domingo, 27 de diciembre de 2009

La Navidad de Alan García

27.12.09

La Navidad de Alan García Raúl Wiener Analista
Para los que empezaban a reducir la política peruana a la aparente disyuntiva entre Castañeda, Keiko, Ollanta, o el outsider misterioso; Alan García acaba de hacerles recordar cuál será el personaje dominante de los próximos meses.
Más aún, ha ratificado que las fiestas de fin de año no son una tregua, sino el mejor momento para tomar decisiones sorpresivas o desatar debates, justamente cuando algunos periodistas cierran sus programas y suspenden o adelantan sus columnas, seguros que aquí no pasará nada. Pero pasa.
El 22 de diciembre García hizo lo que sus aliados de la derecha temían desde que decidieron apoyarlo para la segunda vuelta: tomar en sus manos el Ministerio de Economía, colocando como ministra a una dama que ha dado las más notables muestras de una ambición de poder que sobrepasa largamente sus virtudes intelectuales y que sabe perfectamente a quién debe los puestos que ha venido ocupando. No es que Carranza fuese el freno de los excesos del presidente. Ese Carranza desapareció hace mucho y, si se quiere una prueba, ahí están los asuntos del tren eléctrico y los tanques chinos para confirmar que el doctor no de Toledo se ablandó tremendamente bajo la sombra de García.
Pero en todo caso era un ministro que algún prestigio profesional de banquero tenía que guardar.
Para Mechita su prestigio consiste en ser parte del gabinete y eso es lo que va a tratar de mantener. Lo que es perfectamente sabido por García. Y en esto no hay machismo ni prejuicio alguno, sino mera interpretación de los roles de cada uno. Algo más.
Es evidente que García ha aprovechado el grado de inversión recibido de Moodys que Carranza lustraba como propio. El presidente no sólo se lo ha quitado de las manos sino que ha desafiado a la agencia que se lo otorgó, premiando mucho más que su desempeño (0% de crecimiento en el 2009), su fidelidad al neoliberalismo en plena crisis, y que sabe que no podrá retirárselo a corto plazo. Ahora el de García es un gobierno certificado, con una ministra de papel. Pero ahí no acaban los temas de la semana.
Para que entendamos de qué se trata, García se ha lanzado a una cruzada de cuño fujimorista sobre el Congreso, aprovechando el desgaste de esta institución. Ahora el presidente que cobró más de 2 millones en devengados que no le correspondían va a luchar contra los sinvergüenzas de la Plaza Inquisición que comen demasiado pollo o se hacen lavar los pies.
Todas las encuestas advierten que nadie defenderá al Congreso si lo cierran y García se ofrece, por supuesto. Abajo los políticos corruptos grita el más corrupto de nuestros políticos. De pronto estamos ya embarcados en una discusión sobre si el Congreso puede o no disolverse, como si se tratara de salvar el puesto de los actuales; o si la renovación a mitad de período y el voto voluntario fueran a evitar la corrupción galopante y el descrédito de la política peruana.
Pero usando la maquinaria del poder y la complicidad de los medios se puede decidir agendas que sirvan para que el país se acuerde quién es el director de la orquesta.
Al final, volvemos a tomar nota que el presidente no puede decidir quién será su sucesor, per≠o sí tiene poder como para manipular el proceso y alterar la voluntad del voto.

FARRA MILIAR EN EL PERÚ

27.12.09

Farra militar Por Fernando Rospigliosi

El gobierno pretende dedicar cientos de millones de dólares no solo para tanques chinos sino para muchas armas más. El desarme de Alan García resultó una farsa.

La abrupta renuncia del ministro de Economía Luis Carranza ha sido ampliamente interpretada como un rechazo a regresar a una política de gastos fiscales desbocados que trataría de aplicar el presidente Alan García.
Muchos se han referido a la utilización del presupuesto público con fines electorales. Se trataría de una política populista de regalar cosas a la gente con la intención de ganar simpatías electorales el 2010 y 2011.
Mirko Lauer critica a los críticos por oponerse al gasto social y llama al gobierno a no desoír los reclamos de los más necesitados. Total, argumenta, el gasto no siempre se traduce en votos. (“La farra electoral, teoría y práctica”, La República, 25.12.09).
Pero quizás no se trató solamente de la oposición de Carranza a las exoneraciones en la sierra o el aumento del gasto social, sino también –tal vez sobre todo– a la farra militar.
Juerga en grande
Ángel Páez ha publicado una detallada relación de compras militares de más de 540 millones de dólares que incluyen adquisición y reparación de aviones para la Fuerza Aérea, misiles superficie-superficie para la Marina, lanzadores de misiles tierra-tierra y antiaéreos para el Ejército. (“Gobierno refuerza la compra de equipo bélico”, La República, 24.12.09).
A lo que hay que añadir los tanques chino paquistaníes Al-Khalid cuyo costo se estima en unos 500 millones de dólares.Páez precisa que desde el 2008 se acabó la transparencia de los gastos militares. La política de transparencia fue una de las recomendaciones de la comisión de reforma militar que encabezó el entonces premier Roberto Dañino el año 2002 y que se empezó a aplicar en el gobierno de Alejandro Toledo.
Era indispensable, después del robo monumental en el corrupto gobierno de Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos, en el que los cabecillas militares y civiles se embolsicaron decenas de millones de dólares de coimas en compras de armas, muchas de ellas de mala calidad o en mal estado.
Ahora el gobierno aprista ha vuelto al mismo secretismo del fujimorismo, confidencialidad que no tiene como propósito que nuestros vecinos no se enteren de las adquisiciones –hoy en día eso es imposible de esconder– sino que el público peruano no sepa ni cuánto ni cómo se gasta en armas.
Y para ocultar la corrupción que esconden las “patrióticas” compras bélicas.
Tanques innecesarios
Lo más escandaloso es, de lejos, el tanque chino paquistaní Al-Khalid. Como se ha explicado en esta columna (“Al-Khalid”, 13.12.09 y “Compra sospechosa”, 24.5.09), el territorio peruano es inadecuado para el uso de tanques (aunque algún adulón profesional y franelero de alquiler intente sostener lo contrario). Las armas defensivas con las que ya cuenta el Ejército son más que suficientes para disuadir cualquier amenaza externa.
Además, el Al-Khalid chino pakistaní es una confección para el tercer mundo, claramente inferior al Leopard 2 que tiene Chile. El único blindado chino que puede competir con los tanques occidentales y rusos es el ZTZ 99.
El Ejército chino, por supuesto, no tiene tanques Al-Khalid.
Por último, está grotescamente sobrevaluado.
“Terminar con el doble discurso”
Una de las paradojas más notables de esta situación es que hasta pocos días antes de que se destapara la compra de armas el presidente Alan García encabezó una cruzada por el desarme en América Latina.
Incluso tuvo la desfachatez de entrevistarse con el papa Benedicto XVI para hablar del tema. Y a la salida del Vaticano hizo declaraciones rotundas: “¿Qué pobreza vamos a combatir si estamos dilapidando el dinero de los pobres en armas?”, preguntó.
“No tiene ninguna lógica, hay que terminar con ese doble discurso”. (“García habló con el Papa sobre desarme en América Latina”, El Comercio, 1.12.09).
Y con la desvergüenza que lo caracteriza añadió que si se compran armas “deben ser siempre defensivas”. “No pueden ser ofensivas, invasivas, destructoras, porque entonces los países pasan a ser amenazantes o imperialistas”.
Hizo estas declaraciones apenas una semana antes de que, por orden suya, se presentaran en el desfile militar en Lima los tanques que van a comprar, una típica arma ofensiva.
Experiencia de gobierno
Lo que no se le puede negar a García es experiencia en el tema. Carlos Malpica publicó un documentado libro sobre la reducción de la compra de aviones Mirage 2000 anunciada por García el 28 de julio de 1985. (“Pájaros de Alto Vuelo. Alan García, el BCCI y los Mirage”, 1993).
Según Malpica, se trató de un negociado de García urdido con un traficante de armas libanés, Abdul Rahman El Assir.¿
Se repetirá la historia?

La renovación que Alan García necesita

27.12.09

La renovación que Alan García necesita Por Augusto Álvarez R.

La iniciativa presidencial para mejorar el Congreso. El gobierno sostiene que no busca disolver el Congreso sino la reforma constitucional, pero es tan fofa su propuesta para mejorar la calidad del Parlamento, y tan entusiasta el golpeado de pecho tipo King Kong por su posible cierre, que es legítima la sospecha sobre lo que realmente quiere el presidente Alan García con esta movida.

Su iniciativa para la renovación parcial del Congreso a mitad del período, como mecanismo de presión para el buen desempeño parlamentario, es interesante pero no tendría gran efecto si su aplicación está aislada de una reforma más integral de la política, que vaya desde el financiamiento electoral hasta los instrumentos de control ciudadano de las autoridades.
Como García no tiene los votos suficientes en el Congreso, ha amenazado con disolverlo según lo previsto en la Constitución. Más allá del quilombo legal de estos casos, incluyendo la conveniencia de hacer cuestión de confianza sobre una reforma constitucional, es crucial entender qué quiere realmente el presidente, especialmente cuando –como se sabe– se gana popularidad atacando a una entidad desprestigiada –pero sin duda indispensable para la democracia– como el Congreso.
El objetivo de presionar al parlamentario para que trabaje bien y no robe es loable, pero se debiera evaluar el costo –político, económico e institucional– de un enfrentamiento Ejecutivo-Legislativo a un año y medio de terminar el período.
También, si el presidente puede contribuir a lo mismo de otras maneras. Una forma a la que aún no ha recurrido es con el ejemplo para promover la sanción a sus compañeros que delinquen en lugar de, como ha hecho hasta ahora, encubrirlos.
Desde el apoyo a Tula Benites cuando contrató al fantasma, hasta su intento por minimizar y enjuagar el financiamiento indebido de Luis Alva Castro a shows privados, pasando por seguir compartiendo mesa en Palacio –como esta semana para el planeamiento aprista– con los mantenidos por Alas Peruanas o los visitantes asiduos de la suite de Fortunato Cannaán, el presidente García no ha ayudado a cortar corruptelas sino a su proliferación por silbar y mirar al techo cuando estas se ampayan.Antes que renovaciones del Congreso para ganar popularidad, el presidente García debiera renovar su actitud cuando se agarra a un aprista parlamentario con las manos en la masa. ¿Volverán a estar en la lista de candidatos del 2011 los que se mancharon en este lustro?
Esa renovación presidencial legitimizaría su supuesta indignación por un Congreso mamarrachento y tendría, sin duda, un efecto más efectivo en la mejora de su calidad, así como en su propia credibilidad.