jueves, 25 de marzo de 2010

La crisis de los partidos políticos,,,,Por: Raúl Ferrero,


ANTIGUO PROBLEMA SIN SOLUCIÓN
La crisis de los partidos políticos
Por: Raúl Ferrero Costa Constitucionalista
Jueves 25 de Marzo del 2010
Los partidos políticos nacen como organizaciones para buscar aglutinar a quienes simpatizan con ideas similares o parecidas sobre la forma de gobernar para mejorar o cambiar la realidad política y la calidad de vida de la sociedad.
En su origen se crean como facciones dentro del Parlamento (Inglaterra, siglo XVII, y Francia, siglo XVIII), para representar ideas y concepciones distintas sobre la forma de dirigir la sociedad.
En los últimos siglos han cumplido el importante rol de canalizar la opinión pública, orientándola permanentemente.
Hoy no se concibe el funcionamiento del sistema democrático sin la existencia de partidos políticos organizados. Tanta es su influencia en los regímenes políticos más avanzados que cuanto más partidos fuertes existan dentro de un sistema pluralista, en esa misma medida la democracia se encuentra más consolidada.
Sin embargo, en los países con democracias jóvenes, los partidos son estructuras más o menos débiles, que todavía no logran sustentar sistemas democráticos solventes.
En el Perú se debe evitar que operen como simples etiquetas, algunas veces sin programas ni ideas claras, de forma que no se utilicen únicamente como vehículos electorales para que cada cuatro años algunos puedan acceder a cargos municipales o regionales, y cada cinco, en las elecciones generales, al Parlamento o a la Presidencia de la República.

La vida partidaria casi no existe, ni en los partidos con mayor trayectoria. Las charlas, conferencias o conversatorios prácticamente han quedado abandonados, a tal punto que si alguien quiere enterarse de los programas de gobierno de algún partido, salvo la información escueta y fría que se puede obtener en la página web de alguno de ellos, en los locales partidarios no se ofrece la información mínima indispensable.
Los jóvenes de hoy no muestran ningún interés en la política
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Si hace treinta o incluso hasta veinte años atrás, se le preguntaba a un grupo de alumnos universitarios con qué grupo político simpatizaba, la inmensa mayoría manifestaba su inclinación por alguno. Por el contrario, si hoy, ante la misma audiencia se repite la pregunta, ni el 1% se siente cercano a alguno.

La crisis de los partidos políticos tiene aspectos externos preocupantes, en tanto cada vez les resulta más difícil captar adherentes y proyectarse eficazmente hacia el electorado.


La función de los partidos no puede reducirse a ser simplemente locomotoras para jalar vagones en los procesos electorales, lo que los lleva a improvisar adeptos de última hora que muchas veces no tienen identificación con las agrupaciones políticas que los acogen. Por eso, resulta común, luego de las elecciones, que se produzcan las prontas deserciones y los casos de transfuguismo.

La casi inexistente vida partidaria tiene que superarse y reanimarse la vida interna para formar cuadros capacitados en caso les toque llegar al gobierno. Si bien los sistemas electrónicos han venido a sustituir las reuniones personales y hoy, vía la red (web) y gracias a Google, se puede acceder a través de cualquier computadora para obtener la información que se busca, esta no es capaz de sustituir a la vida partidaria que permite la discusión e intercambio de ideas en vivo para lograr los consensos sobre los planes de gobierno que han venido a sustituir a las ideologías de décadas atrás.

Si el sistema democrático está siendo cuestionado es porque los partidos políticos no están cumpliendo a cabalidad su función de representación y orientación. Deben “aggiornarse”, y qué mejor que hacerlo con vistas a los procesos electorales ad portas.

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