Un terreno electoral cambiante caracteriza la elección de abril. En la última encuesta nacional de la PUCP, la distancia entre el segundo y cuarto lugar es de 3%, es decir, casi el nivel de error de la encuesta. Entre la intención de voto de Fujimori, 19%, y Humala, 16%, la distancia se achica. Pero la tendencia del segundo es a crecer (ha incrementado en 7% su intención de voto entre diciembre y marzo) y la de Fujimori es a decrecer (cae de 22% a 19% entre esos tres meses). La segunda vuelta podría colocar a Humala entre los competidores, lo que se reafirma si vemos que el tercero en carrera, Luis Castañeda, está empatado, apenas 1% encima de Humala y con una firme tendencia a la baja en los últimos meses, al caer desde puntajes que le daban hasta 22% en enero pasado.
Otros factores marcan la encuesta. Toledo sigue cayendo en su intención de voto, moderadamente, de 29% a 27% entre enero y marzo, afectado por sus contradicciones y una campaña mediática fuerte en la que ha jugado un papel directo Alan García, a través de su secretario presidencial y del pico a pico en el que cayó Toledo sobre el tema de las compras de alcohol, perfumes o ropa desde Palacio.
Por otro lado, Kuczynski, con un orquestado y abrumador apoyo mediático, habría jalado votos de su ex jefe Toledo y de Castañeda, logrando 10% de intención de voto. El porcentaje no es muy significativo si evaluamos el arroz con mango que lidera: el PPC y Alianza para el Progreso son fuerzas que tuvieron importante votación en Lima metropolitana y el norte del país, pero no la ha capitalizado el gringo. Tiene fuerte resistencia a nivel popular. Los recientes anuncios de su jefe de programa, Pablo Secada, de reducir las vacaciones de 30 a 15 días para los nuevos trabajadores (jóvenes) y suprimir la CTS, reafirman el rechazo en los sectores más populares, la mayoría electoral, una valla que difícilmente superará.
Pero nada es definitivo, sobre todo con la incondicionalidad mediática que muestran las complacientes entrevistas a las que es sometido en radio y TV. Su intención es atraer sectores de jóvenes reinventándose como un “profesional” no político, reescribiendo su historia. Pero esta es, en realidad, la de un lobbista que ha desempeñado múltiples cargos políticos desde los gobiernos de Belaunde y Toledo, comprometido en privatizaciones como Edelnor y LAP con el fujimorismo, y en serios escándalos a favor de grandes transnacionales como la Occidental y los contratos petroleros con Belaunde, el caso del aeropuerto Jorge Chávez, la entrega a Camisea a sus amigos y ex empleadores de Hunt Oil y los cambios del contrato para permitir la exportación del gas.
El escenario se muestra volátil, pues entre 36% y 15% de quienes han expresado su voluntad de voto por algún candidato, podrían cambiarlo. Ello revela que queda mucho por hacer en convencimiento de los electores. Pero es evidente que algunos vienen en sostenida caída y otros en marcada tendencia al alza. Y la potencialidad de Humala, única candidatura que ha expresado el compromiso de cambiar el modelo económico y de plantearse un crecimiento con redistribución de la riqueza y reforma tributaria (en un país en el que 75% electores demanda cambios radicales y/o progresivos en la política económica y un porcentaje cercano a los dos tercios se opone a las privatizaciones), tiene posibilidades si reafirma con decisión las propuestas que lo hacen un parteaguas con los demás.
Pero no podemos obviar otros elementos llamativos: el Apra no alcanzaría el 5% de intención de voto, quedándose en 3%. Otras fuerzas desaparecerían del escenario, como es el caso de Kouri y Barba, así como de FS. El Apra signado por la corrupción generalizada y el descalabro de su candidatura presidencial y lista parlamentaria. Cambio Radical, por el oportunismo de su lista parlamentaria, unida por intereses personales. Y FS, por su penoso manejo de lo que fue una oportunidad de contribuir a una unidad de fuerzas progresistas, colocando por delante su interés de forjar un perfil propio. Al final, quedarían sin soga y sin cabra.
*Candidato al Congreso por GANA PERÚ
Otros factores marcan la encuesta. Toledo sigue cayendo en su intención de voto, moderadamente, de 29% a 27% entre enero y marzo, afectado por sus contradicciones y una campaña mediática fuerte en la que ha jugado un papel directo Alan García, a través de su secretario presidencial y del pico a pico en el que cayó Toledo sobre el tema de las compras de alcohol, perfumes o ropa desde Palacio.
Por otro lado, Kuczynski, con un orquestado y abrumador apoyo mediático, habría jalado votos de su ex jefe Toledo y de Castañeda, logrando 10% de intención de voto. El porcentaje no es muy significativo si evaluamos el arroz con mango que lidera: el PPC y Alianza para el Progreso son fuerzas que tuvieron importante votación en Lima metropolitana y el norte del país, pero no la ha capitalizado el gringo. Tiene fuerte resistencia a nivel popular. Los recientes anuncios de su jefe de programa, Pablo Secada, de reducir las vacaciones de 30 a 15 días para los nuevos trabajadores (jóvenes) y suprimir la CTS, reafirman el rechazo en los sectores más populares, la mayoría electoral, una valla que difícilmente superará.
Pero nada es definitivo, sobre todo con la incondicionalidad mediática que muestran las complacientes entrevistas a las que es sometido en radio y TV. Su intención es atraer sectores de jóvenes reinventándose como un “profesional” no político, reescribiendo su historia. Pero esta es, en realidad, la de un lobbista que ha desempeñado múltiples cargos políticos desde los gobiernos de Belaunde y Toledo, comprometido en privatizaciones como Edelnor y LAP con el fujimorismo, y en serios escándalos a favor de grandes transnacionales como la Occidental y los contratos petroleros con Belaunde, el caso del aeropuerto Jorge Chávez, la entrega a Camisea a sus amigos y ex empleadores de Hunt Oil y los cambios del contrato para permitir la exportación del gas.
El escenario se muestra volátil, pues entre 36% y 15% de quienes han expresado su voluntad de voto por algún candidato, podrían cambiarlo. Ello revela que queda mucho por hacer en convencimiento de los electores. Pero es evidente que algunos vienen en sostenida caída y otros en marcada tendencia al alza. Y la potencialidad de Humala, única candidatura que ha expresado el compromiso de cambiar el modelo económico y de plantearse un crecimiento con redistribución de la riqueza y reforma tributaria (en un país en el que 75% electores demanda cambios radicales y/o progresivos en la política económica y un porcentaje cercano a los dos tercios se opone a las privatizaciones), tiene posibilidades si reafirma con decisión las propuestas que lo hacen un parteaguas con los demás.
Pero no podemos obviar otros elementos llamativos: el Apra no alcanzaría el 5% de intención de voto, quedándose en 3%. Otras fuerzas desaparecerían del escenario, como es el caso de Kouri y Barba, así como de FS. El Apra signado por la corrupción generalizada y el descalabro de su candidatura presidencial y lista parlamentaria. Cambio Radical, por el oportunismo de su lista parlamentaria, unida por intereses personales. Y FS, por su penoso manejo de lo que fue una oportunidad de contribuir a una unidad de fuerzas progresistas, colocando por delante su interés de forjar un perfil propio. Al final, quedarían sin soga y sin cabra.
*Candidato al Congreso por GANA PERÚ