ANTIGUO PROBLEMA SIN SOLUCIÓN
La crisis de los partidos políticos
La vida partidaria casi no existe, ni en los partidos con mayor trayectoria. Las charlas, conferencias o conversatorios prácticamente han quedado abandonados, a tal punto que si alguien quiere enterarse de los programas de gobierno de algún partido, salvo la información escueta y fría que se puede obtener en la página web de alguno de ellos, en los locales partidarios no se ofrece la información mínima indispensable.
Los jóvenes de hoy no muestran ningún interés en la política. Si hace treinta o incluso hasta veinte años atrás, se le preguntaba a un grupo de alumnos universitarios con qué grupo político simpatizaba, la inmensa mayoría manifestaba su inclinación por alguno. Por el contrario, si hoy, ante la misma audiencia se repite la pregunta, ni el 1% se siente cercano a alguno.
La crisis de los partidos políticos tiene aspectos externos preocupantes, en tanto cada vez les resulta más difícil captar adherentes y proyectarse eficazmente hacia el electorado.
La casi inexistente vida partidaria tiene que superarse y reanimarse la vida interna para formar cuadros capacitados en caso les toque llegar al gobierno. Si bien los sistemas electrónicos han venido a sustituir las reuniones personales y hoy, vía la red (web) y gracias a Google, se puede acceder a través de cualquier computadora para obtener la información que se busca, esta no es capaz de sustituir a la vida partidaria que permite la discusión e intercambio de ideas en vivo para lograr los consensos sobre los planes de gobierno que han venido a sustituir a las ideologías de décadas atrás.
Si el sistema democrático está siendo cuestionado es porque los partidos políticos no están cumpliendo a cabalidad su función de representación y orientación. Deben “aggiornarse”, y qué mejor que hacerlo con vistas a los procesos electorales ad portas.