viernes, 18 de diciembre de 2009

Elogio del desmemoriado A. Alvarez Rodrich

18/12/09



Elogio del desmemoriado A. Álvarez Rodrich


El fácil olvido es la mejor arma para robar en la política.

Nuestra política sigue dando la sensación de inmundicia porque varios de sus miembros –sin distingo de partido o ideología– actúan como pirañitas insaciables que usan el poder para llenarse el bolsillo, lograr beneficios indebidos, lanzar negocios de alcantarilla, representar intereses privados ilícitamente, o privilegiar al amigo, entre otras formas de saqueo viables por la alta tolerancia a la corrupción y por la poca memoria de los peruanos.

Desde los visitantes a la suite del pirata dominicano que buscaban la prebenda o financiar su campaña, hasta los mantenidos de Alas Peruanas, el gobierno actual es un ejemplo lamentable pero que no posee el monopolio de la suciedad.

Un caso reciente, por lo patético y obvio de la falta, y por el descaro para encubrirla por casi toda la comunidad política, es el de Luis Alva Castro.

Luego de que hace poco se revelara que, como presidente del Congreso, autorizó un bono mensual a un grupo de trabajadores allegado a él, ahora se conoce el insólito financiamiento de un show de la artista Fabiola de la Cuba.

Hasta la eventual buena intención de esa decisión no puede evitar el reconocimiento de que esto es, sin duda, un delito, pues no se puede usar el dinero público para fines privados sin una estructura legal que lo autorice de acuerdo con procedimientos establecidos como, por ejemplo, un concurso público.

Salvando las distancias, entre los US$ 15 mil entregados por Alva Castro a De la Cuba, y los US$ 15 millones otorgados por Alberto Fujimori a su compinche Vladimiro Montesinos con el camuflaje de una falsa ‘CTS’, la modalidad se parece con la diferencia de los tres ceros más a la derecha.

Peor ha sido la reacción de Alva Castro –en la práctica, una confesión sincera– al solicitar el descuento del regalo de sus ingresos futuros como parlamentario, pues la devolución de la ‘merca’ no limpia el delito, como bien debiera conocer alguien con tanta experiencia en el sector público como él.

Pero mucho más grave que todo eso es el respaldo cómplice del Consejo Directivo del Congreso, que ha decidido limpiar a su presidente. Nunca más otorongos que ahora.

Lo hacen porque asumen, con acierto, que el peruano es desmemoriado.

Quizá por eso el presidente Alan García ha dicho, con el fin de minimizar el entuerto de Alva Castro, que “hay problemas en el Parlamento que son momentáneos. Dentro de quince años, nuestros hijos, quienes son el futuro, no se acordarán de esos incidentes”. Tiene razón.

¿Qué les dirán estos señores a sus hijos, dentro de quince años, cuando les pregunten cómo forjaron la herencia que recibieron?


El Perú a la cola de la región Dr. Sinesio López

18.12.2009

El Perú a la cola de la región Por: Sinesio López J.

La imagen positiva, triunfante y avasalladora del Perú que García nos vende machaconamente todos los días se evapora como una pompa de jabón con el Informe del Latinobarómetro del 2009 que encuesta a 18 países de AL.
En la evaluación que hacen los ciudadanos de cada país de sus respectivas democracias y economías el Perú disputa la cola.
Se trata, desde luego, de las percepciones y las valoraciones sobre las realidades y no de las realidades mismas.
Entre unas y otras median la experiencia, la memoria, la educación, la cultura política de los encuestados.
Estas mediaciones constituyen una especie de lentes para mirar la realidad. ¿Son diferentes los lentes con los que los ciudadanos de cada país de AL evalúan sus respectivas democracias y economías?
Mi hipótesis es que, salvo pequeñas variaciones, ellos son parecidos. Esta semejanza permite comprender mejor las diferencias de los países de AL en una perspectiva de política comparada.

En este primer análisis toco sólo algunos aspectos sobre la democracia en AL.
Es aleccionadora la condena masiva (en Honduras mismo y en AL) del golpe y de los golpistas.
Sin embargo, algunos países (Ecuador, Brasil, Venezuela, Guatemala, México) se sienten, en grados variables, vulnerables y propensos a regresiones autoritarias.
Vista como ideal normativo, la valoración de la democracia retrocede en algunos países de AL (Colombia, Costa Rica, Perú, Nicaragua, Argentina, Ecuador, México), pero en otros avanza en forma sorprendente (16% en El Salvador y Venezuela, 12% en Bolivia y Brasil y 6% en Chile).
El informe del Latinobarómetro se siente sorprendido y atribuye en forma discutible el incremento a la ideología (¿?) de los encuestados bajo los gobiernos de izquierda. Es probable que la explicación esté más bien por la mayor valoración que hacen estos gobiernos de los derechos económicos y sociales.

Sorprende también la evaluación del grado de democracia de los países.
Más de un tercio de los uruguayos (46%), costarricenses (38%), venezolanos (36%), panameños (33%), chilenos (30%) opina que su respectivo país es totalmente democrático.
En el polo opuesto, sólo el 5% de los paraguayos, el 8% de los bolivianos y 9% de los peruanos cree lo mismo.
Son los sectores más educados (y probablemente de los estratos medios y altos) los que valoran más la democracia en términos normativos.
En algunos países (Perú, Brasil, Ecuador Colombia, Guatemala) menos del 50% cree que sin Parlamento y sin partidos no hay democracia, pero en otros (Uruguay, Venezuela, Argentina) esa creencia se empina a más del 70%.
Más del 50% de los latinoamericanos piensa que la democracia ofrece garantías a los derechos civiles y políticos, pero menos del 50% cree que ella ofrece garantías a los derechos económicos y sociales.
El desempeño de los gobiernos democráticos ha ido mejorando poco a poco luego de la crisis asiática (2003-2004), pero sorprende la percepción de mejora (de 37% a 44%) en el 2009, año de la mayor crisis del capitalismo de las últimas décadas.
Esto tiene que ver probablemente con el buen manejo de la crisis por algunos gobiernos.
No todos los países están satisfechos, sin embargo, con la democracia. En algunos (Uruguay, Costa Rica, Panamá, El Salvador, R. Dominicana, Chile, Bolivia, Venezuela y Brasil) más del 50% está satisfecho con su democracia. En el resto de países, menos del 44% lo está.
El Perú es el menos satisfecho de todos con el 22%. La explicación de esta insatisfacción se encuentra en el sentido social de las políticas públicas que despliegan los gobiernos. En Uruguay, por ejemplo, el 58% cree que “se gobierna para todo el pueblo”. En contraste, menos del 15% de los peruanos, los dominicanos y los argentinos cree que sus gobiernos hagan lo mismo.
La insatisfacción se incrementa cuando los ciudadanos piensan que la corrupción sigue victoriosa (Honduras, Guatemala, Perú, Argentina).