miércoles, 27 de enero de 2010

La abstención del padre Marco Arana

27.01.2010 . . . . . . . . . . . Por: Carlos Tapia


No sean mal pensados, poco nos interesa si un cura católico cumple o no con el celibato asumido como obligación y compromiso con su Iglesia cuando fue ordenado como sacerdote.


Ni tampoco el tiempo que todavía tendrá que transcurrir para que esta estúpida y malsana tradición sea considerada como un valor sublime y muestra de sacrificio de quienes deciden seguir el camino de Pedro.


Nos referimos a la decisión de Arana, ahora ya suspendido sacerdote y candidato presidencial del partido Tierra y Libertad, de no votar en ninguna circunstancia por la candidatura de Ollanta en caso que el nacionalismo pasara a la segunda vuelta electoral en el 2011.


Fue durante el último programa de Bayly.


Escuchar esto fue muy chocante para mí. Porque como algunos recuerdan, fui quien personalmente, sin consultar a nadie y en forma ajena a cualquier acuerdo partidario en una entrevista radial dije que podría ser un buen candidato a la vicepresidencia de Ollanta.


Tengo que reconocer que fue un error, aunque lo que nos animaba y continúa animando es la necesidad de que nos juntemos todas aquellas fuerzas que apuestan por un distinto modelo de crecimiento económico, una democracia de a verdad y un nuevo Estado que verdaderamente esté al servicio de todos los peruanos.


En resumen, de quienes apostamos a luchar por un nuevo contrato social que desechando el acuerdo fujimontesinista de 1993 se exprese en una nueva Constitución.


Recordemos, ante las preguntas “¿Ollanta o Keiko?; Ollanta o Jorge del Castillo?” la respuesta fue la misma: “me abstendría”.


Veamos, como nos importa un pepino si Arana o Rey mantienen o no su virginidad y qué hacen en la soledad de la noche, queremos sí analizar la incoherencia ética y política de esta posición.


Porque lo que está en juego no es simplemente la disputa por afirmar un perfil propio, buscando forzadamente diferenciarse de Ollanta, en momentos que se encuentran recién recogiendo firmas para su inscripción.


En realidad, actitud comprensible, aunque no tenga mucho que ver con la supuesta nueva práctica política pregonada. Pero adelantar que en la segunda vuelta del 2011 le daría lo mismo votar por el APRA, Ollanta o Keiko, no sólo es un grave error político sino que además trasluce la insospechada soberbia que acompaña a Arana. Como se sabe, los errores políticos de los candidatos se pagan en las urnas pero el suspendido padre Arana sabe más que nosotros cuál es la penitencia por el pecado de la soberbia.