Enero 2010 Por: Santiago Pedraglio
El presidente de la República ha comenzado a jugar a las elecciones.
El presidente de la República ha comenzado a jugar a las elecciones.
Falta algo más de un año para las presidenciales y las parlamentarias y parece que considera que ha llegado el momento de comenzar a actuar.
Él pretende aparecer como el gran elector.
Hace unos meses declaró que, como presidente, es capaz de impedir la victoria del candidato que le cae mal, que no lo convence.
Hablaba con conocimiento de causa: en 1990 impidió el triunfo de Mario Vargas Llosa.
Esta semana ha dado pasos más audaces para hacerse notar como manejador de la escena electoral: no solo hizo las veces de analista electoral en una entrevista en RPP, sino que anunció que tenía en sus manos una súper encuesta con una muestra de 27 mil encuestados, mandada a aplicar por su partido y no por el Gobierno, según aclaró días después.¿Cuáles son los objetivos electorales de Alan García, aunque no necesariamente del Apra?
El primero, conseguir una votación presidencial y parlamentaria por encima del 10%. Un 15% le resultaría perfecto porque conseguiría tres objetivos: a) su partido no quedaría mal (porque un pésimo resultado es también un balance de su gestión); b) el candidato (o la candidata) obtendría una buena votación pero no pasaría a la segunda vuelta (el Apra pasa a la segunda vuelta solo con él); y c) obtendría una bancada parlamentaria respetable para defender su gestión de cualquier acusación y tendrá, a su vez, posibilidades de negociar con el candidato ganador.
Si esos son sus objetivos generales, ¿cuáles serían son objetivos más específicos? El primero, que no gane Ollanta Humala, Marco Arana o alguien parecido. ¿De los restantes, a cuál prefiere? A Luis Castañeda, sin duda.
Las señales de simpatía entre ambos son cautas, pero evidentes.
El presidente jamás se ha querido comprar ningún pleito con el alcalde de Lima y viceversa. Lourdes Flores y Alejandro Toledo son solo males menores para Alan García; y Keiko Fujimori, a pesar de todos los acercamientos entre apristas y fujimoristas, no confía en cómo reaccionará el fujimorismo contra él, si acaso llega al poder.
¿Y en su partido, cuál será el elegido?
A pesar de la fidelidad que le mostró Del Castillo durante los difíciles años que García vivió durante el fujimorismo, él no es de su agrado: creció mucho sin su consentimiento.
Sin embargo, Del Castillo tiene fuerza propia y la peleará, aunque tendrá que superar el trauma Rómulo León. ¿Mercedes Cabanillas? ¿Mauricio Mulder? Muy difícil.
Sus respectivas convocatorias electorales son limitadas y conocidas.
La candidata del presidente García puede ser, más bien, la actual ministra de Vivienda, Nidia Vílchez: es mujer, de familia aprista y bastante articulada para argumentar.
Ella puede ser la “outsider” de la que habló García en su entrevista radial. Ojo con ella. Él, mientras tanto, recargará energías para el 2016