domingo, 18 de abril de 2010

La corrupción está desnuda



En la medida que pasa el tiempo, el caso Petroaudios/BTR, se hace más diáfano: un Estado que practica la relación directa con las empresas, “para atraer la inversión”, y que arma tinglados para que aquellos que deben ganar los contratos de asociación pública-privada, realmente los ganen, está orientado inevitablemente a la corrupción; ya que este tipo de servicios se paga en el mercado, con beneficios que se reciben en toda la cadena de favorecimientos. Eso es lo que uno escucha en los audios y lee en los correos entre distintos personajes del poder, lobbistas con contactos políticos y empresarios que saben como es el juego. El punto es que un sistema así -que muy difícilmente se puede llamar liberal, salvo en que se cubre con el discurso del libre mercado para evadir responsabilidades sociales y nacionales-, conduce a generar comportamientos reflejos en todos los que aspiran a ganar y no perder en el reparto de la torta. Y es por ahí que aparece el chuponeo. No como algo exótico, sino como una necesidad de las empresas que se creen con derechos y que podrían verse abusados, por otros con mejores contactos.
Después de la experiencia de Fujimori, todo el que tenía poder político y poder económico entendió que también requería del poder de la información, es decir, de la información de lo que hace el resto, so riesgo de terminar burlado, lo que explica por qué tantos iban a BTR y la razón por la que lo político, se ha estado mezclando tanto con lo económico y hasta cierto grado con lo militar.
En resumen, el APRA ha estado haciendo lo que quería con las licitaciones, concesiones, obras, etc., usando a personas visiblemente ligadas al gobierno pero sin cargo oficial, y en la medida que beneficiaba a unos, perjudicaba a otros (recuérdese el caso Taboada y ahora Olmos). Entonces, en medio de esta guerra de intereses alguien cogió el hilo de un caso concreto (cemento) y encontró la madeja de una tremenda red de corrupción. Ahora hay varios que se quieren hacer los confundidos, y han inventado la fórmula, pero todavía no se sabe quién pago a los chuponeadores, que equivale a no sabemos todavía nada.
Pero todos estamos enterados que desde el Congreso, la Contraloría, el gobierno regional del Callao y muchas otras entidades estatales, se pagaba a los chuponeadores, y que una serie de empresas aliadas del gobierno también lo hacían.
¿Cómo que no se sabe quién pagaba? ¿Acaso Giannotti, Ponce y otros no hacían informe periódicos de inteligencia en Palacio de Gobierno?
¿Quién los pagaba?
Otra manera de hacerse el tonto es decir cómo es que le están creyendo a Giselle Giannotti cuando ésta no es la Madre Teresa, sino una chuponeadora.
Pero nada de lo que ya está claro se le debe a Giannotti, salvo la afirmación indudable de que violentaron sus archivos, que ella insiste en que tenían la información relativa a Del Castillo y Garrido-Lecca, con el mismo énfasis con que se niega comprometer al presidente.
Yo, por ejemplo, no le creo a Giannotti, porque pienso que lo que en verdad nos está diciendo es que ya no hay como defender a algunos, sin comprometer al principal. Es como una advertencia. No de una cristiana sino de una agente de inteligencia.
Finalmente, hay uno por ahí que reclama que ya llegue el mundial, para ver si la gente se distrae en otra cosa y nos salvamos de Petroaudios/BTR, así como de Bagua, Chala e Islay.