08/2010 - 23:36
Inaceptable: uso del Estado para campañas particulares.
Por: Augusto Álvarez Rodrich
.
Alejandro Toledo tiene ‘un-no-sé-qué’ con el cual, cada vez que viene al país y abre la boca, pone de cabeza al gobierno aprista, y ahora lo ha vuelto a conseguir al exigirle al presidente Alan García que “saque las manos de la cancha electoral”.
El reclamo es pertinente y oportuno, aunque debiera precisarse el sentido del comentario –es decir, de dónde se debe sacar las manos– y su extensión, pues García no es el único que tiene que sacar las manos de la cancha.
Sobre lo primero, sería ‘elegante’ que el Presidente tuviera, durante la campaña electoral, un comportamiento neutral como el que, por ejemplo, tenía Fernando Belaunde y, también, el propio Toledo. Aunque García lo ofreció en el mensaje de Fiestas Patrias, exigírselo, para alguien con incontinencia por el protagonismo que no puede resistirse a ser la novia de toda boda o el muerto de cada velorio, sería pedirle peras al olmo.
Tampoco es que esto sea tan grave, pues un presidente desaprobado por dos de cada tres peruanos no es el Rey Midas. Al contrario, sus endoses son abrazos de oso, al igual que los del Apra, el único partido que ha perdido sus dos candidatos en la misma competencia en Lima: Carlos Roca y Alex Kouri.
Lo que, en cambio, sí es muy grave es usar recursos públicos o las prerrogativas de un puesto relevante en el Estado para promover una candidatura. Y eso, lamentablemente, se está volviendo un problema extendido en esta elección.
El ex ministro aprista Juan José Salazar acusó al premier Javier Velásquez Quesquén de “llegar a Lambayeque a repartir, como si fueran suyos, fondos públicos a alcaldes que van a la reelección”. En su opinión, estas son las cosas que explican que el Apra “se haya ido al carajo”. ‘Chiquitín’ tiene razón.
Lo mismo está ocurriendo con Javier Villa Stein, el presidente del Poder Judicial ,quien anda tan acelerado desde julio pasado, cuando lanzó su candidatura presidencial, que si le pintaran el pelo de verde se le confundiría con Mario Poggi.
El IDL ha hecho notar que el aprovechamiento de su agenda pública y de su acceso a los medios por el cargo que ocupa, le está permitiendo a Villa Stein promover su candidatura y, con ello, a poner en riesgo la ya precaria independencia del Poder Judicial. El IDL tiene razón. La lista es larga y también, incluiría, a lo que sucede en el Ministerio de la Mujer de Nidia Vílchez.
Todos los que quieran ser candidatos deben dejar –¡ya!– sus puestos públicos, porque es una desfachatez y toda una exhibición de doble pechuga estar usando bienes y cargos públicos para fines privados. Y si no hay quien los bote de una vez, sería recomendable que la ciudadanía no vote por ellos en la próxima elección.
El reclamo es pertinente y oportuno, aunque debiera precisarse el sentido del comentario –es decir, de dónde se debe sacar las manos– y su extensión, pues García no es el único que tiene que sacar las manos de la cancha.
Sobre lo primero, sería ‘elegante’ que el Presidente tuviera, durante la campaña electoral, un comportamiento neutral como el que, por ejemplo, tenía Fernando Belaunde y, también, el propio Toledo. Aunque García lo ofreció en el mensaje de Fiestas Patrias, exigírselo, para alguien con incontinencia por el protagonismo que no puede resistirse a ser la novia de toda boda o el muerto de cada velorio, sería pedirle peras al olmo.
Tampoco es que esto sea tan grave, pues un presidente desaprobado por dos de cada tres peruanos no es el Rey Midas. Al contrario, sus endoses son abrazos de oso, al igual que los del Apra, el único partido que ha perdido sus dos candidatos en la misma competencia en Lima: Carlos Roca y Alex Kouri.
Lo que, en cambio, sí es muy grave es usar recursos públicos o las prerrogativas de un puesto relevante en el Estado para promover una candidatura. Y eso, lamentablemente, se está volviendo un problema extendido en esta elección.
El ex ministro aprista Juan José Salazar acusó al premier Javier Velásquez Quesquén de “llegar a Lambayeque a repartir, como si fueran suyos, fondos públicos a alcaldes que van a la reelección”. En su opinión, estas son las cosas que explican que el Apra “se haya ido al carajo”. ‘Chiquitín’ tiene razón.
Lo mismo está ocurriendo con Javier Villa Stein, el presidente del Poder Judicial ,quien anda tan acelerado desde julio pasado, cuando lanzó su candidatura presidencial, que si le pintaran el pelo de verde se le confundiría con Mario Poggi.
El IDL ha hecho notar que el aprovechamiento de su agenda pública y de su acceso a los medios por el cargo que ocupa, le está permitiendo a Villa Stein promover su candidatura y, con ello, a poner en riesgo la ya precaria independencia del Poder Judicial. El IDL tiene razón. La lista es larga y también, incluiría, a lo que sucede en el Ministerio de la Mujer de Nidia Vílchez.
Todos los que quieran ser candidatos deben dejar –¡ya!– sus puestos públicos, porque es una desfachatez y toda una exhibición de doble pechuga estar usando bienes y cargos públicos para fines privados. Y si no hay quien los bote de una vez, sería recomendable que la ciudadanía no vote por ellos en la próxima elección.