Del desborde popular al Perú moderno de hoy
Por: José Matos Mar Antropólogo
Miércoles 28 de Julio del 2010
El Perú este 28 de julio del 2010 es un país con una real sociedad nacional por vez primera en su vida republicana, debido a que casi el total de su población es ciudadano participativo de un nuevo Perú moderno, 20 millones de provincianos y diez millones de limeños, 30 millones integrando una auténtica nación. Además, cerca de tres millones viven en el extranjero. Un hecho histórico que debió suceder en 1821 al constituirse la república peruana hace 189 años.
Desde 1980 gozamos de 30 años continuos y acumulativos de gobiernos civiles. Hay un crecimiento económico sorprendente desde hace más de una década, favorecido por el proceso de globalización. Existe una descentralización consolidada como reforma irreversible del Estado en espera de convertirse en una regionalización y cambio estructural. Una sociedad civil más homogénea, democrática y moderna. Un gran conjunto de sectores populares y medios urbanos de las grandes y medianas ciudades del país que serán dirimentes del futuro nacional.
Estamos viviendo en un nuevo Perú y en un nuevo mundo urbano, donde la escisión milenaria entre el Perú oficial con sede en la gran Lima y la costa y el otro Perú, provinciano discriminado y mayoritario, está desapareciendo. En esta situación descrita en su rostro positivo existe la posibilidad y la extraordinaria oportunidad de formar una sociedad nacional andina emergente desarrollada.
Al igual que muchas otras sociedades en desarrollo del mundo, el nuevo Perú requiere solamente un buen gobierno, como no lo hubo en su proceso republicano, a fin de reestructurar y reorganizar el orden nacional y supranacional conjugándolo con lo sucedido en nuestra historia corta de 70 años, 1940-2010, en el cual los sectores populares pobres y medios migrantes y la provincia nacional fueron actores sociales fundamentales.
Hasta la década de 1940 el Perú era un país contrastado entre la longitudinal zona costeña y las grandes regiones andina y amazónica. La costa desde 1535 fue el eje moderno y desarrollado debido a que en el valle del Rímac estuvo la sede del poder centralizado colonial mantenido y potenciado por la república. Las otras dos grandes regiones eran el otro Perú dominado, discriminado, explotado y pobre, multilingüe, pluriétnico y multicultural. Dos conjuntos contrastados desde el siglo XVI por la gran diferencia física, social, cultural, económica y política existente entre ambos y el extraordinario centralismo limeño; el Perú era Lima y el resto del espacio físico peruano la provincia.
A lo largo de 70 años un gran conjunto de pobladores del otro Perú predominantemente rural, al migrar a la costa desde la década de 1940, se modernizó y contribuyó a la modernización nacional, despertó y dinamizó a la provincia nacional de la cual procedía, potenció el crecimiento económico del país en conjunción con los otros estamentos de la sociedad nacional e hizo lo que no pudo hacer el Perú oficial, convirtiéndose actualmente en un conjunto de nuevos peruanos y en uno de los mayores protagonistas del futuro Perú.
Importante también es constatar que constituyen el conjunto nacional de éxito. A su estilo, ritmo, propósito, tino y plan de acción afianzan y potencian su inserción urbana, orientando su destino a conjugar propósitos y esfuerzos con el Perú oficial y con los otros sectores de la sociedad nacional, demandando al Estado la integración física del país, trabajo formal, educación acorde a la realidad nacional y mundial, servicios de salud para todos, agua potable y alcantarillado, titulación y, sobre todo, un buen gobierno con idea y plan de Perú, dispuesto a crear y ejecutar los grandes cambios requeridos y necesarios para poner en orden la vida institucional y el gobierno del país precario y en crisis. Un futuro que demorará unas décadas más, y para el cual se prepara afirmando y robusteciendo su economía, capacitándose, educándose y recreando lo positivo de ese otro Perú de donde proceden: homogeneizándose, peruanizándose y modernizándose. Un conjunto lejos pero a la vez cerca del Perú oficial, con organización y perspectivas propias, acorde con su situación y realidad, cauteloso y valiente, con plan e idea de Perú, afianzando integración, identidad y soberanía para vivir en una auténtica sociedad nacional como condición básica para lograr el desarrollo.
El sorprendente cambio estructural que las masas de emigrantes en desborde lograron —al cambiar el rostro de las principales ciudades de la costa y, especialmente, el de Lima Metropolitana, sede del poder nacional— fue iniciar la integración física, social y cultural de sus regiones, tendiendo los enlaces necesarios para que un gran capital cultural, humano y social contribuya a formar la nueva y real sociedad nacional andina, en la cual los integrantes del otro Perú y la provincia en su totalidad participen activa y creativamente sentando las bases de una racional regionalización en un país extremadamente centralizado y con serios problemas por resolver como la corrupción, el narcotráfico, contrabando, deuda externa, integración física, soberanía y prioridad a la educación.
Esta población migrante tras rebasar al Estado y dar fin a la estructura social y cultural tradicional logró ser ciudadano peruano potenciando la participación democrática y el emprendimiento individual y colectivo como mecanismos de cohesión y emergencia. Al final de la primera década del siglo XXI lograron que el Perú sea un país de 30 millones de habitantes integrados en igualdad de condiciones en una sociedad nacional.
El área metropolitana de Lima es una de las urbes más grandes de América Latina, tiene casi 10 millones de habitantes de los cuales seis y medio viven en las tres nuevas Lima, 28 distritos y el resto en la Lima tradicional de 21 distritos. Tiene un nuevo rostro que es representativo del pluralismo nacional debido a la presencia del otro Perú migrante. Toda una proeza que este 28 de julio celebramos esperando un futuro promisorio