jueves, 18 de febrero de 2010

Carlos Urrutia . DONDE ESTA EL CENTRO IZQUIERDA

Por Carlos Urrutia
¿ Dónde está el centro izquierda ?



Los próximos comicios encuentran el escenario político desordenado.
Entre los que se ubican donde no quieren y los que lo hacen donde no pueden hay un largo espacio vacío, que, por cierto, no es un centro.
Tiene de derecha y de izquierda, pero tiene más de indefinición y de oportunismo.
Y es que el centroizquierda se ha transformado en una cómoda salida para evitar definirse, para seguir jugando a la lotería electoral sin ideología coherente y sin fuerza política identificada, se está volviendo una marca que compra y vende ilusiones en los centros comerciales electorales donde alquilan espejitos para la esperanza.
Conforme avanza este proceso electoral podemos ver que ni la izquierda ni la derecha tienen los mismos paradigmas ideológicos.
Hay una derecha que se precia de ser de centro izquierda, encabezada por el principal banquero del Perú, Dionisio Romero y el principal político de los banqueros del Perú, Pedro Pablo Kuczynski.
Hay también, una izquierda moderada, buscando ampliar su lugar dentro de la democracia formal y electoral, aunque ha perdido el espacio ganado en los ochenta y hay otra que compite con la izquierda más radical y cercana a la violencia, como si en el radicalismo estuviera el secreto de La Victoria.
Las más radicales hablan a nombre de un pueblo que electoralmente las desconoce.
Como siempre, el rol de los medios de comunicación ha pasado a ser central por su influencia en el electorado y porque su propiedad, en lo fundamental, está en manos de una derecha empresarial cuyo pasado avergüenza y, que impone pautas de comportamiento político a los electores, de ahí que líderes y partidos se arrodillen ante los medios cuando hay urnas a la vista.
Ocurre que los ratings de encuestas y los resultados electorales están ubicando nuevos líderes en el tablero.
Por cierto los hay de todas partes del país, aunque con paradojas como ricos de izquierda y pobres de derecha, que no son fruto de una mejor cultura democrática, sino de una seria confusión cívica.
En el Perú, es conocido que la receta política que mezcla popularidad con autoritarismo, amontonando gente detrás de caudillos, produce regímenes autoritarios que terminan encabezando mafias corruptas y aplastando la democracia, como el circo Fujimori-Montesinos.