Los cinco problemas de la candidatura de Del Castillo.
Para un partido como el Apra, cuya preocupación central ahora debiera estar en el esfuerzo por terminar bien su segundo gobierno –a diferencia del mamarracho que fue el primero–, es errado su entusiasmo desmedido por adelantar el debate del proceso electoral.
La explicación radicaría en la creencia (correcta) de que ese adelanto llevaría a una atención decreciente –del país y de la oposición– por lo que hace el gobierno, salirse un poco de los reflectores y, como le ocurrió a Alejandro Toledo al final, crecer en las encuestas. Pero también puede haber una actitud arrogante de pensar que les ha ido tan pero tan bien en este lustro que ya es momento de planear la continuidad en el siguiente.
No hay duda: los apristas están ansiosos por adelantar la campaña 2011. El año empezó con el propio presidente haciéndolo en una entrevista en RPP donde se las dio de oráculo electoral con el ‘soporte’ de una encuesta bamba a 27 mil personas.Es curioso, por ello, que Alan García diga ahora que “si el 2009 superamos con éxito la crisis mundial, que fue terrible, este año 2010 pasaremos raudamente sobre la crisis electoral de los apetitos, y el pueblo peruano saldrá triunfante por encima del desorden y la politiquería”, cuando él es el principal promotor de adelantar el carnaval de la búsqueda de los votos.
El otro es Jorge del Castillo, quien anteayer anunció su pretensión de ser el candidato presidencial del Apra. “Si yo participo es para ganar y no para relegarme en una lista”, señaló. La ayuda del gobierno y el acompañamiento de encuestas bamba serían parte de la estrategia para llegar a la segunda vuelta y, entonces, camuflarse de ‘mal menor’ frente al rival de turno.
No la tiene fácil, sin embargo. Primero, porque está fresco el escándalo de haber sido, como premier, habitué de la suite del pirata dominicano que era socio de Rómulo León. Aunque ahora quiera disimularlo con pedidos suyos y de su entrañable ministro Aurelio Pastor para discrepar con las movidas lamentables del juez Jorge Barreto, este será un lastre complicado.
Segundo, porque tendrá que superar el callejón oscuro de sus ‘compañeros’, que, en estos asuntos, pelean mejor que los chicos de ‘Kill Bill’. Tercero, porque, a pesar del lloriqueo aprista, todas las encuestadoras serias –entre las que no está ‘RIP’ (red informática del PAP)– concluyen que, hasta ahora, no se percibe mucho ambiente para votar por un aprista en el 2011.
El cuarto obstáculo de la perspectiva electoral de Del Castillo en el año 2011 es que el presidente García quiere volver a serlo en el 2016 y no le conviene, por tanto, un aprista al medio. Pero quizá peor que eso sea el quinto e imperdonable problema: su intención de querer ser segundo de un partido en el que, mientras viva García, solo podrá haber terceros. Y quizá ni eso
Para un partido como el Apra, cuya preocupación central ahora debiera estar en el esfuerzo por terminar bien su segundo gobierno –a diferencia del mamarracho que fue el primero–, es errado su entusiasmo desmedido por adelantar el debate del proceso electoral.
La explicación radicaría en la creencia (correcta) de que ese adelanto llevaría a una atención decreciente –del país y de la oposición– por lo que hace el gobierno, salirse un poco de los reflectores y, como le ocurrió a Alejandro Toledo al final, crecer en las encuestas. Pero también puede haber una actitud arrogante de pensar que les ha ido tan pero tan bien en este lustro que ya es momento de planear la continuidad en el siguiente.
No hay duda: los apristas están ansiosos por adelantar la campaña 2011. El año empezó con el propio presidente haciéndolo en una entrevista en RPP donde se las dio de oráculo electoral con el ‘soporte’ de una encuesta bamba a 27 mil personas.Es curioso, por ello, que Alan García diga ahora que “si el 2009 superamos con éxito la crisis mundial, que fue terrible, este año 2010 pasaremos raudamente sobre la crisis electoral de los apetitos, y el pueblo peruano saldrá triunfante por encima del desorden y la politiquería”, cuando él es el principal promotor de adelantar el carnaval de la búsqueda de los votos.
El otro es Jorge del Castillo, quien anteayer anunció su pretensión de ser el candidato presidencial del Apra. “Si yo participo es para ganar y no para relegarme en una lista”, señaló. La ayuda del gobierno y el acompañamiento de encuestas bamba serían parte de la estrategia para llegar a la segunda vuelta y, entonces, camuflarse de ‘mal menor’ frente al rival de turno.
No la tiene fácil, sin embargo. Primero, porque está fresco el escándalo de haber sido, como premier, habitué de la suite del pirata dominicano que era socio de Rómulo León. Aunque ahora quiera disimularlo con pedidos suyos y de su entrañable ministro Aurelio Pastor para discrepar con las movidas lamentables del juez Jorge Barreto, este será un lastre complicado.
Segundo, porque tendrá que superar el callejón oscuro de sus ‘compañeros’, que, en estos asuntos, pelean mejor que los chicos de ‘Kill Bill’. Tercero, porque, a pesar del lloriqueo aprista, todas las encuestadoras serias –entre las que no está ‘RIP’ (red informática del PAP)– concluyen que, hasta ahora, no se percibe mucho ambiente para votar por un aprista en el 2011.
El cuarto obstáculo de la perspectiva electoral de Del Castillo en el año 2011 es que el presidente García quiere volver a serlo en el 2016 y no le conviene, por tanto, un aprista al medio. Pero quizá peor que eso sea el quinto e imperdonable problema: su intención de querer ser segundo de un partido en el que, mientras viva García, solo podrá haber terceros. Y quizá ni eso