lunes, 19 de abril de 2010

Cardenal Kouriani Por Alvarez R.

Lun, 19/04/2010 - 23:23

Cipriani no debe hacer campaña por ningún candidato.
Augusto Álvarez Rodrichalvarezrodrich@larepublica.com.pe
El título de esta columna ha sido ‘choreado’ –pues no pedí ninguna autorización para usarlo– del gran caricaturista político, aunque mejor twittero, Heduardo. Pero, como el tema de hoy es la corrupción, a propósito de la declaración sabatina de Juan Luis cardenal Cipriani, entro al asunto, con el fin de ambientarnos desde el párrafo inicial, robando sin el menor remordimiento.
Pues resulta que, durante su último programa radial sabatino de RPP, el cardenal Cipriani volvió a incursionar en la política electoral menuda como escudero autolanzado de Alex Kouri y con una arenga indirecta en contra de Lourdes Flores.
“No me parece bien que haya una especie de antinomia. Resulta que hay un grupo de gente, en esta situación del país, que tiene el letrero, ya se compró la máquina, en la que dice ‘yo soy decente, incorrupto, transparente, honesto y bueno’, y tú eres ‘corrupto, mentiroso, tramposo y deshonesto”, dijo Cipriani.
A continuación, hizo una invocación para que “no utilicemos la norma moral para atacar al enemigo”, y agregó que “no podemos dejar que el campo se ensucie sin dejar que los posibles servidores de la patria expongan sus planteamientos”.
Es obvio que la alocución del cardenal Cipriani aludió al planteamiento de Flores de que su candidatura a la alcaldía de Lima sea una batalla entre la decencia y la corrupción, donde ella proclama que está en la primera y su rival está en la segunda.
Sin siquiera entrar a calificaciones sobre moralidad y transparencia, sino solo de ubicación política, es claro en qué lado de esta batalla electoral estará el cardenal: no con Flores sino con Kouri. Quizá el cardenal está interesado en tener vecinos de su agrado en la plaza mayor. Hoy tiene a Alan García a su derecha, con quien convive de maravillas en el barrio, y parece que quisiera que el vecino de enfrente fuera Kouri.
Pero la pregunta de fondo es si le conviene al país y al propio cardenal meterse a debates de política menuda como una elección, donde, para empezar, hay que responderle que la lucha anticorrupción sí es un tema crucial de una agenda electoral.
El cardenal Cipriani hace mal en hacer barra y querer influir por un candidato pues, de ese modo, desvirtúa su papel en la sociedad, aunque tengo la sensación de que su capacidad de influencia real es nula pues no es un sacerdote popular ni con arrastre. Esto, además, es contradictorio con sus críticas al cura Marco Arana por su incursión política.
En lugar de hacer política, el cardenal Cipriani debiera ocuparse de temas que hoy preocupan a la sociedad, como las abundantes denuncias sobre pedofilia en el clero sin que la estructura religiosa hubiera respondido a favor de todos los niños violados, en lugar de hacerlo para encubrir a los curas que delinquieron.

Reagrupamiento de izquierdas Javier Diez Canseco

Lun, 19/04/2010
Han pasado más de 20 años de la fractura de Izquierda Unida (IU). Un terremoto político –se ve claro hoy, a diferencia de entonces– que dio curso a una profunda disgregación y desdibujamiento de las fuerzas socialistas. Dos décadas para finalmente dar paso a un espacio de articulación política de izquierdas dirigido a superar la nefasta etapa de “restar y dividir” por la lógica de “sumar y multiplicar”: el I Encuentro Nacional de Izquierdas por la Refundación de la República.
El Encuentro requirió de preámbulos, como la experiencia de la Coordinadora Político Social que permitió un importante espacio de debate y unidad de acción de organizaciones de izquierda, progresistas y movimientos sociales, y de condiciones políticas nacionales: la combinación de una creciente conflictividad social contra la política neoliberal del Perro del Hortelano, junto a un escenario electoral que llama a definiciones y propuestas alternativas. Ha exigido plantearse la articulación como espacio de adhesión personal –sin cuestionar militancias políticas– y la amplitud de convocar a los sectores independientes, no partidarizados (sin duda bastante más amplios que los partidarizados), y a sectores que no han sido parte de espacios como la CPS.
En la Casa del Maestro de Lima –entre abrazos y re-conocimientos, recuerdos e historias de vida, acercamientos e intercambios entre fuerzas generacionales entre los jóvenes y los “jóvenes de espíritu”– se reencontraron cerca de 600 izquierdistas a convocatoria de un amplio Grupo de Iniciativa. Muchos independientes junto a militantes socialistas, comunistas, verdes (como Tierra y Libertad), descentralistas (como Fuerza Social), de redes y movimientos de jóvenes, de mujeres (desde feministas hasta líderes del Vaso de Leche, los Comedores Populares y las Trabajadoras del Hogar), ecologistas, culturales y de la diversidad sexual.
De 9 am a 6 pm el Encuentro fue un hormiguero de propuestas y esperanza unitaria. Ni un almuerzo ausente provocó malestar o empañó el entusiasmo de dar lugar a un reagrupamiento y refundación de las izquierdas. Un intenso trabajo de comisiones aportó a una creativa declaración de principios sobre nuestra identidad socialista, debatió lineamientos de un programa que da la visión del Perú que queremos y contenido a la Refundación de la República que nos une como propuesta de desarrollo soberano con justicia social y respeto a nuestra biodiversidad. Se debatió un Plan de Acción y de Campañas que –bajo la orientación estratégica de construir y conquistar Poder y Gobierno popular, democrático y por el cambio– busca, por un lado, organizar eventos similares en todas las regiones y dar curso a un II Encuentro con presencia de efectivas delegaciones de ellas; y, por otro lado, desarrollar 3 ejes de campaña: a) la recuperación de efectiva soberanía sobre nuestros recursos naturales, la determinación de su uso, transformación y de la renta que generan en función de los intereses nacionales, el respeto a los derechos de los pueblos y la preservación de nuestros sistemas ecológicos, hídricos y medioambientales, b) enfrentar la galopante corrupción del régimen apro-fujimorista que agobia al país con total impunidad; y, c) la batalla por la conquista de una Asamblea Constituyente, combinando la lucha política de masas con la lucha legal, electoral y de un referéndum nacional, así como con una batalla de ideas ligada a los problemas concretos de la gente y alternativas de respuesta, buscando que la Asamblea sea la herramienta para la Refundación de la República por un canal político: el poder radica en la voluntad soberana del pueblo. Ciertamente, se reafirmó la necesidad de candidaturas unitarias por el cambio en las elecciones futuras.
Un actor político que jugará importante papel: rearticular fuerzas sociales y políticas dispersas que han constituido base de proyectos políticos que han frustrado expectativas creando condiciones para una fuerza que se plantee Peruanizar el Perú y Refundar la República.