domingo, 27 de diciembre de 2009

FARRA MILIAR EN EL PERÚ

27.12.09

Farra militar Por Fernando Rospigliosi

El gobierno pretende dedicar cientos de millones de dólares no solo para tanques chinos sino para muchas armas más. El desarme de Alan García resultó una farsa.

La abrupta renuncia del ministro de Economía Luis Carranza ha sido ampliamente interpretada como un rechazo a regresar a una política de gastos fiscales desbocados que trataría de aplicar el presidente Alan García.
Muchos se han referido a la utilización del presupuesto público con fines electorales. Se trataría de una política populista de regalar cosas a la gente con la intención de ganar simpatías electorales el 2010 y 2011.
Mirko Lauer critica a los críticos por oponerse al gasto social y llama al gobierno a no desoír los reclamos de los más necesitados. Total, argumenta, el gasto no siempre se traduce en votos. (“La farra electoral, teoría y práctica”, La República, 25.12.09).
Pero quizás no se trató solamente de la oposición de Carranza a las exoneraciones en la sierra o el aumento del gasto social, sino también –tal vez sobre todo– a la farra militar.
Juerga en grande
Ángel Páez ha publicado una detallada relación de compras militares de más de 540 millones de dólares que incluyen adquisición y reparación de aviones para la Fuerza Aérea, misiles superficie-superficie para la Marina, lanzadores de misiles tierra-tierra y antiaéreos para el Ejército. (“Gobierno refuerza la compra de equipo bélico”, La República, 24.12.09).
A lo que hay que añadir los tanques chino paquistaníes Al-Khalid cuyo costo se estima en unos 500 millones de dólares.Páez precisa que desde el 2008 se acabó la transparencia de los gastos militares. La política de transparencia fue una de las recomendaciones de la comisión de reforma militar que encabezó el entonces premier Roberto Dañino el año 2002 y que se empezó a aplicar en el gobierno de Alejandro Toledo.
Era indispensable, después del robo monumental en el corrupto gobierno de Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos, en el que los cabecillas militares y civiles se embolsicaron decenas de millones de dólares de coimas en compras de armas, muchas de ellas de mala calidad o en mal estado.
Ahora el gobierno aprista ha vuelto al mismo secretismo del fujimorismo, confidencialidad que no tiene como propósito que nuestros vecinos no se enteren de las adquisiciones –hoy en día eso es imposible de esconder– sino que el público peruano no sepa ni cuánto ni cómo se gasta en armas.
Y para ocultar la corrupción que esconden las “patrióticas” compras bélicas.
Tanques innecesarios
Lo más escandaloso es, de lejos, el tanque chino paquistaní Al-Khalid. Como se ha explicado en esta columna (“Al-Khalid”, 13.12.09 y “Compra sospechosa”, 24.5.09), el territorio peruano es inadecuado para el uso de tanques (aunque algún adulón profesional y franelero de alquiler intente sostener lo contrario). Las armas defensivas con las que ya cuenta el Ejército son más que suficientes para disuadir cualquier amenaza externa.
Además, el Al-Khalid chino pakistaní es una confección para el tercer mundo, claramente inferior al Leopard 2 que tiene Chile. El único blindado chino que puede competir con los tanques occidentales y rusos es el ZTZ 99.
El Ejército chino, por supuesto, no tiene tanques Al-Khalid.
Por último, está grotescamente sobrevaluado.
“Terminar con el doble discurso”
Una de las paradojas más notables de esta situación es que hasta pocos días antes de que se destapara la compra de armas el presidente Alan García encabezó una cruzada por el desarme en América Latina.
Incluso tuvo la desfachatez de entrevistarse con el papa Benedicto XVI para hablar del tema. Y a la salida del Vaticano hizo declaraciones rotundas: “¿Qué pobreza vamos a combatir si estamos dilapidando el dinero de los pobres en armas?”, preguntó.
“No tiene ninguna lógica, hay que terminar con ese doble discurso”. (“García habló con el Papa sobre desarme en América Latina”, El Comercio, 1.12.09).
Y con la desvergüenza que lo caracteriza añadió que si se compran armas “deben ser siempre defensivas”. “No pueden ser ofensivas, invasivas, destructoras, porque entonces los países pasan a ser amenazantes o imperialistas”.
Hizo estas declaraciones apenas una semana antes de que, por orden suya, se presentaran en el desfile militar en Lima los tanques que van a comprar, una típica arma ofensiva.
Experiencia de gobierno
Lo que no se le puede negar a García es experiencia en el tema. Carlos Malpica publicó un documentado libro sobre la reducción de la compra de aviones Mirage 2000 anunciada por García el 28 de julio de 1985. (“Pájaros de Alto Vuelo. Alan García, el BCCI y los Mirage”, 1993).
Según Malpica, se trató de un negociado de García urdido con un traficante de armas libanés, Abdul Rahman El Assir.¿
Se repetirá la historia?