domingo, 3 de enero de 2010

Va pa’ la peña García

Dom, 03/01/2010 - 00:07 Por Augusto Álvarez R.

El fashion emergency que necesita Mercedes Aráoz.

El desastre que Alberto Fujimori dejó al ritmo del ‘baile del chino’ desprestigió la danza presidencial, pero ello no debe impedir la recuperación del espacio público para la celebración popular. Sin embargo, algunos funcionarios, como la ministra de Economía, debieran tener más cuidado con las fiestas en las que cantan.
Celebraciones como las del presidente Alan García en Palacio de Gobierno, o del alcalde Luis Castañeda en el Parque de la Reserva, son valiosas y se deben promover tal como ocurre en países socialmente más integrados que el nuestro, incluso al costo de que la convocatoria sea hecha por políticos.
Así, mejor estuvo la del alcalde –sin su presencia– que la del presidente, quien sí tuvo un entusiasta protagonismo como anfitrión de ‘la peña García’ compuesta, entre otros, por la ex ministra Susana Pinilla como cantante criolla; el jefe de la casa militar, el general Juan Carlos Urcariegui, como decimista del ‘pan con libertad’; el alcalde de San Miguel, Salvador Heresi, al ritmo del ‘Chin, chin’ y ‘Sácate los ruleros’; y él mismo con el bolero ‘Historia de un amor’ (Ya no estás más a mi lado, corazón/en el alma solo tengo soledad/y si ya no puedo verte…).
Pero el centro de atención de la velada fue la participación estelar y fulgurante de la flamante ministra de Economía, Mercedes Aráoz. En sus dos carteras anteriores, ella desplegó un rush de apariciones con gran simpatía y entusiasmo que tuvo un efecto muy positivo para los objetivos institucionales de los ministerios de Producción, y Comercio Exterior y Turismo.
Pero ahora en el MEF necesita un fashion emergency para no reforzar la sensación de que, con ella a cargo de la hacienda, empezó la farra electoral. Y más importante que eso, porque una condición para tener una buena gestión en el MEF, como la mayoría de sus antecesores –y especialmente con un presidente como García que hoy se siente el supermán de la economía–, es exhibir pero sobre todo tener alguna distancia de Palacio y del partido de gobierno, es decir, del interés político.
Por ello, su intervención en la noche de Año Nuevo la perjudica. Ahora bien, si no puede contener su impulso por la música, al menos pudo cambiar de repertorio y, en lugar del vals ‘Yo perdí el corazón’, quizá cantar algo más apropiado para el momento político como el merengue ‘Es mentiroso’ de la gran Olga Tañón (es mentiroso, ese hombre es mentiroso).
Y antes de que salte la crítica feminista, me adelanto a responder que lo mismo diría de un ministro hombre, pues el riesgo de fondo es que el tramo final del gobierno aprista se convierta en ‘la peña García’, para lo cual el presidente anda buscando, al grito de “yo lo descubrí” de Augusto Ferrando, ministros que parezcan desde ‘Tribilín’ hasta doñas ‘Huaraca’ y ‘Cañona’, algo que la ministra Aráoz debiera evitar