado y socio de los Crousillat e íntimo de García, que lo acaba de nombrar embajador en Brasil.
García los condecoró a ambos con la Orden al Mérito por Servicios Distinguidos.
Es decir, García, que se vinculó a los Crousillat desde tiempo atrás, indultó a José Enrique a sabiendas de que no estaba grave ni moribundo y, por supuesto, no es ajeno a la maniobra de asaltar América TV.
Lo que no calculó fue el rechazo tan fuerte al intento y el hecho de que algunos apristas, temerosos de que fracase la maniobra y ellos queden enfrentados con poderosos medios de comunicación en la antesala de las elecciones, se desmarcaran rápidamente.
Eso ha ocurrido con Jorge del Castillo, Mercedes Cabanillas y otros dirigentes.
En el caso del Tío George hay que añadir su enconada disputa con un sector del fujimorismo.
Finalmente, el operador del indulto, el ministro de Justicia Aurelio Pastor, se quedó solo en la defensa de lo indefendible.
Pastor no le hace ascos al fujimorismo. De hecho él renunció al Apra en agosto del 2000, cuando parecía que Fujimori se quedaba, y entró a trabajar como empleado de un congresista fujimorista. Pero cuando la dictadura se derrumbó, regresó corriendo al Apra apadrinado por Del Castillo.
Ahora hay un amplio consenso de que debe renunciar. Pero él no lo hará porque carece de vergüenza y dignidad.
Será necesario que García lo eche, cosa que eventualmente podría ocurrir si el presidente estima que, para calmar el vendaval, debe entregar la cabeza de su acólito.
Nefasta asociación
Otro detalle inesperado que complicó a García fue la descarada exposición de Crousillat y su asociación con un facineroso que es el que le puso al abogado y preparó la demanda.
Solo un desequilibrado puede tratar de encausar a 56 personas, como solicita la demanda penal de Crousillat. No es difícil rastrear al autor si pone en el centro de la acusación al ex procurador José Ugaz.
El malhechor en cuestión ya había tenido una relación delincuencial con Crousillat cuando servía como funcionario a la dictadura de Fujimori. Y ahora se ha asociado con él en el asalto a América TV, con la perspectiva de obtener una participación si la maniobra tiene éxito.
Pero su torpe accionar ha estorbado el propósito del titiritero de Palacio.

El gran escape del ex indultado.....Por Augusto Álvarez

Lun, 15/03/2010 - 05:33

¿Será que tiene miedo de que Crousillat diga las cosas que sabe?
El presidente Alan García intentó sacudirse de José Enrique Crousillat retrocediendo en su indulto bamba, pero ni la renuncia imprescindible del ministro Aurelio Pastor lo ayudará a salir políticamente ileso por las esquirlas de uno de los mayores escándalos de este lustro.
Empezando por la fuga del ahora ex indultado Crousillat, algo que, la verdad, se caía de maduro. Esta columna, al igual que otros espacios periodísticos, vislumbró dicho desenlace previsible el miércoles pasado y lo reiteró el viernes, pero no había que ser muy mosca para intuirlo.
Sí había que ser, en cambio, sospechosamente tortuga como para no actuar con previsión ante lo que era inminente. Lo extraño habría sido que se entregara a la policía. Lo que parece es que el gobierno le dio a Crousillat el tiempo suficiente para tomar las de Villadiego.
Todo el manejo de este incidente es sospechosamente torpe. Hace recordar, además, las chambonadas que ocurrían durante el gobierno de Alejandro Toledo y que les permitían a los apristas hacerlo papilla desde la oposición.
Sin embargo, sería una ingenuidad pensar que estamos ante una chambonada, y ha sido justamente Toledo quien mejor describió la sensación de incredulidad por la posibilidad de que hayan engañado al jefe del Estado: “Si al presidente García lo sorprende alguien, ese alguien debe tener un Oscar”.
Pero la consecuencia más grave de lo sucedido es la sensación de que estuvimos –¿o estamos?– ante una amenaza a la libertad de expresión. En este sentido, el recuerdo que ayer hizo Pedro Salinas sobre lo que el presidente García le dijo hace unos meses a la reportera de América TV Jessica Chahud de que “su canal está en problemas judiciales” es revelador de lo que está ocurriendo y de que la voluntad de ostentación de García solo puede ser equivalente a la de Crousillat.
En lo que sí hay coincidencia es en lo dicho por el presidente sobre el mal sabor y la sensación de burlado que deja todo esto, pero la que debe experimentar eso es la ciudadanía por lo que él ha hecho. Pues lo más grave de todo es lo señalado ayer por Fernando Rospigliosi en el sentido de que lo que está ocurriendo deja la sensación del “retorno de la mafia de Fujimori y Montesinos de la mano de Alan García”.
La manera tan sencilla como el gobierno facilitó la fuga de Crousillat quizá se explique parafraseando lo dicho por el propio presidente García hace unos meses, cuando surgieron las primeras críticas al indulto: “¿Será que tienen miedo de que este hombre hable? ¿Será que tienen miedo de que Crousillat diga las cosas que sabe?”.

LA PRIMERA : PATADITAS 15.03.2010

Recambios 1

El escándalo por el indulto a Crousillat ha provocado una crisis ministerial por adelantado. Ya se anuncian prontos recambios, cuando estaba previsto que varios ministros dejaran sus cargos recién el próximo mes, pues tienen pretensiones de postular en las elecciones regionales, como el ministro del Interior, Octavio Salazar, quien pretende la presidencia regional de La Libertad.

Recambios 2

A la cantada renuncia de Aurelio Pastor se suma la de Salazar, quien sería reemplazado por el general PNP Miguel Hidalgo.
También estaría en el bolo de los que salen el ministro de Salud, Óscar Ugarte; en su reemplazo entraría el congresista Luis Wilson o Daniel Robles, también parlamentario aprista.