Castañeda es el candidato 2011 del presidente García.
Los piropos exagerados que anteayer se lanzaron mutuamente en la ceremonia por el 475 aniversario de la fundación de Lima ya casi no dejan dudas de que el candidato del presidente Alan García en la elección del año 2011 es el hoy alcalde Luis Castañeda, lo cual no debiera ser, en realidad, una novedad para nadie.
El presidente no solo planteó que el diccionario redefina la palabra ‘mudo’ para representar ‘mejor’ al parco alcalde, como “hombre de verbo inflamado, ideas claras y acción eficiente”, sino que dijo que su “amigo” ha ido mucho más allá de la simple construcción de obras: “Castañeda, esta es tu obra y trabajo, porque recuperar la autoestima es mucho más difícil que hacer pistas y levantar edificios”.
El alcalde –quien compensa su oratoria limitada con entusiasmo desenfrenado– no quiso quedarse atrás e igual se mandó al ruedo del floreo para proclamar su coincidencia patriótica con García “en la revaloración del ser humano como eje fundamental de su gestión”. No faltaba más: “Usted, señor presidente, lo sabe bien, y lo entiende porque usted también tiene un compromiso con los más necesitados” (énfasis en también).
Más allá del piropeo inflamado, es obvio que el objetivo principal de la segunda presidencia de Alan García entre 2006 y 2011 es crear las condiciones para la tercera presidencia de Alan García entre 2016 y 2021. Además de acabar ‘bien’ su administración actual, ello requiere del establecimiento de un escenario para el lustro siguiente que le facilite su retorno a Palacio en el año 2016, principalmente, quién le conviene que lo reemplace.
Debe ser, primero, ‘pro sistema’ político (que no disuelva Congresos, haga autogolpes, ni patee tableros) y económico (es decir, que maneje las cosas como se ha hecho desde 1990). Esto descarta a Ollanta Humala o Marco Arana.
Segundo, que no sea aprista porque tres presidencias apristas consecutivas sería algo difícil de tragar por la mayoría. Piña, Jorge del Castillo, para otra vez (tampoco) será.
Tercero, debe ser alguien en quien García sienta que puede confiar, lo cual descarta al ex presidente Alejandro Toledo, con quien tiene una desconfianza que es grande y recíproca.
Cuarto, su partido debe ser lo suficientemente débil para que no acabe copando el gobierno y, además, para que el Apra lo pueda socorrer cuando tenga problemas.
Ello implica el descarte de Keiko Fujimori, lo que no le impide a García tener más de un arreglo táctico con ese sector.
Así las cosas, ¿quién reúne mejor las condiciones que García necesita con el fin de conseguir a alguien que le cuide el puesto entre los años 2011 y 2016, o quién queda por descarte? And the winner is... Castañeda, pues, él es el hombre, no queda otro.