martes, 23 de marzo de 2010

La cambiante moda geopolítica Por: Oswaldo de Rivero


En los años setenta, la moda geopolítica era que Europa disputaría el poder mundial a los Estados Unidos y a la Unión Soviética.
En los ochenta, era que las empresas japonesas terminarían por comprar todos los Estados Unidos y el Japón se convertiría con su poder económico en LA PRIMERA potencia mundial.
Ahora, la moda es que la China será pronto la nueva superpotencia, pero no se sabe de qué China se habla.
Si es la del milagro económico, que ha logrado una nueva clase media de unos 200 millones, o de la otra China, la de los 800 millones de pobres, hundida en un desastre ecológico colosal, gobernada por un partido comunista que mantienen a sus proletarios con los más bajos salarios del mundo y además censura Google para que no se conozca el descontento.
Cualquiera que sea la China de la que se hable, ésta tiene una economía que es la mitad de la de los Estados Unidos y una renta per cápita que es un catorceavo de la que tienen los americanos.
En cuanto a su poderío militar, éste no es sólo tecnológicamente inferior al de los Estados Unidos, sino también, al de Rusia, Francia y la Gran Bretaña.
Con la moda de China “superpotencia” viene la moda del decline de los Estados Unidos.
Sin duda, éste ha perdido poder debido a la crisis y a las guerras asimétricas de Afganistán e Irak, pero esto no quiere decir, que ha dejado de ser la única superpotencia porque sigue teniendo supremacía militar.
Además, su economía, a pesar de la crisis, sigue siendo la más grande del mundo. Pero sobre todo, es el país con el mayor desarrollo científico-tecnológico, que es lo más importante hoy para mantener hegemonía mundial.
Como se puede apreciar los analistas que producen la cambiante moda geopolítica compiten como modistos siempre con novedades para exhibirlas en una pasarela intelectual donde no desfila la realidad sino la exageración.
Los que dictan la moda geopolítica deberían exagerar menos y viajar más. Si lo hacen verían un mundo globalizado que se fragmenta con el incremento de la desigualdad social, de los conflictos étnicos y religiosos, del terrorismo, de la delincuencia global y de la degradación ecológica. Comprobarían que ninguna gran potencia está ahora interesada en comprarse el pleito de poner orden a todo esto.
Y además que los arsenales nucleares y convencionales de los Estados Unidos, Rusia, Gran Bretaña, Francia y China han perdido su sentido estratégico debido a que estas fragmentaciones sociopolíticas y ecológicas globales no se resuelven con disuasión nuclear ni intervención armada convencional. Y, es por eso, que es irrelevante que surjan o no nuevas potencia que no pueden poner orden en un mundo.
Y también, es por eso, que el mundo no marcha hoy hacia ningún orden, ya sea unipolar, bipolar o multipolar, sino hacia un total desorden apolar, donde las grandes potencias brillan por su impotencia ante los feroces conflictos civiles, los genocidios, el terrorismo, la crisis económica y el cambio climático

Dos estafas más y otra por venir Por Nicolás Lynch

Mar, 23/03/2010 - 19:25

La estafa educativa de un tiempo a esta parte se ha convertido en moneda corriente en nuestro país. El martes pasado la Comisión de Educación del Congreso volvió a cometer dos latrocinios más y está a punto de consumar un tercero. Se aprobaron los proyectos de creación de la Universidad de Frontera sobre la base de la sucursal en Sullana de la Universidad Nacional de Piura y de la creación también de la Universidad Nacional Tecnológica de Chota, parece que sobre la base de la sucursal respectiva de la Universidad Nacional de Cajamarca y el Instituto Superior Tecnológico de Chota. Asimismo, el martes 23 se va a discutir la creación de la Universidad Nacional de Ciencia y Tecnología sobre la base del Instituto Científico y Tecnológico del Ejército. ¡Qué tal avalancha de universidades!
Nos acercamos a las cien universidades con más de 600,000 estudiantes en ellas, que reciben no una mala –eso sería una calumnia– sino una pésima educación en la gran mayoría de los casos y nos atrevemos a seguir creando universidades. Es más, lo hace una Comisión del Congreso que ni siquiera tiene el coraje de discutir soluciones de fondo para la debacle universitaria y que más parece un grupo encargado de tramitar intereses particulares.
Lo primero que dicen los expertos en el tema de la educación superior es que no necesitamos más universidades, especialmente públicas, peor todavía si se trata de universidades de un origen perverso como es la satisfacción de una clientela política. Más aún, no hay profesores mínimamente calificados para las universidades que ya existen, ¿de dónde van a sacar profesores para nuevas universidades? Hace unos años un Ministro de Economía al observar mi preocupación sobre el tema me dijo: “de qué te preocupas, en el MEF no vamos a agregar un centavo al presupuesto universitario, seguirá la misma torta sólo que con más comensales”. Al cinismo del MEF se agrega el cinismo de los políticos que solo piensan en engordar su bolsa de votos preferenciales.
Algunos rumores políticos dicen que se trata de dos regalitos para clientelas apristas, otros que se han repartido en asunto “miti-miti” uno para los apristas y otro para los nacionalistas. Sería bueno que los responsables políticos le aclaren al público esta situación. ¿Y el Ejército para qué necesita universidad, peor todavía a partir de un tecnológico, si las escuelas militares ya tienen nivel universitario? ¿O se trata de pegarle otra mordida al presupuesto público, en esta danza macabra de repartirnos un bien limitado?