martes, 20 de abril de 2010

El Perú necesita gente decente

Mar, 20/04/2010 - 00:25

Gracias a una fina cortesía del gobierno de Alan García.

Augusto Álvarez Rodrich
Como no hay mal que por bien no venga, y como si fuera una fina cortesía del gobierno de Alan García, el agravamiento de la indignación ciudadana por el recrudecimiento de la corrupción y de la impunidad puede generar, dentro de todo, algún beneficio social.
Uno es que la corrupción ha recuperado primacía en la agenda ciudadana como consecuencia de hechos como la lentitud con que (no) avanza el caso ‘petroaudios’ –en el que, dieciocho meses después de destapado, ‘no pasa nada’– o la impunidad para José Enrique Crousillat, quien hoy cumple 43 días prófugo sin que parezca que lo están buscando realmente.
La revalorización ciudadana de la importancia de la corrupción coincide con el gobierno del presidente García. En el año 2006, según Ipsos-Apoyo, el 36% la percibía como el principal problema y el 61% le daba esa posición a la falta de trabajo.
Pero cuatro años después esto se ha invertido: la corrupción está ahora primera con 47% y el desempleo segundo con 40%. Algún oficialista lo interpretará como una mejora de la situación económica de la población, pero la verdad es que, si bien ha existido progreso en este lustro, más ha crecido la indignación por la sensación de profundización de la corrupción y de la impunidad cuando los implicados son amigos del gobierno.
La percepción de que la coima es un criterio crucial en las decisiones del gobierno constituye un fenómeno negativo que siempre tiene consecuencias sociales y políticas importantes. Por ejemplo, en la evaluación del desempeño del presidente García, cuya aprobación actual es de 27% y la desaprobación de 67%. El principal motivo de los que lo desaprueban, con 43%, es ‘porque hay mucha corrupción en su gobierno’. LQQD.
Esto también podría tener consecuencias electorales. Por lo pronto, explica la delantera de Lourdes Flores en la carrera municipal gracias a su ‘lucha decencia versus corrupción’. Y si la sensación de impunidad se agrava, podría reforzar la voluntad ‘antisistema’ que beneficie en la elección presidencial al candidato percibido como más radical, tal como Ollanta Humala.
A quien, en cambio, no va a beneficiar lo ocurrido sería a Jorge del Castillo, a quien después de las denuncias de Panorama de anteanoche y de Prensa Libre de anoche ya no le convendría postular a la Presidencia sino al Congreso para conservar la inmunidad que lo proteja de acabar en su San Tocayo durante el lustro siguiente.
En todo caso, parece que el lema de Proética ‘el Perú necesita gente decente’ se va a poner de moda en las próximas elecciones, y eso sería, en medio de todo, una buena noticia. Que sepamos distinguir quién lo es, ya es otra cosa distinta.

Amigotes en su salsa Por. Nicolas Lynch


Mar, 20/04/2010
Nicolás Lynch

El escándalo de BTR nos lleva por el túnel de tiempo a la manera como manejaban el país Fujimori y Montesinos.
Un aparato de inteligencia con vínculos públicos y privados, un grupo de grandes empresas ansiosas por participar en el saqueo del mercado peruano, un gran hacedor en la cúpula del poder que pretende manejar a unos y otros, así como eventuales chivos expiatorios que habiendo también pecado, si no delinquido, deben repartirse alternativamente el peso de las culpas de acuerdo a los designios del gran jefe.
El objetivo, como antes, controlar el poder por la vía de una red mafiosa y con la plata que brindan los negocios a su amparo, más allá de los plazos legales para ocuparlo, de manera que algunos pocos continúen con sus ingentes ganancias a costa del Perú mientras otro cumple con sus sueños de ser o controlar al mandón de turno.
La novedad inmediata es el escándalo, el peligro en este tipo de manejos, que no hace sino expresar las agudas disputas por diferentes porciones del poder, político y económico, entre distintos grupos de la red mafiosa. En estos negocios, donde se mezclan tan íntimamente economía y política, la hipótesis recurrente es que tiene que haber un desacuerdo sobre pagos. Quién le pagó qué a quién y cuándo. De lo contrario no entendemos la persistencia del escándalo y la continuación de los destapes.

Asimismo, en el extremo, el acuerdo o desacuerdo sobre quién debe ser el gran hacedor. ¿Garantiza el jefe actual los intereses comunes de los saqueadores o preferirían estos últimos algún reemplazo? No lo sabemos.

La extensión también es un dato fundamental. Por lo que aparece podrían estar implicados los tres poderes del Estado.
Ex ministros que aclaran al infinito, Presidente que pugna por administrar el asunto, congresistas que intercambian acusaciones, comisiones investigadoras frustradas, jueces y fiscales que pierden y encuentran pruebas, policías en situaciones incómodas, etc, etc.
Un desorden en las alturas que en época preelectoral podría afectar seriamente las intimidades que sostienen el actual modelo neoliberal.
Cuánto de este capitalismo de amigotes tocará las elecciones venideras es ahora el tema en cuestión. Ya se ha denunciado la intervención de BTR en las elecciones de 2006 ¿por qué no pasaría algo similar el 2011? Lo que sí nos queda claro por el momento es que esta es la forma cómo se gobierna el Perú y estos son los manejos que hay que erradicar si queremos algún futuro para nuestra patria.