viernes, 6 de agosto de 2010

Al mal paso darle prisa

Al mal paso darle prisa
Vie, 06/08/2010 - 05:00

Por Augusto Álvarez R.

Los cambios ministeriales para el último tramo.
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La información publicada en este diario de que anteayer, durante la sesión del consejo de ministros, todos los integrantes del gabinete pusieron sus cargos a disposición del Presidente, y de que habría por lo menos seis cambios en el equipo, es una señal de que se está acercando el momento de los relevos ministeriales para encarar el tramo final de este gobierno.
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El catalizador de los relevos es la renuncia de los ministros que aspiran a postular en las elecciones del año 2011.
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Este diario especuló con seis cambios para reemplazar a dos aspirantes a la presidencia –el premier Javier Velásquez Quesquén y Nidia Vílchez (Mujer)– y cuatro al Congreso: Adolfo de Córdova (Agricultura), Óscar Ugarte (Salud), Octavio Salazar (Interior) y Martín Pérez (Comercio Exterior).
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Sobre el destino de la ministra de Economía, Mercedes Aráoz, la misma versión señala que el presidente Alan García la habría instado a que decida pronto si permanece en el MEF hasta el final del gobierno o se lanza a una candidatura.
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Por lo pronto, después del amago que realizó hace un mes cuando dijo que estaba pensando postular a la Presidencia, ella misma se ha encargado de dar señales de haber dado marcha atrás en dicho propósito: “De mis palabras soy dueña y yo ya metí la pata una vez y ahora me quedo callada”, comentó anteayer cuando los periodistas le pidieron una respuesta sobre su futuro laboral.
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Al margen de los que deban dejar el gabinete para ser candidatos, estos cambios crean la oportunidad para hacer otros reajustes para afinar el equipo con miras al tramo final del gobierno. Asimismo, está pendiente el nombramiento del primer ministro de Cultura del país luego de la reciente creación de esta nueva entidad.
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Lo cierto es que, de todas maneras, habrá cambios en el gabinete. ¿Qué le conviene más al Presidente? ¿Esperar hasta la última fecha establecida por la ley para la renuncia a un cargo público de los que deseen ser candidatos, en octubre próximo, o realizarlos cuanto antes?
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Quizá lo mejor sea proceder a los relevos ministeriales cuanto antes con el fin de no proyectar una sensación de precariedad de gestión por un gabinete donde la mitad de sus miembros está con la cabeza en otro lado, pero también sería necesario asegurar la capacidad operativa para no perder el paso, lo cual requeriría que se queden varios ministros vinculados a la ejecución de las obras previstas para el tramo final de este quinquenio político.

LA CAPTURA DEL ESTADO. Por. Dr.. SINESIO LÓPEZ

La captura del Estado Por Sinesio López J. 06/08/2010


Lourdes Flores sostiene que el montesinismo, al que diferencia del fujimorismo, pretende capturar nuevamente el Estado.
La tesis contiene, por lo menos, dos errores:
En primer lugar, la diferenciación y la separación de Fujimori y Montesinos (políticamente siameses) constituye una burda operación típicamente fujimorista. A través de ella se busca limpiar a Fujimori de todos los crímenes y de la corrupción. El dictador es presentado como un estadista mientras que Montesinos es el corrupto y el asesino. El Chino, se dice además, desconocía las maldades y corruptelas de Montesinos. ¿Por qué Lourdes se traga ese sapo gigante?
En segundo lugar, la pretensión fujimontesinista de capturar el Estado es equívoca pues presenta a éste como autónomo y como si no estuviera ya capturado por los poderes fácticos (los organismos financieros internacionales, los inversionistas extranjeros, la burguesía local, los medios, las FFAA).
Luego del colapso de la economía, del Estado y de los partidos, los poderes fácticos capturaron el aparato estatal en alianza con el fujimontesinismo que controlaba el gobierno, pusieron orden en la economía a través de los programas de estabilización y de las reformas estructurales y organizaron un Estado neoliberal cleptopatrimonialista para repartirse el botín: los organismos financieros internacionales se alistaron para cobrar su deuda, los grandes inversionistas para obtener la tajada de león de la renta minera y de hidrocarburos y el fujimontesinismo y la alta burocracia (civil y militar) para asaltar el fisco en beneficio propio. La captura se concentró principalmente en los aparatos económicos del Estado (MEF, SBS, BCR, SUNAT, etc.), en la cúpula de las FFAA (hoy casi toda en prisión), del Poder Judicial y del sistema legal (CNM, TC) y culminó con el blindaje de los primeros a través de la Constitución de 1993, las leyes y los procedimientos administrativos ad hoc.
La repartija se organizó en los aparatos económicos del Estado a través de las privatizaciones, de las concesiones, de las políticas económicas, de las coimas y de las comisiones diversas. Los poderes fácticos (unos más que otros) y los aparatos estatales capturados (la alta burocracia civil y militar) y la cúpula del gobierno (Fujimori y Montesinos) participaron en el asalto. El blindaje legal y las formas de decisión y de gestión (concentradas en la cúpula del poder, decretos de urgencia, hiperactivismo legislativo del Ejecutivo por delegación de facultades, autoritarismo en la aplicación de políticas) otorgaron cierta autonomía al Estado neoliberal, no frente a las élites privadas de las que dependía, sino frente a la presión de la sociedad y al escrutinio público y le permitieron evadir la accountability (rendición de cuentas).
El resto de los aparatos del Estado (el grueso de la burocracia civil y militar, la policía, el PJ) que despliega las políticas sociales (salud, educación y otros servicios), ejerce la justicia y ofrece la seguridad interna, fueron mantenidos en la ineficiencia y en la inopia. Para atender los problemas de la pobreza sólo se dedicaron 200 millones de dólares cada año. El monto mayor (600 millones de dólares al año entre 1993 y 2000) provenía de préstamos del Banco Mundial y del BID. ¿Qué ha cambiado del Estado neoliberal capturado después de la caída de Fujimori? Muy poco. Han cambiado los gobiernos (Paniagua, Toledo y García) y se ha reducido la corrupción en unos gobiernos más que en otros, pero la captura del Estado continúa, su estructura sigue siendo la misma, las coaliciones de los poderes fácticos con las cúpulas de los gobiernos se mantienen, el blindaje de los aparatos económicos se ha petrificado y la repartija corrupta se hace con descaro.
En resumen, el Estado cleptopatrimonialista se mantiene, pero los gobiernos, como es lógico, cambian. En esa lógica, el fujimontesinismo pretende volver al gobierno para participar en la captura del Estado.

CESAR HILDEBRANDT SOBRE SU HERMANA MARTHA

CESAR HILDEBRANDT SOBRE SU HERMANA MARTHA

ASUUUU, bastante fuerte, pero creo que sincero.....y el que dice la verdad no miente ...Uds que dicen???.

La doctora Martha Hildebrandt Pérez Treviño –es decir una de las hijas con que mi prolífico y algo distraído padre aderezó el mundo– se ha sentido ofendida por lo que escribí de ella en este diario acogedor que me aguanta y que encima me paga.

No veo por qué ofenderse, hermanita, cuasi hermana, sacha hermana, semi frattella, half sister.

Sólo dije lo que de ti piensa todo el mundo: que eres una oportunista de siete suelas, una rabona que va mudando de paisaje pero no de oficio a medida que las tropas avanzan y cambian los generales pero no tu arrastradera.

Y que, además, eres la única parlamentaria virgen en cuanto a proyectos de ley presentados –has tenido el morro de no presentar ninguno– y una de las más recalcitrantes cobradoras del bono de escolaridad cuando lo cierto es que tu única hija limita ya con la menopausia.

Fuiste la amante reseca del general Velasco mientras te dio trabajo. Cuando fue derrocado te olvidaste de él y merodeaste por la casa de Morales Bermúdez, que tenía órdenes de no darte bola.

Durante el segundo belaundismo te recluiste en casa a ver telenovelas y a botar sirvientas. Fue en esa época que le dijiste a tu hija que la solución para el Perú era “la bomba cholónica, el equivalente nacional de la bomba neutrónica”.
Matibel, tu única hija felizmente, lo contaba muy divertida, así como contaba lo maravillosa madre que fuiste al enterarte de que ella estaba en cinta la mismísima noche en que dio a luz a Nadiana allá en París.

– Mi madre dice que habría que poner a un millón de indios en el zanjón y lanzar una bomba atómica. Sería la bomba cholónica –contaba Matibel doblándose de la risa.

No se doblaba de la risa sino que se le abrían los ojos cuando contaba lo afortunada que eras teniendo una cuenta off shore en un paraíso fiscal para no pagar impuestos en el Perú.

Y se le abrían más los ojos cuando contaba cómo el banco tonto que recibía tu guardado (jerga vieja) se equivocó un día y te abonó electrónicamente cincuenta mil dólares, jugoso error que tú no comunicaste a tu sectorista tropical y que terminó engrosando tu patrimonio. Porque hasta cajoneadora has sido, hermanita. ¡Y luego dices que a ti nadie puede hablarte de faltas éticas!

Lo que hiciste, en esa oportunidad, fue robar, dear almost sister. Y le acabas de robar ya no a un banco caribeño sino al Estado cobrando tus 16 mil soles de gastos de instalación cuando hace rato que estás instalada en la casa de 28 de Julio y en el reino de la conchudez insolente.

Esa platita de los 50 mil dólares te llegó porque así eres de suertuda, además. Bueno, para algunas cosas. Tienes la suerte, por ejemplo, de que la gente te tema por tu boquita de paltera arequipeña con prurito en el poto.

Y tienes la suerte de que los periodistas te tengan terror porque ellos hablan mal y tú bien. Porque ellos son cholos y tú blanca. Porque ellos no gritan y tú sí. Porque a ellos les asusta tu facha de ekeka de mala leche y peor uva, en suma.

Bueno, aquí hay un periodista que, más allá de las sangres en curso o derramadas, jamás te tuvo miedo. Y por eso te puedo responder como lo que –más allá de las buenas formas hasta ahora guardadas por mí– eres de modo militante e inocultable: una lingüista formidable y una persona despreciable, una filóloga eminente y una sobreviviente rastrera, una intelectual sanmarquina y una lombriz de la moral pública. Alguien tenía que decírtelo en este país de periodistas que gallinean en el corral.

Llamaste Simón Bolívar a Alan García cuando coqueteabas con el aprismo a ver si algo te ligaba. Y a Fujimori no necesitaste llamarlo Yamamoto –que se lo merecía por traidor intrínseco y gemelo de tu alma– para trepar su higuera y salir por el techo como una buganvilia maquillada al estilo noche con turistas en el Moulin Rouge.

En el muladar de Fujimori fuiste, querida Martha, barchilona con tu bacín atento, dadora de coartadas, escurridora de mocos, limpiadora de plastas, inspectora de cagarrutas perpetradas por el cholo Siura (aj), sirvienta con cama adentro para lo que mande, justificadora de los asesinatos de La Cantuta, rentada defensora de lo más zafio de la basura con galones que te pensionaba, cobardemente altiva desde el poder, calladita a la hora de perderlo aquella tarde en que te quitaron el cetro del Congreso y tú perdiste el celular que te dio el Chino (no fuera a llamar ahora que no servía para nada).

Si el apellido Hildebrandt –los apellidos los adquiere uno sin proponérselo, son etiquetas banales– vale algo, no es por ti, Marthita querida. Valdrá algo por tu hermana Esther, ser humano delicado y feliz, o sea el envés de tus reveses de bailarina andrófoba.

O valdrá algo por algunos de tus parientes, que de ti nada tienen y que deben haber sentido vergüenza –supongo yo– por lo que has hecho en estos años para conservar el chofer y las regalías, que eso es lo único que te importa.

O valdrá por mi hermana Ana María, cuya tenaz decencia va a contramarcha de tu indecoro intelectual. O, más tarde quizás, por mi hijo, un Hildebrandt Chávez buenmozo y mestizo, de esos que a ti te asquean porque te crees aria y discípula mental de Gobineau.

O por algún otro vástago que por allí saque la cara por este apellido que vino ileso de Hannover y que tú insistes en escupir diciendo que la seguridad social es para los que tengan que padecerla y que no aceptarás que te quiten el seguro privado que deberías pagar con tu sueldo.

¿Qué te has creído? ¿Es el Perú tu chacra de Paramonga, el establo que te trae recuerdos, la acequia con pichi que te parecía idílica? ¿Hasta dónde va a llegar tu talento para hacer el ridículo? ¿Tiene límites la procacidad?

Hace meses fuiste a mi programa y antes de sentarte me agradeciste por haber contratado a tu hija Matibel como productora. Siento que, al poco tiempo, tuviera Matibel que irse por una orden mía: la inteligencia, como sabrás, no se hereda inexorablemente.

En todo caso, yo ya no puedo volver a contratarla, lo siento mucho. No estoy en la tele porque la tele me echó y yo eché a la tele de mi vida.

Como te echó a ti de la suya el pobre señor Altuve, tan fino y embajador él, tan venezolano y caballero él, soportando tus berrinches de maldita a bordo y tus groserías de contralto de cocina mientras lanzabas completa la vajilla y todo lo punzocortante que encontraras a tu paso, que eso era para ti el orgasmo supremo del carácter.

Se salvó el señor Altuve. Vivió feliz lejos de ese hígado que a veces pensaba en que te habías convertido, hermanita. Por esa huida fue que necesitaste de la política. El pobre señor Altuve ya no estaba para bancarte las demasías. Altuve debe haber muerto feliz.

Tan feliz como vivo plenamente yo, hermanita, al lado de una maravillosa mujer, espléndidamente joven, que suma a su inteligencia su integridad, a su talento su generosidad, a su belleza su capacidad de ser siempre coherente con sus ideas progresistas.

O sea todo lo opuesto a ti, hermanita Brujilda, escoba casi póstuma de todas las malías, Hermelinda linda, hada madrina y consejera de Dennis Falvy, marida de Lord Vader, hermanita querida, histórico mojón de la frontera con Tiwinza