jueves, 18 de febrero de 2010

Por Carlos Tapia: Política + corrupción: ¿de nuevo y acomodarse?




La que busca ser presentada como una arrolladora e invencible candidatura a la alcaldía de Lima es parte de una bien orquestada campaña a favor de la ligazón de la política y la corrupción como algo inevitable, propio de nuestro país y que nunca podría cambiar. Es un operativo gestado desde el neomontesinismo y que se encontraba en bypass hasta encontrar la ocasión precisa. Alex Kouri fue el elegido, cumplía con las condiciones exigidas.Asiduo visitante a la salita del SIN, por lo menos siete veces a tenor de lo encontrado en los vladivideos, sin escrúpulos para solicitarle ilegales ventajas en los negocios públicos al propio Montesinos, reclutador de congresistas tránsfugas al invitar a su hermano para que participe en “las ligas mayores”, bisagra de los sectores giampietristas de las FFAA con la candidatura de García en las elecciones del 2006, etc, etc. Pero, a la vez, mostrando un exitoso desempeño municipal y regional en el Callao, y una labia a todo dar.Es el candidato, además, de los sectores oscuros del APRA que merodean el Palacio de Gobierno esperando el negocio sucio, la recompensa por los contactos facilitados, etc.
Hasta Bayly entró a la colada adelantando su voto por Kouri.
Bayly es un caso curioso; se presenta como un extremista liberal, defensor sin límite de la libertad individual pero conciliador con los corruptos.
Recordemos que la candidatura de Bayly fue palanqueada por José Barba, ex embajador de Alan García en Panamá y designado al atractivo puesto como premio después de haber torpedeado internamente la candidatura de Lourdes Flores en el 2006.
Junto con Rey, hoy converso alanista a ultranza.
Y para cerrar el círculo del operativo, Alan García alabando la candidatura de Bayly, y éste agradeciéndole el “gesto de estadista” y pidiéndole disculpa por la manera irrespetuosa de haberlo tratado como gordiflón.
Aunque no queda claro si también se arrepentía de haberlo llamado asesino por lo de El Frontón.
A propósito ¿se acuerdan de la crítica de Bayly contra Mario Vargas Llosa por algo parecido? ¡Vueltas que da la vida!
Pero, en realidad, Bayly no es un instrumento controlable del operativo.
Es como el antiguo “rascapiés” de las fiestas de fin de año.
Brilla intensamente y gira incontrolable en el suelo, sacando chispas por doquier pero no dura mucho.
De ahí, el escalofrío de sus mentores, directos e indirectos, al escucharlo decir en Chiclayo que para qué la denuncia ante La Haya si ya los límites marítimos con Chile estaban claramente definidos, validando sin vergüenza la tesis del vecino del sur.