sábado, 10 de octubre de 2009

OTRO MODELO ECONOMICO Pedro Francke


OTRO MODELO ECONÓMICO
Para terminar con el clima de conflictividad social que estanca la economía del país y nos mantiene en constante sobresalto político.
Por Pedro Francke
Dom, 11/10/2009 -

Son necesarios cambios profundos al modelo económico neoliberal que hoy nos rige. A continuación una lista de prioridades orientadas a promover un crecimiento con mayor equidad y dinamismo tecnológico basado en nuestras propias fuerzas nacionales.
1. MÁS APOYO AL AGRO Y LA INDUSTRIA
Alan García ha llevado al extremo la priorización de los sectores extractivos, que generan poco empleo y mantienen una economía desarticulada. A diferencia, la agricultura es la actividad económica de la que viven la mayor cantidad de peruanos, sobre todo los más pobres; y la industria tiene la mayor potencialidad de promover el avance tecnológico y los eslabonamientos entre sectores. Todos los países desarrollados, Estados Unidos, Europa y Japón, dan hasta hoy un fuerte apoyo a estos sectores. En el Perú, para promover su desarrollo, hay que defender el mercado interno de las importaciones que compiten deslealmente, y ampliar este mercado interno con mayores remuneraciones y mejor infraestructura vial.
2. MÁS DESARROLLO TECNOLÓGICO NACIONAL
El neoliberalismo piensa que sólo la inversión extranjera puede traer nuevas tecnologías y las deja en sus manos. Además, en el Perú somos de los que menos invertimos en el mundo en investigación y desarrollo tecnológico. Pero los países que más progreso económico logran en el mundo son los que logran capturar esas tecnologías para sus empresas, como hace China, y generar su propia tecnología. Debemos tener una política que aproveche nuestras relaciones con otros países para obtener tecnología, e invertir mucho más en ese rubro.

3. MÁS DESCENTRALIZACIÓN ECONÓMICA
El predominio del “libre mercado” ha traído crecimiento económico concentrado en Lima y partes de la costa, y casi ningún crecimiento a la sierra y selva. La explotación minera y petrolera que allí se ha asentado no ha traído desarrollo, como lo atestiguan Pasco, Hualgayoc o Huancavelica. La falta de infraestructura, los problemas del mercado y la falta de desarrollo tecnológico propio, han llevado a un escaso crecimiento del agro y la industria en estas zonas. La consecuencia es una enorme desigualdad económica entre regiones que produce una fractura social y que reproduce el centralismo: ahora, por decisiones tomadas en Lima, Cusco no tiene acceso a su propio Gas de Camisea. Cambiar esto pasa por permitir a las regiones que tomen decisiones en un marco de concertación con el sector privado, pero también por un plan nacional de desarrollo económico descentralizado en el que la infraestructura es clave.
4. MÁS PROMOCIÓN DE LA PEQUEÑA Y MEDIANA EMPRESA
Si bien pueden traer progreso, las grandes empresas acumulan enorme poder económico, afectando la competencia; y político, logrando acceso a Palacio de Gobierno y obteniendo leyes a su medida. Ahora, para favorecer al Grupo Romero y sus plantas de etanol, todos pagaremos un sol más por los combustibles, afectando a los consumidores, pero también la competividad de la industria. Las pequeñas y medianas empresas son las que más empleo generan, son reflejo del emprendedurismo popular, llevan a un crecimiento de la clase media y a una mejor distribución del ingreso y del poder. Por eso es que el Estado debe concentrar sus esfuerzos de promoción en ellas, facilitándoles el crédito, abriéndoles mercados, transfiriéndoles tecnología y apoyando su organización gremial.

5. MÁS PRESUPUESTO SOCIAL
El neoliberalismo peruano ha estado marcado por un enorme desprecio a las políticas sociales. Pero lo social también tiene una fuerza económica. La educación es necesaria para aprovechar y desarrollar nuevas tecnologías. Los sectores sociales son intensivos en empleo. Reducir los riesgos de la gente mediante la seguridad social incentiva a que se animen a invertir sus ahorros. Garantizar derechos sociales reduce la desigualdad y favorece la estabilidad política y social, dando confianza a los inversionistas. Para ello, la política social tiene que tener mayor prioridad presupuestal, lo que pasa por una reforma tributaria.
6. MÁS SOSTENIBILIDAD AMBIENTAL
Priorizar la extracción de minerales, petróleo y madera, sin una regulación ambiental adecuada, ha llevado a cuantiosos daños ambientales. A lo que hay que sumar el calentamiento global, frente al cual somos el tercer país más vulnerable del planeta, estando la costa en grave riesgo de sufrir escasez de agua, la que ya amenaza la agricultura iqueña. El crecimiento económico tiene que hacerse dentro de un marco de estricta regulación ambiental, y los planes de desarrollo tienen que prepararnos frente a los enormes cambios ambientales que viviremos las próximas décadas. Frente a la pura extracción de recursos agotables como la minería y los hidrocarburos, hay otras alternativas económicas como el ecoturismo, la captura de gases de efecto invernadero o el aprovechamiento de nuestra biodiversidad que sí son sostenibles.
7. DERECHOS LABORALES
El “libre mercado” ha llevado a trabajadores sin derechos y con bajos salarios. Esta política del “cholo barato” reduce el mercado interno, frena la capacitación y desincentiva el avance tecnológico. Cambiar esto pasa por permitir la sindicalización, favorecer la negociación colectiva con justicia y promover la capacitación laboral.
8. MÁS POLÍTICA ECONÓMICA ANTICÍCLICA
No estábamos blindados ante la crisis. El mayor problema fue el neoliberalismo del gobierno, esa confianza absoluta en el crédito y los capitales privados moviéndose de un país a otro sin ninguna regulación. Está claro en todo el mundo que eso fue un grave error. A futuro, la política económica más importante tiene que ser la de mantener la estabilidad macroeconómica, actuando con inteligencia y a tiempo para evitar, no sólo la inflación, sino también las recesiones

MML-MMP

¿QUE SE VAYAN TODOS? ALBERTO ADRIANZEN


QUE SE VAYAN TODOS ?
Sáb, 10/10/2009 - 21:11
Por Alberto Adrianzén M. (*)
Guillermo O’Donnell en una entrevista hace algunos años decía que las democracias en América Latina no se terminan solamente porque los militares les ponen fin. En algunos casos, afirmaba este politólogo argentino, las democracias también se suicidan. Son los políticos quienes siguiendo una suerte de manual, terminan por tirarse abajo la democracia que costó, como se dice, sangre, sudor y lágrimas.
Un ejemplo notable de ello fue lo que sucedió en Ecuador antes que llegara a la presidencia Rafael Correa. Los políticos, los partidos y el Congreso de ese país no solo tenían uno de los índices más bajos de aprobación de la región sino que también eran, odiados, prácticamente, por la mayoría de los ciudadanos. Ello explica, entre otros factores porqué Correa cuando postuló a la presidencia por primera vez no presentó una lista parlamentaria, más allá de que su propuesta haya sido la convocatoria a una Asamblea Constituyente, lo que a su vez suponía disolver el Congreso.
Algo de ello sucede en este país. El Congreso, el Poder Judicial, los partidos y los políticos, salvo muy pocas excepciones, aparecen hoy como los quintacolumnistas de nuestra precaria democracia. Con ello no solo me refiero a los escándalos sucesivos o, mejor dicho, semanales que el Congreso viene protagonizando. El caso de las congresistas Tula Benites del APRA y Elsa Canchaya de Unidad Nacional es verdaderamente una vergüenza. Mientras que el Ministerio Público opina por liberar de culpa a Benites, el Poder Judicial ha declarado culpable a Canchaya, cuando ambas han cometido prácticamente el mismo delito (malas contrataciones para apropiarse del sueldo de sus empleados). Lo gracioso, porque en realidad todo esto es un chiste, es que el MP ha culpado al Parlamento en el caso Benites y en el caso Canchaya a la propia congresista.
A ello se puede sumar la renuncia del congresista Mekler, que parece inaugurar la temporada de los tránsfugas. No sería extraño que la actitud de este congresista, que más tiene que ver con las próximas elecciones que con una postura principista, sea seguida por otros argumentado lo mismo que antes Torres Caro y ahora el propio Mekler, un supuesto “transfuguismo ideológico”. O, también, alianzas entre un partido de oposición con otro que no lo es. La pregunta, por lo tanto, es muy simple: ¿qué explica estos comportamientos o estas alianzas? Creo que ningún interés político ni ideológico sino más bien personal y clientelístico. Y si a todo ello le sumamos la creciente corrupción el cuadro no puede ser más trágico.
Cuando uno observa estos y otros hechos se pregunta si la única forma que tiene la democracia para operar en este país, es la que estamos viendo ahora. Es decir, esta suerte de suicidio político premeditado. Me temo que la respuesta es sí; y lo peor es que ese poder medra de todo lo que hoy sucede. Dicho de otra manera, el poder no requiere ser democrático para gobernar. Le basta hacer uso (y abuso) de lo que ahora vemos, es decir esta suerte de corrupción de la política. No es, por lo tanto, un poder ni civilizatorio ni democrático. Juega, como los dioses griegos, con las miserias humanas.
Ello es la mejor demostración de la propia incapacidad de la clase política y de las elites para autorreformarse y para reformar el país. Pero también de una democracia que es frágil porque no tiene quién la represente y porque termina por ser un juego de máscaras ante la mirada escéptica (y furiosa) de los ciudadanos. El fracaso del Congreso, pese al esfuerzo de unos pocos, es la mejor demostración de ello. Parte de la solución es que la mayoría de los actuales parlamentarios no sean reelegidos. Pero si ello no viene acompañado de otras medidas como fortalecer los partidos y reformar el Congreso, nos quedaremos a medio camino.
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(*) www.albertoadrianzen.org

¿DESCOMPOSICIÓN POLITICA EN NUESTROI QUERIDO PERÚ ? QUE HACER??. VAGA

¿ Descomposición Política en nuestro querido Perú ?,
QUE HACER ?

Por VAGA

Los últimos días en el escenario nacional frente a los acontecimientos al interior del Congreso de la República Parlamento, muchos de nosotros nos preguntamos si ya entramos a una etapa de descomposición política en el país.
Un titular periodístico de circulación nacional dice: que 82 congresistas de todas los grupos políticas y de todas las variantes “ideológicas” tienen por lo menos una denuncia que enfrentar.
Al concluir el presente Congreso muchos congresistas se les recordará como: “mata perro”, “roba luz”, “come pollo”, “te pago la mitad del sueldo”, “mi asesora es trabajadora del hogar”, “con asesor narco”, “con secretaria como amante”, “con asesor como amante” etc, etc; en situación real y de conocimiento público compromete seriamente la imagen institucional y de transparencia del Congreso.
Así mismo se describen que ya empezaron los transfugismos pre electorales: caso congresista Meckler (que renunció al Partido nacionalista y está viendo donde ancla para reelegirse ¿). Además gracias a la legislación judicial peruana Fujimori se declara “culpable” habiendo anteriormente declarado airadamente que era inocente ? . Toda una sinverguenzura que no construye.
Otro hecho notable y de importancia es el nuevo faenón con el “ Gas de Camisea”, la concesión del puerto norteño de Paita, todo un negociado.
Ni que hablar dela pretendida intromisión del ejecutivo en los fueros de la Fiscalía, comprometiendo el estado de Derecho y la liberta d de los peruanos
Esta realidad condiciona una respuesta adversa de parte del ciudadano frente a la democracia, de desconfianza a las organizaciones partidarias que no controlan a sus militantes o es que fallaron en elegir a sus representantes ?, es decir se está generando un ambiente de duda extrema.
La respuesta de rebote será que no voten ….
Así en centro de esta crisis política es el Congreso, entonces cabe preguntarse qué hacer ?.
Primero: los PARTIDOS participantes en el congreso deben AUTOEVALUARSE, para acreditar su bancada.
Y los partidos no deben proteger ningún tipo de corrupción y se debe asumir la conducción política de sus miembros y no al revés como hasta ahora se esta observando
Segundo: luchar francamente contra la corrupción generalizada a lo largo y ancho del país. Los partidos deben fortalecerse y deslindar de la corrupción si desean reconquistar credibilidad.
Tercero: Fundamental promover y garantizar la participación del pueblo en las tareas legislativas. Con mecanismos nuevos de iniciativa y participación popular.
Cuarto: Los congresistas representen los reclamos del pueblo.
Ese es el reto para el fortalecimiento de nuestra democracia. Todos tenemos que participar
VAGA

LA IZQUIERDA EN SU LABERINTO. Alberto Adrianzen Agosto 2009

LA IZQUIERDA EN SU LABERINTO Una reciente encuesta del Instituto de Opinión Pública de la PUCP, para sorpresa de muchos, muestra que una mayoría de limeños se ubica ideológicamente en la centro-izquierda y en la izquierda. Alberto Adrianzén, 22-08-2009

LA IZQUIERDA EN SU LABERINTO

Una reciente encuesta del Instituto de Opinión Pública de la PUCP, para sorpresa de muchos, muestra que una mayoría de limeños se ubica ideológicamente en la centro-izquierda y en la izquierda. El porcentaje es de un 52%, cifra alta si se toma en cuenta que la capital, desde hace algunos años, vota mayoritariamente por la derecha. Incluso, se puede afirmar que Lima es el bastión del antinacionalismo. Tan cierto es esto último, que si se sustrae la votación de la provincia de Lima del cómputo final en la segunda vuelta del 2006, Ollanta Humala hubiese ganado a Alan García por una diferencia de 600 mil votos. Sin embargo, el tema del presente artículo no es discutir el real o supuesto giro de los limeños hacia la izquierda, sino más bien, como otras veces, el tema de la izquierda.

Si se analiza el pasado de la izquierda, existían cuatro temas que eran motivo de polémica y división:
a) el carácter de la sociedad peruana;
b) la cuestión internacional;
c) la estrategia; y
d) el programa.
Definir la sociedad peruana como capitalista a secas, o capitalista con rezagos semifeudales, o feudal, fue motivo de división. Lo mismo sucedía con relación a si se seguía a la Unión Soviética o a la China o si se mantenía una posición distante de ambas corrientes. También la estrategia fue un poderoso factor de división y de conflicto. Proponer o no la lucha armada, como se dice, dividía campos. Unos eran reformistas y otros revolucionarios. Finalmente, el programa fue igualmente motivo de encarnizadas discusiones y excomuniones.

Es cierto que este debate se dio con mucha fuerza en los años 70 y parte de los 80, y que en la actualidad no existe.. Nadie discute sobre el carácter de la sociedad. Lo que podemos llamar hoy la izquierda, no tiene un relato ni una imagen compartida de lo que es el país. Menos sobre la llamada cuestión internacional. La lucha armada tiene el rostro totalitario y el recuerdo criminal de lo que fue y es Sendero Luminoso. En cuanto al programa para transformar este país, permanece en ese espacio que, según el Vaticano, no existe: el limbo. Y aunque no se trata de volver al pasado, menos a las eternas e ideologizadas discusiones de esos años, recordarlo es de mucha utilidad si queremos construir otra izquierda moderna y radical.

Si se acepta que estos cuatro puntos o temas ya no son un problema real ni provocan la división de la izquierda realmente existente, la pregunta es por qué ésta no pudo superar su crisis y unirse. Los catastróficos resultados electorales del 2006 (la suma de votos de todos los grupos de izquierda no llegó al 1,5%) es la mejor demostración de esta derrota política.

Ahora bien si se acepta que no existen fundamentos ideológicos que expliquen su marginalidad, división y derrota, salvo la persistencia en algunos grupos de arcaísmos como son el marxismo-leninismo y una visión romántica de la revolución, la pregunta obvia es por qué la izquierda no logró superar su crisis y más bien la prolongó y la profundizó, como es públicamente notorio.

Sospecho que hay cinco razones, además del fin de los socialismos reales y el triunfo del neoliberalismo, que explican esta situación:

a) la falta de espacios de debate;
b) la falta de un recambio generacional de sus direcciones;
c) los escasos vínculos con los movimientos sociales;
d) la persistencia de los intereses corporativos de cada uno de estos grupos; y
e) el nacimiento de un nacionalismo de izquierda con base popular.

Por otro lado, creo que estas razones están encadenadas unas con otras, es decir, son causa y efecto al mismo tiempo y explican el porqué de su estancamiento. Por eso la crisis de la vieja izquierda que la ha llevado a la marginalidad –y al desencanto a su militancia– tiene que ser discutida intensamente como una condición necesaria para pensar en la posibilidad de su refundación.

Lo urgente de ello radica en que mientras la izquierda actual profundiza y prolonga su crisis, sectores importantes de la sociedad, según la encuesta de la UC, comienzan a mirar nuevamente hacia este espacio. Y si bien este dato merece confirmación, lo importante es que muestra la necesidad de una izquierda en el país. Sin embargo, el problema principal es saber qué tipo de izquierda demandan estos sectores que podemos calificar como de “izquierda social”.

Dicho en otros términos cuál debe ser la nueva identidad de esta izquierda. Sospecho que la respuesta no está en el pasado, tampoco en aceptar un liberalismo mal digerido, sino más bien en una propuesta que busque cambiar el país. Ello supone asumir y profundizar la democracia, redescubrir la importancia del nacionalismo en estos tiempos de globalización, y mirar a los sectores populares. Ese, acaso, sea el mejor camino.