Perspectiva del cambio de mensaje de Ollanta Humala.
Por Augusto Álvarez Rodrich
.Ollanta Humala está aprovechando el impulso reciente que tuvo su campaña para introducir unos giros en su mensaje con los que espera seguir creciendo, pero ese objetivo enfrentará dos problemas: la credibilidad de sus replanteamientos, y la posibilidad de que, en balance, le hagan perder más votos de los que gane.
Una novedad se produjo el lunes luego de su cita con el cardenal Juan Luis Cipriani. A la salida, junto con su esposa Nadine, declaró –rosario en mano– “que pertenecemos a una familia católica, conservadora y creemos que la familia es el núcleo de la sociedad, conformado por el hombre, la mujer y los hijos”.
El cardenal Cipriani debe haber sonreído de satisfacción al oír esas declaraciones de Humala, mientras que la prensa amiga de su candidatura –como el diario La Primera– saludó el encuentro con entusiasmo: ‘Ollanta con la Iglesia’.Pero habrá que ver cómo reciben este acercamiento los sectores que pensaron que Humala significaría un avance en los derechos de los colectivos de diversidad sexual o de la mujer. Hay temas, como la despenalización del aborto, en los que no caben medias tintas ni sirven los malabares del lenguaje.
Ese mismo lunes, después de ver al cardenal, Humala se reunió con los exportadores y dijo que “nos comprometemos a mantener una estabilidad jurídica en el país”. Pero después vino lo mejor: “Las reglas no van a cambiar de la noche a la mañana, nos comprometemos a trabajar de la mano con las inversiones, porque para que el Perú gane todos tenemos que ganar, incluyendo los inversionistas, sean nacionales o extranjeros”.
Mientras el nuevo presidente de Confiep señaló que la inversión privada de más de US$50 mil millones prevista para este año no se frenará por las elecciones ni por el eventual crecimiento de Humala, otros quisieron aprovechar una ligera alza de la cotización del dólar –por razones estacionales– para crear un pánico supuestamente originado por el crecimiento electoral de Humala, tal como antes lo quisieron hacer con Susana Villarán en la municipal 2010, o con el ‘nacionalista’ en el año 2006.
Humala debe ser consciente de que la credibilidad de sus replanteamientos requiere esfuerzo. Lo ayudaría, por ejemplo, mostrar un equipo económico con personas que sí proyecten confianza a la inversión en vez de algunos dinosaurios que hoy lo acompañan. Pero también debe ser consciente de que esto le puede hacer perder un voto que lo respaldó al inicio por razones opuestas a las que hoy defiende.
Lo que sí resulta inadmisible y vergonzoso es que ciertos políticos y periodistas que se rasgan las vestiduras por la estabilidad y el crecimiento, estén dispuestos a petardearlos para beneficiar su interés político, inventando pánicos que solo están en su falta de valores, en su mediocridad y en sus billeteras.
Una novedad se produjo el lunes luego de su cita con el cardenal Juan Luis Cipriani. A la salida, junto con su esposa Nadine, declaró –rosario en mano– “que pertenecemos a una familia católica, conservadora y creemos que la familia es el núcleo de la sociedad, conformado por el hombre, la mujer y los hijos”.
El cardenal Cipriani debe haber sonreído de satisfacción al oír esas declaraciones de Humala, mientras que la prensa amiga de su candidatura –como el diario La Primera– saludó el encuentro con entusiasmo: ‘Ollanta con la Iglesia’.Pero habrá que ver cómo reciben este acercamiento los sectores que pensaron que Humala significaría un avance en los derechos de los colectivos de diversidad sexual o de la mujer. Hay temas, como la despenalización del aborto, en los que no caben medias tintas ni sirven los malabares del lenguaje.
Ese mismo lunes, después de ver al cardenal, Humala se reunió con los exportadores y dijo que “nos comprometemos a mantener una estabilidad jurídica en el país”. Pero después vino lo mejor: “Las reglas no van a cambiar de la noche a la mañana, nos comprometemos a trabajar de la mano con las inversiones, porque para que el Perú gane todos tenemos que ganar, incluyendo los inversionistas, sean nacionales o extranjeros”.
Mientras el nuevo presidente de Confiep señaló que la inversión privada de más de US$50 mil millones prevista para este año no se frenará por las elecciones ni por el eventual crecimiento de Humala, otros quisieron aprovechar una ligera alza de la cotización del dólar –por razones estacionales– para crear un pánico supuestamente originado por el crecimiento electoral de Humala, tal como antes lo quisieron hacer con Susana Villarán en la municipal 2010, o con el ‘nacionalista’ en el año 2006.
Humala debe ser consciente de que la credibilidad de sus replanteamientos requiere esfuerzo. Lo ayudaría, por ejemplo, mostrar un equipo económico con personas que sí proyecten confianza a la inversión en vez de algunos dinosaurios que hoy lo acompañan. Pero también debe ser consciente de que esto le puede hacer perder un voto que lo respaldó al inicio por razones opuestas a las que hoy defiende.
Lo que sí resulta inadmisible y vergonzoso es que ciertos políticos y periodistas que se rasgan las vestiduras por la estabilidad y el crecimiento, estén dispuestos a petardearlos para beneficiar su interés político, inventando pánicos que solo están en su falta de valores, en su mediocridad y en sus billeteras.