sábado, 19 de diciembre de 2009

TIEMPOS DE CONTRARREFORMA A. Adrianzen

19.12.09

Tiempos de contrarreforma Por Alberto Adrianzén M. (*)

Según el Latinobarómetro de este año (encuesta que se aplica en 18 países de América Latina), el Perú ocupa el último lugar respecto a la “satisfacción con la democracia”. Solo el 14% de los entrevistados afirma estar “muy satisfecho o más bien satisfecho” con ella. Ocupamos el puesto 16 cuando se pregunta si “se gobierna para el bien de todo el pueblo”. Solo un 15% cree en esa afirmación. El país está ubicado en penúltimo lugar respecto a si se ha reducido la corrupción. Solo un 28% afirma que esta lacra está disminuyendo.

Por otro lado, también ocupamos el penúltimo lugar cuando se pregunta “cuán justa es la distribución de la riqueza”: sólo un 10% considera que es “muy justa o justa”. Finalmente, el Perú ocupa el primer lugar respecto a sentirse discriminados. Los peruanos consideran que 52% de sus connacionales son discriminados. No es extraño, en este contexto, que la mitad crea que es posible una democracia sin partidos y sin Congreso.
Y viendo la realidad, no me extraña que el pesimismo, pese a los altisonantes discursos presidenciales, en lugar de disminuir aumente entre nosotros. El último escándalo (también se le puede llamar malversación y peculado) protagonizado por el presidente del Congreso, Luis Alva Castro, y avalado vergonzosamente por el conjunto de partidos en el Parlamento, parece confirmarles a los peruanos que de seguir por este camino las cosas no van cambiar y sí podemos esperar más bien que empeoren.
Digamos que el espíritu optimista y refundacional que se vivió durante el breve gobierno de transición de Valentín Paniagua hoy parece naufragar definitivamente, ya no solo por la incapacidad de los gobernantes sino también por su terca voluntad de gobernar contra las mayorías nacionales. Es el regreso a la “normalidad” que reclaman los grandes grupos de poder económico y la derecha.
En la última conversación que tuve con el presidente Paniagua, cuatro días antes de que lo internaran, y luego de un intercambio de ideas sobre lo que venía ocurriendo en el país, me dijo casi al terminar y con mucha pasión, algunas cosas que ahora interpreto como parte de su testamento político. Una de ellas fue que el gobierno de transición había cometido el error de no haber reformado profundamente los medios que estaban en manos de los montesinistas y que tanto daño hicieron a la democracia.
Ahora, con la distancia que impone el tiempo, y viendo cómo marcha el país y el papel de algunos de ellos, creo, sinceramente, que el presidente Paniagua tenía razón. Sospecho, además, que sus palabras expresaban un gran desaliento con lo que venía sucediendo en ese momento. Como se sabe el presidente Toledo no hizo –cuando pudo hacerlo– nada para cambiar la realidad mediática del país.
Lo turbio e indignante del reciente indulto a Crousillat por este gobierno viene de tiempo atrás e incluye también al gobierno de Alejandro Toledo.
También sospecho que ese desaliento estaba marcado por su consideración de que se había hecho muy poco por profundizar una transición que debía de ser refundacional como él lo había planteado; pero también por el triunfo de Alan García. Si se observa bien, algunos medios de comunicación, salvo honrosas excepciones, siguen el mismo patrón fujimorista: ser las geishas del poder. Cuando las transiciones se detienen y no se profundizan –eso sucedió en los 80 y en esta década– lo que tenemos es una mayor presencia de los poderes fácticos, un gran retroceso y hasta una contrarrevolución como lo fue el fujimorismo y ahora Alan García. Dicho en otros términos: lo que hoy está en marcha es el más claro intento de regresar al esquema autoritario de los años 90; es decir, una contrarreforma que, paradójicamente, está dirigida por un presidente de un partido que en el pasado (¿será verdad?) quiso hacer una revolución para favorecer a las clases populares.
(*) albertoadrianzen.lamula.pe

Michael Porter: El Perú atraviesa tiempos económicamente peligrosos

03.12.09

Michael Porter (n. 1947) economista estadounidense, profesor en la Escuela de Negocios de Harvard, especialista en gestión y administración de empresas, y director del Instituto para la estrategia y la competitividad.

Porter es BSE (Bachelor of Science in Education) en Ingeniería Mecánica y Aeroespacial por la Universidad de Princeton (1969), MBA por la Universidad de Harvard (1971) y Ph.D. en Economía Empresarial (Business Economics) por la Universidad de Harvard (1973).
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Michael Porter: El Perú atraviesa tiempos económicamente peligrosos
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El Perú atraviesa tiempos económicamente peligrosos, nos dice el gurú del management Michael Porter. (U. Harvard) Esto debido a que las fuerzas que explican nuestro crecimiento de los últimos años no son sostenibles porque no generan competitividad.

Destacó que es en política macroeconómica donde más progresos ha logrado el Perú, pero advirtió que no está invirtiendo lo suficiente en recursos humanos e infraestructura.

En este momento, Porter está en Lima dictando el seminario “Claves de una estrategia corporativa”, organizado por la Universidad del Pacífico.
Perú no tiene una política ni una estrategia de largo plazo en temas de competitividad y, por tanto, es una economía que no tiene un rumbo definido”.

“El Perú ha crecido mucho en los últimos años, pero ese crecimiento no se ha reflejado en beneficio de la mayoría de la población“.

“El Perú ha vivido una ilusión exportadora en los últimos años, porque esta variable se había incrementado por el aumento de precios de las materias primas en el mercado internacional, mientras que las exportaciones de productos con valor agregado y de servicios casi se han estancado”.
“En términos de tecnología Perú no ha avanzado en este siglo y no apunta hacia ninguna parte, y mas bien retrocede”.

“…al Perú no vienen inversiones para crear nuevas empresas, sino para comprar negocios ya existentes. La inversión extranjera debería estar construyendo nuevas fábricas, creando nuevas tecnologías y experiencias, pero eso no está sucediendo, lo cual es un signo peligroso porque significa que los inversionistas extranjeros que quieran construir fábricas no estan pensando en el Perú.

Ello obedece a nuestra baja productividad, competitividad y un entorno no muy favorable para hacer negocios. Esto tiene que ver con la PÉSIMA EDUCACIÓN, MAL SISTEMA DE SALUD, DEFICIENTE INFRAESTRUCTURA FÍSICA, LA PREOCUPANTE DESIGUALDAD SOCIAL, ALTO NIVEL DE CORRUPCIÓN Y ALTO GRADO DE INFORMALIDAD.” Además, manifestó que el débil sistema legal, la estabilidad política, la falta de eficacia de los derechos de propiedad y la excesiva burocracia para el sector privado juegan en contra nuestra.
“Estos son temas que debe de abordar el Perú si quiere ser atractivo y competitivo y para ello se requiere el aporte de todos”.
“El Perú atraviesa tiempos económicamente peligrosos, ello debido a que las fuerzas que explican el crecimiento de los últimos años no son sostenibles porque no generan competitividad. Es en política macroeconómica donde más progresos ha logrado el Perú, pero no está invirtiendo lo suficiente en recursos humanos e infraestructura”.

Si. dejar de ser una hoja al viento y realizar en serio un Plan Estratégico Nacional con la participación de todos los actores sociales a fin de determinar las prioridades que nos permitirán enfrentar el desarrollo global invirtiendo en Educación e Infraestructura.

Seminario “Claves de una estrategia corporativa”

El modelo económico depredador de Alan García Prof. Jimenez, PhD. PUCP

Nota:
Antes de esta lectura revisar: publicación sapoperu del 02.12.09 , Estupefactos de Cesar Hildebrant .
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20.12.09

El modelo económico depredador de Alan García



Por Félix Jiménez.

Economista Ph. D.

Profesor Principal PUCP


El presidente Alan García dice que Michael Porter “cometió un grave error porque repitió en Perú lo mismo que dice en otros países”.


Mutatis mutandis es su propio error pues su gobierno aplica la misma receta neoliberal recomendada para todos los países.


Podría decirse también que le ha dolido que le digan sus verdades.


¿Acaso no propuso, entre otras perlas, subastar las tierras comunales “ociosas”, reducir los impuestos a las empresas mineras, privatizar las funciones reguladoras del Estado y que los trabajadores accedan solo “progresivamente” a sus derechos laborales conculcados?


Le fastidia que le hagan notar que el modelo que su gobierno patrocina es primario exportador y que además promueve una competitividad exportadora basada en el “cholo barato”, sin educación de nivel y sin seguridad social.


Productividad y modernización en el período neoliberal


El desarrollo productivo tiene que ver con la innovación y modernización tecnológica de las actividades industriales y agropecuarias.


Pero Alan García cree que desarrollo productivo es «poner en valor» los recursos (forestales, agrícolas, mineros, marinos, etc.) entregándolos en concesión o vendiéndolos al capital extranjero.


Por eso defiende al modelo primario exportador, depredador de recursos naturales, de las comunidades y de los ecosistemas, y anhela una “explosión de las inversiones”.


Las inversiones no han modificado los bajos niveles de productividad que se registran desde fines de los años ochenta.

La productividad aumentó durante los años de industrialización hasta alcanzar un máximo en 1974-1975; después disminuyó significativamente. Su leve recuperación en los últimos cinco años no ha permitido superar los niveles que registró a inicios de los años 60s.


Las inversiones tampoco sirvieron para superar el estancamiento de la relación capital/trabajo registrado en las últimas décadas. Este importante indicador de modernización crece sostenidamente durante los años de industrialización para luego disminuir y estancarse, al igual que la productividad. Por lo tanto, en todo el período neoliberal no hay proceso alguno de modernización ni de cambio técnico que impacte al conjunto de la economía.


La ausencia de modernización, o de innovación y desarrollo tecnológico, también se confirma con el cambio en la composición de la inversión.


Entre 1950 y 1980, la participación de la inversión en maquinaria y equipo en la inversión total, fluctúa pero alrededor de una tendencia creciente; después pierde importancia relativa pues aumenta de modo notable la participación de la inversión en construcción (véase Gráfico 2).


Es claro entonces que la modernización de las economías de mercado no se logra con el predominio de las inversiones en construcción sobre las inversiones en maquinaria y equipo. Precisamente en este período la economía se reprimariza y terciariza.



Eficiencia de la inversión

La inversión pierde eficiencia en una economía primaria y terciarizada.

La eficiencia, como concepto macroeconómico, se mide con el ratio incremental capital producto (ICOR, por su sigla en inglés), que resulta de dividir el ratio de inversión neta a PBI entre la tasa de crecimiento económico. Cuanto menor es el ICOR, más eficiente es la inversión. En el período 1950 a 1975, se registra un ICOR de 1.9; lo que significa que para generar una tasa de crecimiento de 1% anual, se requería de una inversión nueva equivalente a 1.9% del PBI. Durante los años de neoliberalismo, 1990-2008, el ICOR es mayor e igual a 2.3.


La baja productividad y la disminución de la eficiencia de la inversión también se explican por la reducción del gasto del Estado. En los años en los que se alcanza el máximo porcentaje de inversión pública con respecto al PBI, la eficiencia de la inversión es mayor (se obtiene un ICOR menor) que en los años de reducciones drásticas de la inversión pública (1990-2008). La reducción del gasto del Estado, ha desmejorado la calidad de la infraestructura, de educación, de salud, afectando tanto la expansión de los mercados internos y la calidad de la mano de obra.

A modo de conclusión

El modelo exportador primario y basado en el «cholo barato» no sirve para aumentar la productividad y desarrollar el país.


Lo que se requiere es un nuevo proceso de industrialización, que se sustente en el procesamiento de los recursos primarios, en la expansión de los mercados internos mediante infraestructura y en esquemas de financiamiento nuevos mediante el desarrollo del mercado de capitales en moneda local.

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