Mañana el mundo centra su atención en Sudáfrica. Se inicia la fiesta del fútbol, el arte del juego en equipo, la destreza con el balón y el jolgorio de los peloteros.
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Más allá de las críticas a la FIFA, para la mayoría de espectadores también es la vitrina del fair play, de reglas claras y conocidas por todos: jugadores, árbitros y público en general.
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Más allá de las críticas a la FIFA, para la mayoría de espectadores también es la vitrina del fair play, de reglas claras y conocidas por todos: jugadores, árbitros y público en general.
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Treinta y dos países saldrán a la cancha en igualdad de condiciones a demostrar su creatividad y capacidad. Definitivamente van a haber fouls, expulsiones, gritos, tarjetas y llantos, pero los jugadores salen a competir confiando en que las reglas van a funcionar de manera justa y que pueden campeonar.
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Es un mundo donde no importa a quién conoces sino qué tan bien juegas en la cancha. No hay cambios de reglas a última hora sino normas conocidas, árbitros profesionales y sobre todo un sistema que respeta y promueve eso. A pesar de la adversidad, en el fútbol todos tienen el derecho de participar, de competir, de disfrutar y de campeonar.
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En nuestra sociedad, sin embargo, estamos acostumbrados a que prime la vara, la sacada de vuelta, el obtener una “ventajita” y la ley como mecanismo de protección de intereses propios sin cabida para el otro. Más que jugar bien importa a quién conoces y cuán vivo eres. Más que ser justo importa que gane alguien cercano. Más que el deber y la verdad aún prima la conveniencia y la criollada. Para muestra un botón.
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La semana pasada, el Congreso debatió la elección de dos magistrados al Tribunal Constitucional. Sorprende que, como si fuera lo más normal, una bancada tachase a un candidato por haber expresado su opinión profesional en un caso en contra de los intereses del Estado. ¿Significa acaso que es deber de un magistrado fallar siempre a favor del Estado Peruano? ¿Es esa la forma de hacer justicia que queremos?
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Este fin de semana los profesionales elegirán a sus representantes en el Consejo Nacional de la Magistratura y en octubre todos elegiremos alcaldes, regidores, consejeros y presidentes regionales. ¿Privilegiaremos a los conocidos y a quienes nos harán un favorcito o votaremos por propuestas y valores?
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Ahora que el Mundial pondrá en vitrina la importancia y el valor de contar con reglas claras, profesionales probos y fair play, quizás también nos recuerde cómo podemos cada uno de nosotros contribuir a lograr todo eso en nuestra sociedad.