jueves, 6 de mayo de 2010

Secuelas Por: Mirko Lauer

Jue, 06/05/2010

La presión del Apra sobre el Poder Judicial para que acelere los procesos vinculados a sus militantes va a aumentar. Alan García ya lo había reclamado un par de veces. Pero ahora el tema se vuelve casi un asunto interno del partido.

García ha actuado en base a una presunción de culpabilidad apoyada en indicios preocupantes, pero no sancionados por una investigación judicial. Los acusados del Apra van a exigir celeridad a un Poder Judicial que ha venido arrastrando los pies.
Como los audios con denuncias van a seguir saliendo al mercado, el Apra se va a enfrentar a un tema de equidad, en la forma de un reclamo de trato igual para situaciones iguales. Es decir que todo denunciado con indicios tendría que dejar su cargo dirigente o suspender su militancia.
No es nada descartable que lo sucedido produzca una aceleración del proceso de destapes dosificados en curso. Más todavía ahora que al efecto de demolición de la imagen del gobierno se ha añadido su conversión en mecanismo de zanjamiento de diferencias internas del Apra.
La atención del público se ha trasladado rápido de los destapes mismos a los efectos que estos van a ir teniendo sobre la marcha del aprismo, y por extensión del gobierno. El pedido de vacancia presidencial de los nacionalistas y el rumor de un adelanto de elecciones son sintomáticos de esto.
El escenario electoral del partido ha quedado comprometido. Se fortalece un poco la posibilidad de que el Apra simplemente no presente candidato al 2011 y se concentre en su campaña parlamentaria. Cada vez menos compañeros sienten deseos de candidatear en octubre.
No es descartable que estos sucesos les terminen de dar el margen de victoria a candidatos regionales no apristas en varios lugares donde la competencia está ajustada. No solo por el descrédito implícito, sino por la silenciosa división entre bandos apristas ahora más enconados que antes.
A pesar de que García es el obvio ganador de la jornada, hay facetas pírricas en su triunfo. Por ejemplo, se ha hecho mucho más evidente su dependencia respecto de sectores externos al Apra, algo que de acusarse tendrá efectos impredecibles sobre su imagen.
La caída en desgracia de Jorge del Castillo y Omar Quezada arrastra otras, no publicitadas pero efectivas, de un grupo de dirigentes debajo de ellos. Lo cual va a exigir un reacomodo de todos los actores por la vía asambleística, a la brevedad posible.
La conformación de un nuevo gabinete con rostros nuevos de independientes, que estaba en los planes de García, asume un rostro de castigo a los apristas, y en esa medida se vuelve más difícil de llevar adelante. Sobre todo si las cosas no se han terminado de arreglar para julio

Gabinete en la sobra Por: Augusto Álvarez

Jue, 06/05/2010


¿El tramo final requiere un premier ‘como’ Yehude?

El terremoto ocurrido en el Apra por la caída de los dos secretarios generales ha creado la oportunidad para que, en coincidencia con el tramo final del gobierno y la llegada de la temporada electoral, el presidente Alan García realice algunos reajustes en el partido y en el gabinete.
El aparato partidario aprista ha quedado descabezado por el paso al costado en la secretaría general que se vio obligado a dar Jorge del Castillo luego de que el presidente le planteara un ultimátum, y al que tampoco podrá evadir Omar Quezada.
Cuando se debe enfrentar dos elecciones importantes, la regional/municipal de octubre de este año y la presidencial/parlamentaria de marzo del 2011, el Partido Aprista debe ser consciente de que necesita reponer una dirigencia que no lo lleve a encarar ambos procesos como un pollo sin cabeza.
Una manera de resolver la crisis es, como ha adelantado Mauricio Mulder, recurriendo a los estatutos partidarios que prevén que, en caso de ausencia de los dos secretarios generales, la responsabilidad recae en la dirección política, cuyo presidente es el actual premier Javier Velásquez Quesquén.
Él fue el aprista que comunicó y defendió dentro de los turbulentos debates partidarios de los últimos días el pedido del presidente García para que se arrimen Del Castillo y Quezada. Ahora es, además, el dirigente más cercano a García. Tanto que los apristas cuentan el chiste de que el presidente mismo dice que ya no le consulta mucho al premier porque, cada vez que lo hace, la única respuesta que recibe es ‘lo que tú digas, Alan’.
En el partido también se habla que Velásquez Quesquén es el preferido de Palacio para ser el candidato aprista a la Presidencia. Y aunque a él le hubiera gustado postular a la presidencia de Lambayeque, la ley todavía se lo impide, por lo que ahora podría querer postular otra vez al Congreso con el fin de tener una posición expectante durante el siguiente lustro político.

Las condiciones pueden estar dadas, por tanto, para que Velásquez Quesquén asuma la conducción del partido durante las elecciones y se apreste a ser ‘candidato a algo’, lo que requeriría dejar el gabinete durante los próximos meses.
Pero la crisis actual no solo ha golpeado al partido sino también al gobierno, de un modo similar a lo que ocurrió en octubre del 2008 al estallar el escándalo de los petroaudios. Entonces, el presidente García convocó a Yehude Simon al premierato con el fin de ayudarlo a limpiar el salpicado producido por la grave denuncia de corrupción.

Quizá ahora podría aplicar la misma receta, convocando a un independiente a la PCM que podría ser alguien que ya esté en el gabinete –como Mercedes Aráoz– o fuera del mismo, como un político no aprista que no esté en actitud de ser candidato a algo en las próximas elecciones.