jueves, 15 de abril de 2010

¿Pinchi Pinchi, dijo?

Jue, 15/04/2010

Augusto Álvarez

Balance político (preliminar) de los petroaudios.

A la ministra Nidia Vílchez la pudo haber traicionado el inconsciente cuando dijo que Giselle Giannotti “es una suerte de Pinchi Pinchi”, pues –cómo olvidarlo– fue ‘la Pollito’ quien filtró el video Kouri-Montesinos que desnudó al fujimontesinismo y produjo su colapso.

‘Todo iba bien’ hasta que Giannotti decidió hablar quizá porque, al término de la indagación judicial, no le cumplieron lo que alguien le ofreció y, entonces, optó por recordar el efecto demoledor y letal que pueden tener sus palabras.


Pero aunque Giannotti no va a ser la Pinchi Pinchi del Apra, sus declaraciones –a La Primera, a la jueza y a El Comercio– no se pueden tomar a la ligera. Sin dejar de considerar que, por ser una procesada, su versión es interesada, habría que ser ingenuo para escucharla con silbada y mirada al techo. Del mismo modo como tampoco se puede creer a pie juntillas –cual japista disciplinado– la versión también interesada de Jorge del Castillo.


De ser cierto, lo que Giannotti dijo sería muy grave pues alude a una red diversificada de corrupción que, entre otros beneficiarios, tendría al ex premier Del Castillo para el financiamiento de su campaña. Eso lo deberá investigar y dilucidar la justicia, a pesar de la dificultad creada por el ‘comando control, alt, delete’ cuya misión fue destruir las pruebas del delito.


Mientras tanto, es muy profundo el deterioro institucional y la mella en la confianza ciudadana desde que, hace dieciocho meses, se produjo este destape periodístico de corrupción. Por ejemplo, en el sistema de administración de justicia en su conjunto –Poder Judicial, Ministerio Público, etc.– por mostrar no solo lentitud interesada sino voluntad de fraude al adulterar las pruebas del delito. Lo ocurrido también agrava la desconfianza que suele generar la Policía, mientras la empresa privada vuelve a aparecer originando un hecho de corrupción.


El Apra, por su parte, ahondó su imagen negativa por culpa de algunos de sus miembros, pero esta podría agravarse si, como lo vislumbró anteayer su bancada, blindan a Del Castillo con enredos en los que sí son maestros. En cualquier caso, la perspectiva del ex premier es oscura y quizá ya no le convenga postular a la Presidencia sino seguir en el Congreso para conservar la inmunidad que lo proteja de acabar en San Tocayo.
En la prensa, el balance es variado. Dentro de sus posibilidades, algunos hicieron su trabajo bien. Dentro de sus imposibilidades, algunos produjeron náusea al prestarse a campañas perversas como la que quiso vincular al abogado Alberto Varillas –y, por añadidura, a su esposa la periodista Rosa María Palacios– con el chuponeo. Ya se sabrá quién los ‘motivó’, pero no deja de ser interesante que, hace apenas tres días, el escudero de Del Castillo, Aurelio Pastor, mantuviera invicta su vocación de defensa extemporánea de mentiras como esta en una columna periodística.