viernes, 27 de noviembre de 2009

ESPIONAJE

ESPIONAJE

26 de Noviembre del 2009 RolandoBreña

Alan García, con prisa casi desesperada, afirmó que estaba seguro de que ni la presidenta Bachelet ni sus ministros eran responsables ni sabían del asunto, que serían más bien sectores pinochetistas. Que el espionaje era consecuencia de la envidia por nuestro "despegue económico". Que sólo los débiles y las "republiquetas" apelaban a estas armas.Tamañas barbaridades. Antes de que las investigaciones terminaran, antes de que Chile dijera esta boca es mía, da su veredicto final y exculpa de toda responsabilidad al conjunto del gobierno chileno. Por un lado, concede un amplio campo de acción a la diplomacia chilena para maniobrar a su antojo y encontrar las mejores formas de negar su participación con la complicidad de García y, a su vez, reduce la capacidad del Perú de construir una ofensiva diplomática en defensa de nuestra soberanía y el repudio internacional a esta forma de agresión grosera. Por otro, fortalece las posiciones provocadoras en Chile, a tal punto que son ellos los que se sienten ofendidos, según lo expresa Bachelet, o que Frei diga que el Perú tiene una actitud hostil y que tenemos un nacionalismo exacerbado.Este espionaje no es por "envidia". No es espionaje político, comercial, financiero. Es militar. Y lo militar está relacionado directamente a la Defensa Nacional y los conflictos armados, es decir, a capacidades, tácticas y estrategias militares. Y quien lo hace está pensando necesariamente en la posibilidad o en la necesidad de una guerra y preparándose al respecto, mediante la compra masiva de armas (Chile lo hace), maniobras y simulacros de guerra (Chile lo hace), así como el espionaje para conocer la capacidad de las Fuerzas Armadas de los países a los que presuntamente enfrentaría. Tampoco es verdad que sólo los débiles y "republiquetas" hagan uso del espionaje. Al contrario, la historia demuestra que son los países con ambiciones de hegemonía, expansionistas y agresores, desarrollados o en proceso de serlo, quienes manejan instrumentos técnicos, tecnológicos, humanos y financieros para espiar a quienes quieren subordinar, apoderarse de sus recursos naturales, destruirlos o eliminarlos de competencia. ¿Acaso no son la CIA y la Mossad los ejemplos más elocuentes? Con este cuento lo que busca García es hacernos creer que Chile, país débil y "republiqueta", no tiene intenciones negativas con el Perú, sino que se trata de algo así como un exabrupto de grupos pinochetistas.Y para coronar este asunto, nuestro amigo Rey Rey proclama, en el colmo de la "benevolencia", que las inversiones chilenas en el Perú "están seguras". Como si el Perú fuera el que espía, el que agrede, el que amenaza, el que provoca.

Caudillos y poderes fácticos

Caudillos y poderesfacticos 2009 Por: SinesioLópez


La crisis de los partidos en 1990 desplazó el poder político a los caudillos y a los poderes fácticos। Más allá de algunos cambios circunstanciales, la lógica política sigue esa misma ruta। García, Fujimori y Toledo siguen gravitando en la escena política actual।


Fujimori opera por interpósita persona। A ellos se sumó Humala en el 2006। Castañeda es un caso extraño। Me resulta difícil imaginarlo como caudillo। Los caudillos no sólo hacen cosas। También hablan. La acción y la palabra caracterizan a la política desde tiempos inmemoriales.... La política basada sólo en los hechos tiene un tufillo dictatorial (el odriísmo, por ejemplo), pero la afincada sólo en las palabras tiene el rancio sabor de la demagogia.


A diferencia de los partidos cuyo poder se basa en la organización, el poder de los caudillos reposa, por un lado, en una combinación audaz, arriesgada, ambiciosa y creíble de hechos y palabras y, por otra, en el respaldo que reciben de los ciudadanos। Los caudillos actuales tienen, además, dosis variables de carisma. Unos son más carismáticos que otros, pero todos creen que pueden sacar al Perú del desierto y llevarlo a la tierra prometida.


Ollanta Humala es un caso especial। Surgió de un poder fáctico (las FFAA) y se lanzó contra todos los poderes fácticos. Esta es quizás la razón por la cual éstos buscaron destruirlo desde que apareció en el escenario, pero no han logrado su objetivo hasta ahora. Su poder radica en la combinación audaz de un acto insurreccional con un nacionalismo radical. Esta combinación asusta obviamente a los poderes fácticos que se encargan de socializar el miedo.


Pero esa combinación atrae también a vastos sectores sociales desposeídos o a sectores anti-neoliberales। Es probable, sin embargo, que algunos poderes fácticos, desplegando un juego audaz, busquen domesticarlo porque saben que el nacionalismo, como sostienen Quijano y Wallerstein en sendas entrevistas en la flamante revista del Colegio de Sociólogos, es radical mientras está en la oposición, pero se vuelve conservador cuando llega al gobierno.


El caso de García es también especial en las actuales circunstancias। El mismo se ha encargado de señalar, ante sus amigos banqueros, el papel que le toca desempeñar. Él no puede competir ni ganar el poder en esta coyuntura, pero puede impedir que otros, particularmente los que él considera antisistema, ganen. Mi hipótesis es que García comanda una coalición con los poderes fácticos y los partidos de derecha para destruir a Ollanta Humala como candidato y como político.


En esa función ha diseñado una estrategia de cerco y aniquilamiento político del candidato nacionalista cuyas características analizaré en otro artículo। Esa misma coalición se encarga de escoger el candidato favorito de la derecha en un clima probable de tensiones y negociaciones. Al parecer, ese es un punto central de su actual agenda política.


El peso político de los poderes fácticos se basa en el control de ciertos recursos claves de la política: dinero, fuerza, comunicación, fe, etc। Ha cambiado parcialmente a lo largo de las dos últimas décadas, pero sigue siendo decisivo. La crisis económica internacional ha debilitado a los organismos financieros internacionales; la corrupción de la cúpula en los tiempos de Fujimori, obligó al repliegue de las FFAA.


En ese contexto el poder de los medios es casi avasallador, sobre todo en los tiempos neoliberales que favorecen su alianza estrecha con el mundo empresarial. Los caudillos disputan el apoyo de los poderes fácticos para ser candidatos y consolidar su poder. Y los poderes fácticos necesitan, a su vez, al caudillo para hacerse presentes en la política y una vez que triunfa para canalizar sus intereses y su dominio a través de las instituciones del Estado.

Salud pública y derechos de la mujer

Salud pública y derechos de la mujer
Por: Ronald Gamarra


El debate sobre la despenalización de algunos casos de aborto sufre una aguda distorsión por causa del fundamentalismo ideológico-religioso que impide un debate racional।


Pero lo cierto es que, más allá de nuestros estrechos límites, en el ámbito de la comunidad mundial, el aborto en casos de violación, de peligro para la vida de la gestante o de defectos congénitos y genopatías graves que hagan inviable la vida del concebido no es en absoluto asunto de confesión religiosa sino de salud pública y de derechos fundamentales de la mujer, al punto que ya existe un amplio conjunto de pronunciamientos de las más altas instancias de la ONU al respecto।


Esto ha sido resultado del examen racional de este problema, lo cual debería ser aún más urgente en el Perú, donde el número de mujeres que se ven obligadas a someterse al aborto en condiciones de clandestinidad, dada su ilegalidad, es enorme, con la consecuencia de una alta mortalidad। En estas circunstancias, lo que corresponde es que quienes deben opinar y decidir entiendan que más allá del respeto a determinada confesión religiosa, este no es un tema confesional, sino de derechos fundamentales, particularmente del derecho a la salud।।


Y ciertamente, las mujeres tienen derecho a acceder al aborto en ciertos casos, conforme a los dictámenes de los organismos de la ONU, entre los cuales se encuentran el Comité de DDHH y el Comité de la Convención sobre la Eliminación de todas las formas de discriminación de la Mujer।


La interpretación de estos comités de la ONU reconoce que el aborto legal y seguro resulta esencial para el ejercicio efectivo de los DDHH de las mujeres. El Comité de DDHH de la ONU ha instado a los Estados a que prevengan que las mujeres se vean obligadas a recurrir a abortos clandestinos que pongan en peligro su vida. Este comité ha recomendado la revisión o enmienda de las leyes que penalizan o restringen el aborto y ha sugerido que se revisen las leyes y excepciones a la prohibición general de todo aborto.

En relación con el Perú, en 1996 señaló su inquietud por el hecho de que el aborto continúe sujeto a sanciones penales aun cuando el embarazo sea producto de una violación, eso es incompatible con el derecho a la vida, a la igualdad y el derecho a no ser sometidos a malos tratos, recomendando que se revise esta política

LOS PROBLEMAS DE REPRESENTACIÓN

LOS PROBLEMAS DE REPRESENTACIÓ 27/11/2009
Por: Sinesio López .


El Perú tiene serios problemas de representabilidad y de representatividad. Del primero ya nos hemos ocupado en esta columna. Ahora voy a examinar la crisis de representatividad que proviene de diseños electorales inadecuados. En el Perú existen, por lo menos, tres situaciones de este tipo: las regiones, la población rural de la sierra y las etnias de la selva. Las poblaciones rurales tienen problemas tanto de representabilidad como de representatividad.
Ellas presentan, en efecto, problemas para ser representadas dada su enorme dispersión y su pobreza extrema, así como dificultades que proceden de un diseño electoral defectuoso. Las actuales circunscripciones electorales (regionales) otorgan a las grandes ciudades una sobrerrepresentación en desmedro de la población rural. La reducción de la circunscripción electoral es una forma posible de resolver este problema de representación: reemplazar la región por la provincia como circunscripción electoral, por ejemplo.
El problema de la representación política de las etnias de la selva es más complejo. Ellas demandan identidad, autonomía de los territorios que ocupan y formas de representación propia. Es necesario reconocer estas demandas tanto en el nivel de las regiones que habitan como en el nivel nacional en donde debe ser reconocida una representación política propia.
El caso colombiano puede ayudar a establecer un diseño adecuado que ayude a resolver este problema. Para conformar la Cámara de Representantes, Colombia establece circunscripciones territoriales y circunscripciones especiales para elegir comunidades negras, indígenas y residentes en el exterior. El Senado de 100 miembros, elegidos en circunscripción nacional, integra a dos representantes de las comunidades indígenas elegidos de la misma manera.
Las regiones presentan también un grave problema de representación. Ellas carecen de una representación política nacional. Los congresistas elegidos en la circunscripción regional no representan a las regiones sino a las clases, los estratos y los grupos sociales que las habitan.
Ellos (y la Constitución) sostienen, sin embargo, que representan a la nación. Su representación tiene, en realidad, un sentido liberal y está basada en el principio de la soberanía popular. Para que cuenten con una representación propia las regiones tienen que apoyarse en el principio de autonomía de las mismas y expresarse en un cuerpo representativo nacional: el Senado. El principio de autonomía recoge, a su vez, la tradición de la representación republicana. Esta representa, en efecto, no a las clases y grupos sociales como la representación liberal, sino a la comunidad política regional.
En resumen, para resolver el problema de la representación de las regiones, es necesario insistir en el diseño bicameral basado en dos principios: el de la soberanía popular (liberal) que configura a la Cámara de Diputados y el de la autonomía de las regiones (de inspiración republicana) que constituye al Senado. Analizando el caso norteamericano en 1835, Alexis de Tocqueville, el mejor teórico de la política del siglo XIX, escribió lo siguiente: “El principio de la independencia de los Estados triunfó en la formación del Senado y el dogma de la soberanía nacional, en la composición de la Cámara de representantes.
Cada Estado debió enviar dos senadores al Congreso y cierto número de representantes, en proporción a su población. Resulta de este arreglo que, en nuestros días, el Estado de Nueva York tiene en el Congreso cuarenta representantes y solamente dos senadores; el Estado de Delaware dos senadores y solamente un representante” (La democracia en América). Mutatis mutandis (estados federales por regiones), el problema de la representación es parecido y puede ser también semejante su solución.