viernes, 24 de septiembre de 2010

Disculpas irritantes......De sentido común por Leon Trahtemberg.

24 de Setiembre del 2010

Lao-Tsé (anciano maestro, erudito) es uno de los filósofos más relevantes de la civilización china, autor del Tao Te Ching, obra esencial del taoísmo (siglo V a.C.).
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Entre sus máximas hay una muy relevante:
"Una gran nación es como un gran hombre: cuando comete un error, se da cuenta. Al darse cuenta, lo admite. Habiéndolo admitido, lo corrige. Además, considera a quienes le señalan sus errores o defectos como sus maestros más benevolentes".
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Reconocer un error a la fuerza o a medias equivale a no reconocerlo, porque en esencia prevalecen las resistencias a disculparse.
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Pero eso no lo entienden los políticos peruanos, por lo que no comprenden la falta de confianza de la población en ellos. Veamos algunos ejemplos.
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Muchos congresistas, en los debates, luego de ofender a un colega, ante la exigencia de la presidencia se disculpan diciendo: "Si el congresista (calificado como corrupto, sinvergüenza, traidor) se ha sentido ofendido, retiro lo dicho". Sin duda, un océano de falsedad.
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Lourdes Flores, frente a las reacciones adversas que siguen a la revelación de su conversación privada en la que dice "Métanse la alcaldía al poto, a mí qué me importa", explica a la prensa: "Exploté, pero si alguien se sintió ofendido, le ofrezco disculpas, lo lamento", declara (Perú.21, 17/9/2010).
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Algo parecido le escuchamos a Alan García en su discurso del 28/07/2007 a propósito del insulto a los maestros calificándolos de comechados. Dijo: "Si alguno, maestra o maestro, se ha sentido maltratado por mí o por mis palabras, como nieto y como hijo de maestras les pido perdón y les ofrezco mis disculpas".
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En ambos casos, la disculpa parte de atribuirles a los afectados una inferioridad al insinuar que "si alguien se ha sentido afectado (por ser demasiado frágil, sensible), me disculpo".
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No nace de atribuirse a sí mismo el error.
No hay arrepentimiento sincero.
No dice: "Me equivoqué; ustedes tienen razón en molestarse. Disculpen. Hice mal".
.Los líderes políticos deben asumir que la autocrítica franca, en lugar de rebajar, levanta a quien la hace de modo sincero .
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Esa lección ética y educadora aún la estamos esperando.