El Apra en el 2011: ni muy outsider ni tan aprista.
El comentario presidencial de que en la próxima elección “el outsider será aprista” funciona bien para el titular periodístico pero todos –empezando por el propio autor del vaticinio– saben que no tiene sentido.
Eso no implica desconocer que si bien el candidato aprista –quien quiera (Alan García) que sea– aún no se asoma en las encuestas, sí es alguien que tendrá gravitación en la movida electoral, pero más en el ámbito del pacto y del acomodo.
Para empezar, es imposible que el postulante del Apra sea un outsider, entendido como alguien que ingresa a la política desde su periferia. El hecho mismo de ser el candidato del partido más tradicional del país prácticamente invalida la condición de outsider, ya sea alguien con carné o un invitado.
¿Qué será, qué será? Pues, como siempre ocurre en el Apra, será lo que García quiera ser, y lo obvio es que él quiere ser presidente otra vez en el año 2016. Ese es el objetivo principal de su segundo gobierno: crear las condiciones para convertirse en el primer peruano que culmine tres mandatos presidenciales.
¿Qué le conviene que ocurra en el 2011 para concretar su aspiración de ponerse la banda otra vez en el 2016? Entre otras cosas, que el próximo presidente sea ‘prosistema’ y, principalmente, que no sea aprista pues sería muy difícil que el Apra consiguiera estar en el poder durante tres períodos consecutivos.
El Apra tendrá, por organización y, también, por uso del poder para favorecer a sus candidatos, un peso electoral que no es deleznable. Pero la principal limitante de su candidatura presidencial es que García no la dejará ganar y, como ya ha advertido, él puede “evitar que sea presidente quien él no quiere”.
En ese sentido, eso que dijo de que “soy aprista y me gustaría que un aprista gane” no lo cree nadie, empezando por los propios compañeros. Lo que él sí quisiera es que el Apra gane posiciones en las municipales y regionales de este año, y en las parlamentarias del siguiente con el fin de constituir una plataforma de poder durante el lustro siguiente.
Para indagar las tendencias en ese nivel es que debe haberse hecho la ‘hiperencuesta’ electoral a 27 mil personas, que ojalá no la haya pagado el gobierno pues eso sería más escandaloso que el Congreso siguiera pagando shows artísticos.
Así las cosas, ¿a quién podría querer favorecer García para que le ‘cuide el puesto’ entre 2011-2016? Por lo visto hasta ahora en la vitrina electoral, sus preferidos son Luis Castañeda y Keiko Fujimori. Pero de lo que no hay duda es de que él es el más entusiasta por empezar de una vez la campaña electoral en la que quiere ser el protagonista principal.