El caso de los petroaudios va camino a quedar en nada.
No debiera sorprender a nadie porque es la crónica de una liberación anunciada: a Rómulo León y Alberto Químper, al igual que a la muchachada de Business Track, los van a soltar pronto en el marco del mejor ‘faenón’ del gobierno: la desactivación de toda implicancia política y penal de los ‘petroaudios’.
Como se comentó en este espacio hace más de dos semanas, aprovechando el descuido tradicional por la Navidad, entre regalos, cohetones y pavos, el juez anticorrupción Jorge Barreto decidió, el 22 de diciembre, que los petroaudios no se consideren en la investigación judicial porque su obtención se hizo de manera ilícita, por lo que solo se usarían los testimonios de los 16 implicados que –ironías de la vida– ya han negado haber conocido o cometido cualquier acto ilegal.
También se han agregado nuevos peritajes que mellan los informes de la Contraloría sobre la concesión de lotes a favor de Discover Petroleum que sustentaron la acusación planteada por el fiscal anticorrupción Oscar Zevallos.
Aunque la tercera sala anticorrupción determinó luego que dichos informes sí se deben incorporar en la investigación, habría que ser ingenuo para no darse cuenta de la fuerte presión para crear las condiciones para la desactivación de toda implicancia política y penal por el caso más grave de corrupción en lo que va del segundo gobierno del presidente Alan García.
Seguramente ahora el gobierno soltará a ministros, congresistas y ayayeros a proclamar que es una decisión autónoma de la justicia que se debe respetar, y pobre del que insinúe alguna influencia indebida para concretar este enjuague judicial que es tan grave como la misma red de corrupción que, con la complicidad de tanta gente importante del gobierno, tejió el pirata dominicano en la suite del hotel.
Ahora solo faltaría una ‘encuesta bamba’ de la ‘RIP’ (red de informática del PAP) que concluya que el 75% cree que los petroaudios fueron una invención periodística para perjudicar al presidente García y detener la marcha hacia el primer mundo en la que nos ha colocado.
Y listo el pollo, y a otra cosa mariposa.
¿Le sorprende todo lo que está ocurriendo? Después del milagro realizado por el presidente San Alan García con el indulto a José Enrique Crousillat, el cual no sólo otorgó libertad instantánea sino sanación inmediata, es difícil que algo pueda sorprender pues ahora es claro que todo es posible en la dimensión (des) conocida de un gobierno sin compromisos básicos con la ética en la gestión pública y la lucha anticorrupción. Provecho, señores, y listos para el siguiente faenón.