lunes, 22 de febrero de 2010

¿Esto es el Apra? César Lévano


El aprismo, desgarrado no por principios, sino por ambiciones personales y de grupo, no tuvo este año ese “recado del corazón del pueblo” que dijo Manuel Seoane en 1946, al celebrar el cumpleaños de Víctor Raúl Haya de la Torre e instaurar el Día de la Fraternidad Aprista.En vez de eso hubo el viernes una demostración de impostura, cinismo y mentiras. Alan García evocó al mártir Manuel Arévalo, mientras lo custodiaban delincuentes reclutados por él (por García) para la CTP. Mauricio Mulder aseguró que aspiraba a la reelección en la secretaría general del partido, porque así se lo habían pedido “los trabajadores” arriba mencionados. García puso la nota de humor (o desparpajo) al afirmar que ha creado cuatro millones de empleos.Más de un estudioso de la historia social del Perú y más de un aprista me ha pedido que reproduzca parte del discurso que Haya de la Torre pronunció en Trujillo, el 8 de diciembre de 1931, después de su derrota electoral. Éste es el párrafo pertinente:“Quienes han creído que la única misión del aprismo era llegar a Palacio, están equivocados. A Palacio llega cualquiera, porque el camino de Palacio se compra con oro o se conquista con fusiles. Pero la misión del aprismo era llegar a la conciencia del pueblo antes que llegar a Palacio. Y a la conciencia del pueblo se llega, como hemos llegado nosotros, con la luz de una doctrina, con el profundo amor a una causa de justicia, con el ejemplo glorioso del sacrificio”. Qué duras deben de resultar esas palabras para quienes, como Alan García o Jorge del Castillo, se han amarrado, no por amor platónico, con quienes pagan con oro los privilegios de la injusticia.Al leerlas, deben de arderles las orejas a los socios de asesinos de obreros, a los que venden Collique por un plato de lentejas (con cargo de recibir, sin duda, su prebenda de millones), a los que quieren entregar puertos a Chile, a los que buscan despojar de sus tierras a los pueblos amazónicos, a los que ordenan el despido en masa de sindicalistas.Los delincuentes que la dirección aprista emplea hoy como masa de maniobra, son ajenos a la tradición del Apra inicial, que, por encima de contradicciones internas, reclutó obreros anarquistas marcados por una sed de justicia y una limpieza moral.En su discurso ante la Asamblea Nacional de Sindicatos Apristas, el 6 de junio de 1946, dijo Haya:“Fueron obreros también los que en la hora del sacrificio, en la hora de la insurgencia, en la hora del patíbulo, marcaron los derroteros del Partido… Sólo hay que recordar símbolos: Manuel Barreto Calderón el 32 en Trujillo, León Gamboa el 34 en Huancayo, y en la hora de la persecución, de las torturas y la inmolación Manuel Arévalo”. Lo que la cúpula ofrece ahora a Haya es un recado del corazón del hampa.