Augusto Álvarez R.
Las disquisiciones increíbles de Jorge del Castillo.
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Jorge del Castillo se sacó la careta y planteó, desde un artículo publicado el jueves en este diario, que Alejandro Toledo está recibiendo un respaldo mediático para sentarlo otra vez en Palacio que también implica desprestigiar a sus rivales como –no faltaba más– él mismo.
Jorge del Castillo se sacó la careta y planteó, desde un artículo publicado el jueves en este diario, que Alejandro Toledo está recibiendo un respaldo mediático para sentarlo otra vez en Palacio que también implica desprestigiar a sus rivales como –no faltaba más– él mismo.
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¿Él cree que todos son de su misma condición?
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El hoy ex premier y ex secretario general del PAP –dos cargos que perdió por sólidas acusaciones de corrupción– escribió: “Es cada vez más evidente, el desembozado apoyo que diversos sectores y grupos periodísticos vienen brindando al futuro candidato Alejandro Toledo Manrique, con la finalidad de llevarlo nuevamente a la presidencia.
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Bueno sería que ese apoyo fuese relievando sus cualidades y atributos, pero por el contrario y contra toda ética, lo vienen haciendo mediante una campaña sistemática de descrédito a todos los posibles rivales”.
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Palabras más, palabras menos, Del Castillo desarrolla el ‘pensamiento-guía’ que hace un par de meses le dictó a su pequeño saltamontes Aurelio Pastor, quien leyó el libreto con tan mala entonación que el presidente Alan García tuvo que despedirlo del gabinete ministerial con una patada en el trasero.
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La nueva farsa de Del Castillo es que los medios que denuncian hechos de corrupción contra políticos como él –por no saber explicar por qué era una viajero frecuente a la suite de hotel del pirata dominicano, o su boom inmobiliario personal–, o contra el alcalde Luis Castañeda por la cuchipanda inexplicable de Comunicore o el chicharrón del incremento notable del costo del ‘lentopolitano’, no lo hacen por un legítimo interés periodístico de combatir a la corrupción sino por un interés subalterno de beneficiar a Toledo.
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“Contra el Apra, la consigna es clara: como saben que es una máquina electoral hay que desacreditarla con lo más sensible: la corrupción (...)
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Bastó que anunciara la intención de postular y fuera elegido como secretario general, para que se inicie el más indecoroso e injusto cargamontón mediático, con lo que suponen haber acabado con esa opción”, escribió el jueves.
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Su afán obvio es enjuagar cuchipandas con el clásico argumento de ‘me quieren destruir porque soy bueno’. Eso no se lo cree nadie, y suena más patético cuando lo dice alguien como Del Castillo que controla un claque grande de ayayeros y franeleros periodísticos que se desgañitan por él.
Su afán obvio es enjuagar cuchipandas con el clásico argumento de ‘me quieren destruir porque soy bueno’. Eso no se lo cree nadie, y suena más patético cuando lo dice alguien como Del Castillo que controla un claque grande de ayayeros y franeleros periodísticos que se desgañitan por él.
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El rey del mambo del ataque artero, la jugarreta sucia, y la persecución de periodistas –como hoy ocurre con Rosa María Palacios– se queja, sin fundamento, de movidas como las que él ha lanzado dentro del Apra contra sus compañeros y fuera del partido contra quien obstaculice sus planes oscuros.
El rey del mambo del ataque artero, la jugarreta sucia, y la persecución de periodistas –como hoy ocurre con Rosa María Palacios– se queja, sin fundamento, de movidas como las que él ha lanzado dentro del Apra contra sus compañeros y fuera del partido contra quien obstaculice sus planes oscuros.