Lima, 23 de enero del 2010
Compatriotas:
Me dirijo a ustedes para compartir una reflexión que –estoy seguro- puede ser de interés general.Nuestro jefe y líder nato, Alex Kouri, acaba de anunciar que va a postular a la alcaldía de Lima gracias al vientre amable de “Siempre Unidos”, el partido político del señor Felipe Castillo, alcalde de Los Olivos e injustamente acusado, por los envidiosos de siempre, de licitaciones amañadas, despilfarro de recursos y sobrevaluación de obras.
Pues bien, ya que nuestro jefe ha hecho sonar el pistoletazo de salida tenemos que poner manos a la obra para emprender la tarea de llevarlo al sillón que alguna vez ocupara Don Nicolás de Ribera (el Viejo).Sólo con gente como Kouri en el municipio de Lima podremos superar la alta vara que nos habrá de dejar ese patriarca de la apropiación ilícita y ese caudillo indiscutible del anarquismo ético que es Luis Castañeda Lossio.
¿Quién sino Kouri, el de la hazaña de Convial, para superar la marca impuesta por Castañeda con el asunto de Relima y los 21 millones de soles desaparecidos en un solo cheque?¿Quién sino Kouri para empequeñecer lo sustraído en las obras del Metropolitano, en los saqueos del SAT, en las compras directas y en las adjudicaciones con nombre propio?¿Quién sino Alex Kouri para inmortalizar ese apellido que ya hiciera célebre el hermano Beto? ¿Quién sino Kouri para instalarnos en aquel jardín japonés del Edén en el que la víbora era peruana y la mordida manzana era siempre chilena, por supuesto?
Además, tienen que comprender, queridos compatriotas, que este triunfo será la primera etapa de esa carrera imparable que llevará a nuestro líder a la Casa de Pizarro (o lo que quede de ella, luego de García: seamos francos).
Porque después de la alcaldía de Lima, viene la presidencia de la República, heredada de Keiko, que ganará en el 2011 para rabia de esos caviares humalistas y de esas sobras rojas que sobrenadan en la sanguaza.Es decir, luego de una gran gestión como alcalde de Lima, a Alex Kouri la presidencia de la República le quedará a tiro a quemarropa y con silenciador.Y ese sí que será un gobierno histórico.
Es cierto que también será difícil brillar en mayor medida que el gobierno fundacional de Alberto Fujimori.
Pero los grandes hombres como Kouri están hechos precisamente para encarar desafíos tan descomunales como el que acabo de señalar.
Alex Kouri, nuestro querido y grande compañero jefe, siempre piensa a mediano y largo plazo. Y en alguna ocasión me ha hablado de parte del equipo de personalidades que lo acompañaría en su gestión de gobierno, si es que los peruanos tenemos la inteligencia de elegirlo presidente de la República.Reynaldo Rodríguez López, que alguna vez fuera calumniado por cierta prensa y encarcelado injustamente durante largos años, sería el ministro del Interior.
¿Se puede aspirar a algo mejor? Marco Parra, que ahora es el segundo de Castañeda y que acaba de estrenar otro BMW, ocuparía el puesto clave de presidente del Banco de la Nación y director de la Casa de la Moneda. ¿Quién podría objetarlo? Luis Alva Castro sería, venciendo algunos mitos rígidos impuestos por el feminismo radicaloide, ministro de la Mujer. Y Abencia Meza estaría al frente de la muy descuidada Escuela Nacional de Folklore.Para el ministerio de Vivienda, ¿acaso habría alguien mejor que Pepe Graña, el de Graña y Montero?Y si Defensa vuelve a su fórmula original de independizar cada arma, ¿alguien sería mejor ministro de Aviación que Emilio Rodríguez Larraín, el presidente del directorio de LAN-Perú?En el gobierno de Alex Kouri, nuestro jefe indiscutible, Lourdes Alcorta sería comandante en jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, Francis Allison iría a la SUNAT, Mariella Zanetti al Instituto Nacional de Cultura, Rosario Sasieta al ministerio de Turismo, Alvarito Vargas Llosa a la Dinandro, Ricardo Belmont al ministerio de Educación, Tongo al Conservatorio Nacional de Música y Rafael Rey a la presidencia de la Federación de Halterofilia.
¿No ven que casi todo ya está pensado?
¡A trabajar, patriotas!
¡Kouri a la alcaldía de Lima!
Con mis mejores deseos,
Carlos Manrique Cheverengue.