viernes, 16 de abril de 2010

Esclarecimiento, no impunidad, en caso de 'chuponeo'

17 de abril de 2010

Acabada la etapa de instrucción judicial, el caso del “chuponeo” telefónico sigue siendo una mancha vergonzosa para poderes públicos como el Judicial, e instituciones como el Ministerio Público y la Policía Nacional, envueltos en un escandaloso tira y afloja de incriminaciones que hace flaco favor a la justicia y solo sirve a la impunidad.


La pregunta que siguen haciéndose los ciudadanos y deben responder principalmente el doctor Javier Villa Stein, cabeza del PJ, y la jueza María Martínez, a cargo del caso, así como también la fiscal de la Nación, Gladys Echaíz, el director de la Policía Nacional y prominentes funcionarios públicos y dirigentes políticos es cómo y por qué, en un largo año y medio de proceso no han logrado avances significativos para desentrañar esa mafia vil de interceptación ilegal, espionaje y chantaje.


Se entiende que, dentro del proceso de instrucción, haya habido bastante reserva judicial, pero llegado el caso a esta instancia hoy no se justifica que los jueces se queden callados.


Por el contrario, cada vez las cosas se enredan más: mientras se denuncia la desaparición, violación o edición de algunos audios incautados, algunos acusados asumen actitudes protagónicas y endilgan culpas a diestra y siniestra, en tanto que los partidos políticos abordan irresponsablemente el tema según su conveniencia electorera para cubrirse o atacar al adversario.


En este clima enrarecido, solo algunos medios de comunicación parecen realmente preocupados por la gravedad del tema, aportando evidencias que no son acogidas por los jueces.


Llegados a este punto, tenemos que recordar la gravedad de la denuncia que pone a prueba la idoneidad y eficiencia del sistema judicial, así como la voluntad del Gobierno y de la clase política de luchar contra la corrupción, cuyas falencias afectan la estabilidad democrática y la salud ética y moral de la nación.

Eso es lo que está en juego aquí.

Por lo mismo, se debe investigar y dilucidar no solo quiénes están detrás de un esquema de tráfico de influencias, cuyas ramificaciones rebasan el caso de Business Track, sino también quiénes financian, integran y se aprovechan de esa red de chuponeo y chantaje que espía al mejor postor.

¿Y qué periodistas se benefician de estas mafias?

No es posible que hoy todo el mundo hable del “chuponeo” como si la violación del secreto de las comunicaciones fuera algo normal. A ese extremo hemos llegado, con personajes que filtran informaciones, medias verdades o se van por la tangente sin ir al fondo del asunto, mientras el PJ, el Ministerio Público y la Policía Nacional no investigan como deben.


Es preciso recordar que tan delincuentes son los que trafican con sus cargos públicos y con recursos del Estado, como quienes atentan de un modo tan flagrante y nefasto contra el derecho a la intimidad y la privacidad, que tiene protección constitucional.


Lamentablemente, hasta ahora las comisiones investigadoras del Congreso han terminado en sendos fiascos y sin conclusiones contundentes.

En tal escenario, correspondía al Poder Judicial desenmascarar y sancionar estos esquemas delictivos, pero se dan demasiadas maniobras sospechosas que van desde la injustificable demora para abrir los discos duros y últimamente el absoluto relativismo en torno a la autenticidad de los discos duros o USB —que la propia procesada Giannotti sostiene han sido adulterados— de lo cual se acusan mutuamente el PJ y la Fiscalía de la Nación.

El país no puede tolerar más maniobras oscuras y dilatorias, por lo que exige conocer el nivel de involucramiento de entidades (y personas) estatales y privadas en esquemas de tráfico de influencias y corrupción, pero también quiénes pagaron por espiar a quién, por qué y para qué, ambos delitos alevosos cuyos responsables tienen que ser individualizados y condenados.

Esperamos deslindes y pronunciamientos al más alto nivel de los poderes públicos, los partidos y los representantes de la sociedad civil.

El caso de corrupción más serio ocurrido en este gobierno no puede quedar así, salvo que haya una sombría concertación de voluntades para apañar la impunidad y soliviantar la institucionalidad democrática, lo cual sería desastroso y tendría que ser denunciado a viva voz por la prensa independiente.

http://sapoperu2011.blogspot.com/

Todos los hombres de García

El presidente Alan García, sin el menor respeto por su cargo, ha optado por una maniobra de escamoteo en el más reciente escándalo de corrupción que golpea a su régimen.
García repite lo que ha dicho Jorge del Castillo respecto al espionaje y la interceptación telefónica practicado por Business Track: lo importante es que se descubra quién pagó el chuponeo.
El jefe del Estado quiere echar así tierra sobre las revelaciones contenidas en el material que se incautó a Giselle Giannotti.
Parte de ese material fue robado, sustituido o desaparecido, probablemente en los tres días en que permaneció en la Dirección Antidrogas, desde el 8 hasta el 11 de enero de 2009.
Como expuso ayer nuestro diario, en ese lapso el material estuvo sin lacrar y a disposición de oficiales de la Policía antidrogas.
Dice la señora Giannotti que en el material que se le decomisó figuraban conversaciones en las que Rómulo León decía a Del Castillo que no se preocupara, puesto que el faenón, que incluía una concesión petrolera, iba a financiar la campaña electoral de 2011.
Era un típico tráfico de influencias, un juego turbio contrario a las normas legales y capaz de desalentar a inversionistas honestos.Nada de eso inquieta al doctor García.
Lo único que le preocupa –dice– es quién pagó la interceptación telefónica.
Eso puede y debe investigarse, pero, al margen de eso, es evidente que el material incautado a Giannotti tenía suma importancia respecto a la podredumbre moral de los hombres más cercanos a García.
Quizá sabe éste que el lodo puede salpicarle.
Es evidente, además, que los tratos subterráneos de Rómulo León con el entorno de García afectaban no sólo la moral pública, sino también los ingresos del fisco.
“Estamos en manos de distractivos que nos quieren alejar de un tema”, aseguró ayer García. “Primero, ¿Quién pagó? segundo, ¿hubo o no delito?”. Y formuló una pregunta de conmovedora ingenuidad: “¿hubo dinero o no en el caso Discover Petroleum?”.El cinismo y el encubrimiento son enfermedades profesionales de ciertos gobernantes.
La estratagema de García me recuerda una del presidente de Estados Unidos Richard Nixon.
Fue a raíz del espionaje a un congreso del Partido Demócrata, opositor de Nixon. Cuando las sospechas contra él como responsable de la operación empezaron a crecer, Nixon dijo en conferencia de prensa:“Puedo decir categóricamente que esa investigación indica que nadie del equipo de la Casa Blanca, nadie de la administración, actualmente empleado en ella, está mezclado en ese grotesco incidente”.
Grotesca frescura.
Los periodistas Bob Woodman y Carl Bernstein demostraron que Nixon había digitado el espionaje. Por eso tuvo que renunciar a la presidencia. En ese momento, la imagen de los presidentes se empañó en Estados Unidos.

García nervioso por caso “petroaudios”


Para él, el fin de la investigación es dar con los que pagaron el chuponeo.
No le interesa la pérdida de archivos en caso BTR.
Calificó las acusaciones contra Del Castillo y Nava como una “maniobra distractiva”.
El presidente Alan García exigió ayer a la justicia averiguar y castigar de una vez por todas, quiénes y cuánto pagaron a Business Track para que espíen a empresas y políticos.
García asimismo le restó importancia a la pérdida de los USB del caso BTR y calificó como una maniobra distractiva las acusaciones contra Jorge del Castillo y gente de su entorno como Luis Nava.
García sostuvo que la justicia debiera interrogar a los que están detenidos y a los que fueron captados escuchando, sobre quién les pagó y si no lo quieren decir que simplemente sea un agravante de su condición penal. Dijo “que digan de una vez qué pasó en el contrato de Discover Petroleum, con el señor Canaán”.
El mandatario pidió al Poder judicial y al “doctor Barreto que aceleren sus investigaciones y adopten decisiones”.
“Yo también quiero saber si en la concesión del lote petrolero hubo o no hubo quien se metió plata en el bolsillo o quien quiso participar como asociado”, refirió.
Consultado sobre el pedido que hizo para que el Poder judicial acelere sus investigaciones sobre el caso BTR para conocer quiénes pagaron a BTR, García dijo “no hay que mezclar papas con camote”.“Hay un tema que no ha sido esclarecido en el caso de Discover, el señor Canaán y las tratativas para que obtuviera un lote de petróleo, ¿hubo delito, corrupción, encontraron algún funcionario?
Más allá de las comunicaciones telefónicas que pueden ser palabreos, que pueden ser gestión, hay que definir allí si hubo corrupción y si alguien se benefició o si hubo actos preparatorios para actos de corrupción o si hubo tentativas de corrupción, ese es un tema”, indicó ante la prensa como minimizando los posibles negociados en que habrían incurrido funcionarios de su gobierno.
El referido mensaje además puede entenderse como un mensaje a Rómulo León, quien exige su excarcelación por considerarse inocente.
En lo que sí puso énfasis García fue en que esa información (posible negociado) se obtuvo a partir de unos audios interceptados y que, conforme avanzó la investigación, dijo, se supo que no solamente se había interceptado a Canaán o alguna gente aquí, sino a muchísima gente, empresas, abogados e instituciones aparentemente en los últimos diez años.“Quién ha venido pagando eso, qué empresas han pirateado o espiado a sus competidoras, qué estudios de abogados han querido extorsionar a los adversarios de sus clientes, todo ello constituye una gravísimo delito y el acto mismo de tener aparatos de interceptación es un segundo delito, diferente a otro”, reiteró añadiendo que ello vendría desde la época del ex asesor, Vladimiro Montesinos.García llegó a lanzar la hipótesis de que en realidad nunca existió el material incautado a Giannotti, sino, consideró, que se recurrió a denunciar su pérdida para invalidar el resto de pruebas y hacer imposible detectar quiénes ordenaron el espionaje y la ocurrencia de otros delitos. “El ministerio Público dice yo no tenía esos casetes (USB); el Poder judicial, a mí tampoco me mandaron; no será que nunca existieron; no será que lo que se quiere es invalidar todo el conjunto de pruebas que existen de la interceptación para decir no puede haber juicio, haber sanción porque las pruebas son inválidas”, señaló. Vilma EscalanteRedacción