Por: Mario Huamán
El segundo gobierno del Presidente García será recordado por la defensa de un modelo económico paradójico.
Las exponenciales cifras económicas anunciadas por el mandatario sólo han repercutido en las altas ganancias empresariales.
Sin embargo, millones de peruanos y peruanas siguen sometidos a salarios de hambre y a servicios públicos y privados que se deterioran cada vez más.
Mientras se ufana García de que el Perú tiene una economía sólida frente a la crisis económica internacional, el crecimiento de nuestro país cayó del 9,8% en el 2008 al 0,7% en el 2009 (según algunos especialistas), la caída más catastrófica en esta parte del continente.
El fracaso del denominado Plan Estímulo y la inexistencia de uno que proteja el mercado nacional han deteriorado aún más las condiciones de vida en nuestro país, lo que se expresa en el incremento del desempleo y la pobreza según los propias instituciones vinculadas al empresariado (como la Cámara de Comercio).
Por otro lado, miles de trabajadores continúan laborando sin derechos y en condiciones precarias, especialmente los ligados a la exportación, como los textiles y agroindustriales, supuestamente los que más se beneficiarían con el TLC con Estados Unidos.
Y por ello se premia a la ministra del “baguazo” con la cartera de Economía y Finanzas.
En otros sectores continúan los despidos por sindicalizarse y decrecen las oportunidades laborales con plenos derechos para jóvenes y mujeres.
También debemos de mencionar la corrupta privatización del Puerto de Paita pese a las denuncias de irregularidades en el proceso.
Esta escandalosa concesión a empresas de capitales chilenos demuestra el desinterés de García y su partido en la defensa de nuestra soberanía (ver también como antecedente el caso Petroaudios).
Otra muestra del fracaso del gobierno aprista y su modelo económico es el último paquetazo por fiestas de fin de año con el incremento del costo de los combustibles, lo que viene provocando el alza del precio de los alimentos y la inflación, que repercutirá en la pérdida de la capacidad adquisitiva de los salarios y la calidad de vida de los hogares peruanos.
La CGTP demanda al país la mayor unidad posible para enfrentar en las próximas elecciones, a través de una alternativa política, a quienes desean seguir manteniendo este modelo económico que privilegia a los mismos grupos de poder, que impiden el verdadero desarrollo de las familias peruanas.