Por Félix JiménezEconomista Ph. D.Profesor Principal de la PUCP
No hay piedra de toque para el juicio como aplicarnos a nosotros mismos la ley que a los demás queremos imponer. –J. S. Mill
Ricardo Lago ha publicado un artículo en el diario Correo del 07/02/2010, en el que intenta rebatir las críticas que le hago a su defensa del neoliberalismo en mi artículo “Acerca del debate sobre el modelo neoliberal”. Desafortunadamente, como veremos enseguida, Lago responde con prejuicios y agravios.
Sobre el modelo primario exportador
Dice que afirmo que él “defiende el modelo estractivista (sic), desindustrializador, que no genera empleo sostenible y que afecta al medio ambiente, aunque se cuida de no declararlo explícitamente”. Pero, lo que yo dije es que “Lago defiende para el Perú el modelo primario exportador, extractivista, desindustrilizador, que no genera empleo sostenible y que afecta al medio ambiente, aunque se cuida de no declararlo explícitamente”. El buen lector notará que no digo que él defiende sus secuelas, sino que él defiende el modelo primario exportador. Que él no crea que esas sean sus secuelas, es otra cosa. Ahora bien, ¿por qué digo que él defiende el modelo primario exportador? Porque él defiende la especialización asociada al libre comercio y en Perú el modelo primario exportador es su resultado. La defensa de la especialización asociada al libre comercio está en su artículo donde, refiriéndose a los efectos del NAFTA en México, dice: “Claro que suben la importaciones... y las exportaciones, de eso se trata, de especializarse en lo que uno es más eficiente”. Si Lago cree que el modelo primario exportador no existe en el Perú, que lo demuestre.
Lago es un cultor del libre comercio bajo ventajas comparativas y se proclama por eso defensor de los consumidores, de la soberanía del consumidor. Según esta teoría de las ventajas comparativas, los países comercian porque son diferentes entre sí, es decir, porque tienen distintas especializaciones y que, por lo tanto, pueden beneficiarse del comercio si cada uno produce y vende lo que sabe hacer relativamente mejor. “De eso se trata”, dice Lago. Sin embargo, con un poco de análisis no es difícil comprender que el libre comercio basado en el patrón de especialización, en economías en proceso de crecimiento, generaría más pérdidas que beneficios si al abrir el comercio la especialización existente no es la óptima. Además, según la literatura de los años setenta y ochenta, el libre comercio, en ciertas condiciones, puede no ser la mejor opción y resultar incluso una opción inferior a la autarquía (Parrinello, Levy, Krugman, Ros).
Secuelas del modelo primario exportador o modelo del “óbolo minero”
Con el modelo primario exportador, basado en la especialización, las inversiones efectuadas en las dos últimas décadas no han modificado los bajos niveles de productividad que se registran desde fines de los años ochenta y tampoco han servido para superar el largo estancamiento de la relación capital/trabajo, importante indicador de modernización. En todo el período neoliberal no hemos tenido proceso alguno de modernización ni de cambio técnico que impacte al conjunto de la economía. Y esto tiene que ver también con el notable deterioro de la educación en todos sus niveles, pues se redujo el gasto del Estado afectando la calidad de todos sus servicios. De otro lado, en esta economía del “óbolo minero”, el 71.7% de la PEA de 14.7 millones, trabajan en actividades de servicios y el 77% en empresas de 1 a 10 trabajadores donde el ingreso promedio mensual es 600 soles. Las actividades de servicios, de bajísima productividad, generan el 61% del PBI. Estas son sus secuelas. Por eso digo que la defensa de Lago del libre mercado es deleznable, es decir, inconsistente y frágil.
Los infundios de Lago
Refiriéndose a mi propuesta de planes quinquenales de infraestructura, Lago dice que estos son “Técnicas matemáticas que utilizaban profusamente los burócratas del Gosplan… para sellar con el imprimatur de científicos como Pontryagin, Leontief y Kantorovich… sus ‘planes quinquenales’ de inversión y producción. Planes que suplantaban la soberanía del consumidor y decidían por nosotros sobre nuestras vidas». Este párrafo, de intenciones sibilinas, sugiere que yo adhiero a la ideología del Gosplan. Lago lee lo que él imagina e imagina de acuerdo con sus odios ideológicos. Si este no fuera el caso, él entendería que en el tema de infraestructura y en otros, el Perú merece un gobierno contrario a la improvisación para involucrar al sector privado, con planes y proyectos de plazos definidos, en la tarea de conectar la economía con la demografía y la geografía, y de ordenar el territorio económica y ecológicamente.
Finalmente, refiriéndose a Howard Fast, autor del epígrafe que encabeza mi artículo (“Se hace duro pensar cuando el mundo entero tiene miedo del pensamiento o la verdad”), Lago dice: este “autor de la extraordinaria novela Espartaco… fue militante del partido comunista de los EEUU y merecedor en 1953 del Premio Stalin de la Paz en la peor época de la URSS. ¡Vaya menudo inspirador, un stalinista!» Lago intenta invalidar mis argumentos creando sospecha. Si esto no es verdad, entonces es un ignorante de la obra de Fast, es decir, Lago desconoce la obra de Howard Fast. Fast no solo escribió Espartaco, sino muchas otras obras como La Pasión de Saco y Vanzetti, Moisés: Príncipe de Egipto y El Dios Desnudo. Esta última, publicada en 1957, es una crítica al totalitarismo de Stalin y un canto a la libertad. En esta obra, Fast dice «El mañana pertenece a aquellos que rompen las paredes de la prisión que encierra la mente humana, no a aquellos que sostienen esas paredes». Me pregunto si Lago sabrá de cuál de las obras de Fast saqué la cita que encabeza mi artículo