viernes, 8 de enero de 2010

Desencuentros Por: Sinesio López Jiménez.

08/01/2010

Uno de los fenómenos políticos más destacados en el Perú del 2009 ha sido el abierto desencuentro entre el optimismo de García y el pesimismo de la gente.
¿Cuál de estos estados de ánimo se acerca más a la realidad?
La única forma de saberlo es el examen de los datos de la economía, la sociedad y la política.
Al iniciar el año 2009 García anunció una tasa de crecimiento de 6% del PBI.
A regañadientes fue reduciendo sus expectativas a medida que la marcha de la economía lo desmentía. El resultado final ha sido la modesta tasa de menos de 1%.
Los críticos, particularmente algunos economistas de Centrum y del Departamento de Economía de la PUCP, han estado más cerca de la realidad que García.

Si contrastamos los discursos y las declaraciones de García con los resultados del Latinobarómetro del 2009 podemos ver la abismal distancia que lo separa del sentimiento popular.
Mientras García a lo largo del año no se cansaba de señalar que uno de los logros de su gobierno ha sido el incremento del empleo y la reducción de la pobreza, los peruanos afirman que los problemas más importantes son los económicos (empleo, pobreza).
El Perú (68%) disputa con Nicaragua (85%) el primer puesto en este tipo de percepción.
Mientras García nos coloca a la cabeza de los países de América Latina y (cuando se exalta) del mundo en términos de crecimiento económico, el Perú se coloca prudentemente en un nivel intermedio en el concierto de países latinoamericanos.
Los que opinan que no han crecido son Nicaragua, Honduras y México y los que son optimistas con su crecimiento son Uruguay, Chile y Panamá.
Honduras, Nicaragua, México y Perú presentan mayores porcentajes de encuestados que creen que sus países nunca alcanzarán el desarrollo, a contracorriente de García quien cree que el Perú pronto estará en las ligas mayores.
El Perú y Argentina son los países menos satisfechos con sus respectivas economías y desaprueban la forma como sus presidentes han enfrentado la crisis.

García y sus ayayeros, como se sabe, creen todo lo contrario.
En la evaluación de los efectos de la crisis en la economía del país y de sus familias, el Perú se coloca en una situación intermedia en relación con El Salvador y México que sienten todo el peso de la debacle y con Brasil y Uruguay que se sienten menos afectados por ella.
García piensa, por el contrario, que el Perú ha sido el país mejor librado de la crisis. Salvo Brasil, Chile y Uruguay, la mayoría de los encuestados (entre ellos el Perú con el 60%) cree que la crisis va para largo. García, en cambio, piensa que la crisis ya terminó.
A diferencia de la mitad de los brasileños y los panameños, menos de un tercio de los peruanos, chilenos, ecuatorianos y argentinos creen que las privatizaciones han sido beneficiosas para sus respectivos países. El sentimiento es parecido con respecto a la satisfacción con los servicios públicos privatizados.
Las poblaciones más insatisfechas con ellos son chilenos y argentinos. Estos datos chocan con los arrestos privatizadores de García. Peruanos y argentinos, además, disputan el primer puesto en la idea según la cual en sus países no existe una justa distribución de la riqueza.
¿Qué explica este desencuentro entre el optimismo de García y el pesimismo de la gente?

El sentido social de su gobierno. García gobierna para los ricos en desmedro de la inmensa mayoría de peruanos.
Su optimismo es el optimismo de los ricos. Es por esta razón que García es uno de los presidentes más impopulares de América Latina. Su gobierno disputa con el de Kirchner la más alta desaprobación de los ciudadanos.

Es muy probable que el rechazo popular en una perspectiva comparada de A. Latina hiera profundamente el abultado ego de García y es muy posible también que este sea una de las razones por las que inventa encuestas imaginarias cuyos inflados resultados le parecen más tolerables.