viernes, 23 de abril de 2010

El más perverso de todos los faenones. Augusto Álvarez

Vie, 23/04/2010 - 23:52

Cómo la corrupción afecta al ciudadano de a pie.

Entre tantas pruebas que unos medios y periodistas revelan con valor, y otros medios y periodistas niegan con horror, la atención pública va a darles prioridad a las que confirman la involucración de importantes políticos en una podredumbre muy profunda, en perjuicio de las que reflejan, de un modo singular, el impacto tan negativo de la corrupción en la vida cotidiana de los ciudadanos de a pie.

Por ello, en lugar de ocuparme hoy en mi columna sobre la evolución crecientemente complicada de políticos como Jorge del Castillo en el caso de los ‘petroaudios’, prefiero darle prioridad al audio que ayer revelaron los padres de los jóvenes asesinados en la discoteca ‘Utopía’ por la irresponsabilidad de unos criminales que no tomaron las precauciones indispensables.

Lo que presentaron ayer en la sede de la Coordinadora Nacional de DD.HH. fue un audio que revela las sucias maniobras del tristemente célebre Alberto Químper para evitar que se juzgue en la vía penal –donde corresponde– a los responsables del crimen de ‘Utopía’ que les costó la vida a 29 jóvenes.
Ahí se revela lo que todos intuimos pero que ahora se refuerza con pruebas más sólidas: es la corrupción lo que explica por qué, ocho años después de la tragedia, no se ha podido lograr que se haga justicia en este crimen horrendo.
El operador de estas asquerosidades es nada menos que ‘don Bieto’, cuyo estilo corrupto revela la dimensión real del problema que enfrenta el país por la presencia de tanto miserable como este.
Él no era un personaje anónimo, sino alguien profundamente involucrado con el poder político y económico, al punto de que defendió judicialmente al actual presidente, era un habitué en el Congreso, y muchas empresas lo solicitaban.
Lo que en verdad ha sido siempre este rufián –como revelan las pruebas que aparecen– es la rata con que lo presentan sus imitadores, alguien con la habilidad para moverse por las alcantarillas del poder para lucrar, con malas artes, a costa de este.
El problema es que, con frecuencia, al poder político y económico les gusta operar con miserables corruptos como Químper.

Siempre se piensa que la corrupción es un fenómeno que ocurre entre gente importante: la que está en el poder y la que se vincula a este, pero que no perjudica al ciudadano de a pie.

Pero el audio de Químper revelado ayer es una expresión singularmente valiosa de la manera como la corrupción sí afecta la vida cotidiana de las personas, como, en este caso, la posibilidad de que los padres de los jóvenes asesinados en ‘Utopía’ puedan tener, al menos, la tranquilidad de que se pudo hacer justicia. Es la corrupción lo que lo impide