jueves, 10 de junio de 2010

Responsabilidad social deportiva: los jóvenes darán el ejemplo


SEMILLEROS DE FÚTBOL 2010 EL COMERCIO
Por: Eduardo Zapata S Lingüista
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Jueves 10 de Junio del 2010
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No cabe duda de que el problema de la violencia social ha invadido —no solo en el Perú— el ámbito deportivo.
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Particularmente entre nosotros, el fútbol profesional —y aun el denominado amateur— constituye expresión inequívoca de este hecho; aun cuando por el momento el asunto esté más bien fuera de los recintos deportivos.
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Mal haríamos en tratar de remediar la enfermedad social, que compromete un asunto de salud mental de nuestra población, con medidas solamente represivas o policiales que terminan por alejar a la gente de los estadios.
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De hecho, ya las familias se han alejado de estos por la violencia misma y una óptica represiva no haría otra cosa que alejar más a la gente del espectáculo y convertir en metástasis social la violencia aludida.
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Centrando el combate aquí —en los estadios— no evitaremos que un mal estructural continúe en sus alrededores y dé pie, más bien, para que las llamadas barras deportivas canalicen sus instintos fanáticos por otras vías —la delincuencia común cotidiana— y utilicen como pretexto probablemente hasta las insignias deportivas.
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El fútbol es hoy un espectáculo y un negocio. Que convoca emociones y dinero.
Vaciando los estadios con controles estériles —y, sospecho, ilegales como cerrar tribunas— no solo se atenta contra el espectáculo, sino contra la inversión económica que requiere el fútbol profesional en el mundo de hoy.
Hoy es el fútbol, mañana podría ser cualquier evento o espectáculo artístico, donde —por ejemplo— se producen altercados cotidianos por las mismas razones de violencia estructural.
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Este año el diario El Comercio y la empresa italiana Clandestine, bajo el auspicio de la Embajada de Italia y la Universidad de San Martín de Porres, han incorporado al tradicional evento denominado Semilleros de Fútbol de El Comercio el concepto de responsabilidad social deportiva.
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En un torneo que convoca a jóvenes Sub 15 y en el que viajarán a Italia los mejores, como estímulo a sus logros deportivos, se realizarán talleres de trabajo para que los participantes interioricen que el éxito de la competencia futbolística no se circunscribe a la responsabilidad de la disciplina y perfomance individual del jugador, sino a una responsabilidad que alcanza a sus compañeros de equipo, al respeto por los rivales, a honrar crianzas paternas y maternas, a ofrecer un espectáculo digno —en fin— para los propios asistentes al evento deportivo, para los auspiciadores y los organizadores.
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La responsabilidad social deportiva no pretende ser, aquí, un eslogan de torneo. Aspira a la interiorización desde la niñez de valores indispensables para que el deporte no solo progrese técnica y tácticamente, sino para que sea un instrumento de realización personal.
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Y aquí un fundamento del concepto de responsabilidad social deportiva: el valor de la propiedad.
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Poco hablamos de él como valor, porque lo confundimos lamentablemente con el de la simple posesión de bienes.
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Pues bien, la propiedad empieza por la autorregulación disciplinada de nuestros actos, por hacernos responsables y dueños de los mismos y por asumir las consecuencias de ello. Cuando esa propiedad tropieza con la del otro, es decir, la violenta, se rompe la convivencia civilizada.
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Como consultor externo de este proyecto me cupo la satisfacción de contribuir a introducir este concepto en el Semillero de este año.
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Los promotores y organizadores lo han interiorizado desde un principio.
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De hecho —creo— los equipos participantes (y todos los que se involucren en el espectáculo) sabrán que la responsabilidad social deportiva no es una simple palabra de márketing, sino —como ya lo dice el propio reglamento del torneo— un factor a premiar o sancionar. Ahora depende de todos.