lunes, 8 de marzo de 2010

¿En Inambari? Por Javier Diez Canseco


Lun, 08/03/2010


La pretensión de construir la hidroeléctrica de Inambari, uno de los 6 megaproyectos energéticos (Sumabeni, Paquitzapango, Vizcatán, Cuquipampa, Inambari y Urubamba) que se pretende instalar en territorio peruano para abastecer 6,000 megawatts (MW) de electricidad al Brasil, ha provocado una fuerte reacción en Puno.
El masivo paro en la capital regional puede replicarse.
El presidente Lula está negociando con Alan García este paquete (su primer compromiso en diciembre 2006) ,buscando imponer condiciones muy favorables para el Brasil y negativas para el Perú.
El último acuerdo ha autorizado los estudios definitivos de Inambari (Egasur, propiedad de brasileños, inscrita en Puno con un capital inicial de 10 mil soles).
Se negocian las condiciones de distribución y pagos.
Gran parte de ello se ha hecho de espaldas a las poblaciones afectadas directa e indirectamente, con un increíble compromiso de reserva de información sobre los estudios hasta octubre 2009, sin licencia social local y regional, y con una pobre información al país.
Por eso quieren el desplazamiento forzoso de la población por ley propuesta por García.
Inambari es una inmensa hidroeléctrica.
Utilizaría 26,500 millones de m³ de agua, con un espejo de agua de 410 km², para generar 2,000 MW.
Brasil quiere el 100% de esa energía (mientras el gobierno de García propone una gradualidad de 80%, 60%, 40% por periodos de 10 años para Brasil).
En la propuesta de Brasil, la empresa concesionaria manejaría el proyecto por 50 años, además de la construcción (Perú propone 30), dejando a la región $200 millones anuales por canon.
Ojo: el volumen de agua que pretende usar el proyecto es cinco veces más de lo necesario para generar los 2,000 MW que necesitan generar.
Eso implica un inmenso espejo de agua, dentro de una concesión de 1,700 km², que genera importantes impactos climáticos negativos.
Exige desalojar 27 pueblos de Puno (en el distrito de San Gabán) y otros 14 de Cusco.
Implicaría inundar 19 centros educativos, centros de salud, puentes, viviendas, bosques. Y afectaría la zona de amortiguamiento de la reserva de Bahuaja Sonene, la más rica en biodiversidad del mundo por las variaciones de temperatura que van desde 4 grados hasta 50C, mientras que los otros bosques van de 15 a 50C.
También destruiría 63 km de la carretera transoceánica tramo IV, conduciendo a que la forma casi obligatoria de transitar de Brasil a Puno sea vía Cusco (el tramo II) y a poner en riesgo la vía por derrumbes generados por la debilidad de los taludes de embalse. A su vez, Puno se desvincularía de la localidad de Loromayo, como ya ocurrió anteriormente con Mazuco, propiciando que termine separándose de la región y vinculándose a Madre de Dios.
Llama la atención en Inambari el volumen de agua embalsado.
El Ing. Luis Moreno, especialista en el tema, ha señalado que se requería solo la quinta parte de los 26,500 millones de m³, es decir, unos 5,000 millones de m³ de agua, para producir 2,000 MW.
Entonces, ¿por qué tanta agua represada?
Porque Brasil quiere que la represa acumule agua en época de lluvia para soltarla en el estío y afianzar las necesidades de las represas brasileñas de Santo Antonio y Jirau, generando un ingreso adicional de US $216 millones de dólares para Brasil. Y se niegan a pagar canon por esa agua con el argumento que en el Perú no hay una ley de canon acuífero. ¡Simple y gratis!
Un efecto adicional. El río Inambari y sus afluentes traen oro aluvional en los sedimentos. ¿Quién los explotará y a cambio de qué? ¿Qué pasaría, adicionalmente, con los mineros artesanales? Pequeño detalle.

Finalmente, la temperatura de la zona aumentaría en unos 2 grados y la represa generaría gases tóxicos por la descomposición de la materia orgánica en las zonas inundadas. Ni Brasil ni Bolivia quieren la represa en sus territorios por los problemas climáticos mencionados y se pretende clavársela al Perú y a Puno
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Muerto de dictadura.......... Por Nicolás Lynch

Muerto de dictadura
Mar, 09/03/2010

Una cuestión central a dilucidar en la muerte del disidente cubano Orlando Zapata es si se trató de un desenlace producto de su huelga de hambre y achacable a él mismo, o de un crimen de Estado producido por las condiciones de la represión política en su país. Creo que se trata de lo segundo y por lo tanto me parece que Orlando Zapata ha muerto de dictadura.
Para la izquierda peruana y latinoamericana es fundamental establecer el carácter de las violaciones a los derechos humanos que se producen en Cuba, entre las que el crimen de Zapata es solo uno de los últimos episodios, para dejarle muy en claro a la ciudadanía que no pretendemos como futuro nada parecido a la dictadura totalitaria que impera en la isla.
Ya pasaron los tiempos en los que estar contra la represión del régimen cubano a su disidencia era ser partidario del exilio reaccionario o del criminal bloqueo de los Estados Unidos contra la isla. Hoy existe otra posición, lejana del estalinismo caribeño y del imperio yanqui, aquella de los que creemos que todos los países, incluido Cuba, tienen derecho a marchar a una democracia sin tutelas de ningún tipo. Una democracia con derechos sociales e independencia nacional como los que logró la revolución cubana en sus albores, pero que ahora desvirtúa con la brutalidad de su represión.
Hoy podemos afirmar que el régimen de los hermanos Castro no es superior a la democracia latinoamericana, a pesar de todos los problemas de esta última. El régimen cubano, como muchos similares, no pudo superar el periodo de dictadura revolucionaria inicial para dar paso a alguna variante de democracia competitiva. Esto lo ha llevado a convertirse en una dictadura burocrática que ha agotado su potencial progresista. Ahora es simplemente un régimen autoritario que ojalá evolucione a una democracia. Aquí valdría la pena recordar a Rosa Luxemburgo, en su crítica precursora a la naciente revolución rusa, cuando dice: “la única libertad es aquella que concedo al que piensa de manera diferente”.
Mientras tanto es un deber de todos los demócratas reclamarle al gobierno cubano la liberación de aproximadamente 200 presos políticos que mantiene en sus cárceles por el crimen de haberse enfrentado abiertamente al poder despótico. La liberación de los presos podría ser un primer paso para una democratización de Cuba que como proceso interno corresponde exclusivamente a los propios cubanos