Por : Carlos Urrutia
Pocas cosas se han tomado, en el Perú, con tanta disciplina y rigidez como el carácter mínimo del sueldo mínimo.
La idea de este pago por el trabajo hace referencia al nivel que debe tener el salario para permitir que los trabajadores vivan en una pobreza decente y con esperanza. ¿Por qué el Perú se ha destacado por pagar sueldos miserables? ¿Será por nuestro pasado colonial o por nuestro presente de aguda desigualdad social?
Seguramente por los dos: lo primero se expresa en una cultura de servidumbre que construyó una clase dominante insolidaria acostumbrada a pagar mal a sus trabajadores, lo segundo, se ve en nuestra cotidiana incapacidad de incluir en el desarrollo a los sectores menos favorecidos.
Ya se ha demostrado hasta el cansancio que la estructura de salarios en el Perú no permite seriamente pensar en una masa laboral, sana, educada, comprometida con los valores de la democracia, y que es causante de la inadecuada relación de los trabajadores con su centro de trabajo, en el cual no ven realizarse la aspiración de todo ser humano a tener un futuro mejor.
La Organización Internacional del Trabajo ha señalado en el “Panorama Laboral 2009” que en nuestro país se han vivido varios años de bonanza económica que no se ha reflejado en el mejoramiento de las condiciones de vida de los trabajadores peruanos.Nuestro crecimiento económico ha superado el 7% y el de los salarios del 0% en los últimos dos años.
Sin duda la extendida informalidad ayuda poco a superar este problema pero un gobierno más preocupado por hacer crecer la producción que el bienestar de la gente ayuda menos a sacar al Perú de hoyo.Un salario bajo propicia la desnutrición, el analfabetismo y los bajos niveles de salud en la población de menos recursos, asimismo incentiva la poca identificación con los resultados de la empresa en que trabaja.
Si además, tiene que soportar una inflación que eleva los precios de la canasta básica, el horizonte de los trabajadores peruanos no es promisorio. Sinceramente, con este nivel salarial, excluyendo el de los ejecutivos, ¿creen ustedes, queridos lectores, que se puede hacer un Perú democrático, moderno y solidario?