sábado, 20 de febrero de 2010

Cuando decirle "no" al almirante

EL RECLAMO DE LAS FUERZAS ARMADAS POR UNA MEJOR REMUNERACIÓN
Cuando decirle "no" al almirante
Por: Pedro Alonso Panizo Vicealmirante
Sábado 20 de Febrero del 2010



En la Marina, no solamente del Perú, se considera un acto de lealtad decirle al superior “no me parece que esté bien lo que está decidiendo”, “creo que mejor es en esta otra forma”, siempre, para apoyar al comando a tomar decisiones correctas; por el contrario, decir “sí señor”, así se considere que está equivocado el superior, es el peor acto de deslealtad de un subalterno.
Personas que yo pensé conocían lo que es ser leal y no ser un genuflexo han criticado al señor almirante Luis Giampietri, congresista y primer vicepresidente de la República, por haber cumplido a conciencia su papel de autoridad y miembro de un gobierno que no es infalible y tiene la suerte de tener a una persona leal que le dice “no” cuando la autoridad se equivoca.
El almirante Giampietri ha estado permanentemente recomendando que se tomen en cuenta las necesidades de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional, considerando, entre otras cosas, que en el plan de gobierno del partido que ejerce el poder, afirmaban que tomarían decisiones que, hasta ahora, son incumplidas, que fueron no solamente escritas en el plan de gobierno sino que fueron expresadas a viva voz por el ahora presidente de la República, durante su campaña para lograr votos para llegar al poder que ahora ejerce, en reuniones con los miembros de las Fuerzas Armadas.
Si tuviéramos más autoridades en el país, con la lealtad del almirante Luis Giampietri, posiblemente se habrían evitado errores en decisiones que han afectado diversos aspectos de la administración pública.
Gracias, señor almirante, por no ser genuflexo, por ser leal al Perú, a pesar de existir, para desgracia nuestra, autoridades que no saben de lealtad y consideran que decir siempre “sí señor” los beneficiará con la simpatía del jefe, así el país se derrumbe y después sean los primeros en criticar sus errores, cuando este deje el poder.
Como estas personas consideran que siendo los ayayeros que a todo le dicen “sí señor”, “viva su inteligencia” “sus decisiones son ejemplares” y otras sobonerías por el estilo están cumpliendo su lealtad con el país, no pueden entender el significado real de la lealtad.
En el diario “Correo”, la señora Cecilia Blume hace una afirmación irrefutable; dice que todas las baterías han apuntado sobre el almirante Giampietri porque es el único con razón suficiente para defender a las Fuerzas Armadas y a la Policía Nacional y lo que afirma es lógico, al resto de los políticos, con raras excepciones, les importa un pepino lo que pase con las FF.AA. y la policía, mientras salgan a defender a los ciudadanos cuando corran peligro, no les importa que hace más de 30 años —no 20 como afirman algunos— no les incrementan el sueldo.
Tampoco conocen la lealtad con la ciudadanía a la cual engañan permanentemente para enfrentarla con sus Fuerzas Armadas, publicando cifras falsas en lo concerniente a los efectivos de las FF.AA. y la Policía Nacional y a lo que significaría un aumento de remuneraciones.
Comparan a las Fuerzas Armadas con la administración pública, cuyos servidores civiles trabajan ocho horas al día durante cinco días a la semana, tienen 30 días de vacaciones y ganan 14 sueldos al año.
Las comparaciones deben hacerse entre pares; que comparen las remuneraciones de las Fuerzas Armadas del Perú con las de otros países, cuyos efectivos tienen que estar disponibles las 24 horas de todos los días del mes, de todos los meses del año; que pueden ser enviadas a servir fuera de su domicilio habitual, para trabajar en la selva, o en la serranía o en el extranjero, que la escolaridad de sus hijos irá cambiando conforme lo trasladen de un lugar a otro. Por supuesto que la palabra “vacaciones” no aparece en su diccionario sino de vez en cuando y rara vez dura treinta días.
Cuando el actual presidente culminaba su primer período presidencial, creímos que había entendido esta situación, pues firmó un decreto supremo que se basaba en un porcentaje de la remuneración de un congresista, a los cuales le habían incrementado las remuneraciones y de esa referencia se producían las remuneraciones de las FF.AA., sin necesidad de hacer muy de vez en cuando cálculos para cada grado.
Tuvo un error de imprenta mi amigo Hugo Guerra porque escribió que el sueldo básico más alto en las Fuerzas Armadas era setenta y cinco centavos… lo real es que solo llega a siete centavos de nuevo sol y los cálculos para CTS se hacen sobre cifras que parten de esa base.
Se habla de méritos para establecer las remuneraciones; es una verdadera lástima que quien debe conocer al dedillo la situación de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional no tenga idea de las evaluaciones periódicas que se hacen a los miembros de estas instituciones, desde los grados inferiores hasta los más altos.
Desde el ingreso a las escuelas hay evaluación; el año que me presenté a la Escuela Naval, fuimos más de 600 jóvenes peruanos postulando para cubrir 33 vacantes. A través de evaluaciones periódicas, durante cinco años, logramos recibirnos de alféreces de fragata 13 oficiales.
Luego, como oficiales, cada seis meses nos calificaban los comandos con los que servíamos, que podía ser el comandante de un buque de superficie, o de submarinos, o de aviación naval o de operaciones especiales, infantería de Marina, Estado Mayor, etc. Estas evaluaciones eran consideradas para el ascenso al grado inmediato superior, promediándolas con las notas de exámenes sobre navegación, ingeniería, matemáticas, legislación naval, operaciones, etc., que debíamos rendir cada tres o cuatro años para cada ascenso. Vale decir que durante toda la carrera se debe estudiar para estar al día con los avances de la ciencia y la tecnología y no un solo aspecto, sino todos los que pueden ser necesarios en el cargo que se le asigne a un oficial, desde oficial de ingeniería de un buque, a capitán de puerto, comandante de submarino, oficial del Estado Mayor, etc.
Y hablando de méritos, ¿cuánto se le asignaría al grupo de oficiales que estuvieron a cargo del control de la construcción de submarinos en Alemania y que con su capacidad profesional, su honestidad y sus conocimientos lograron una economía de 20 millones de dólares? Eso no tiene precio remunerativo, el precio es el haber servido al Perú con capacidad profesional y honestidad, sin exigir ninguna remuneración por su actuación.