domingo, 25 de octubre de 2009

PREFIERO LA TOGA AL ESCAÑO Congresista Valle Riestra

PREFIERO LA TOGA AL ESCAÑO
Congresista Valle Riestra


Quiero apartarme de toda actividad pública. Soy aprista no inscrito y tengo, es verdad, un escaño. Se argüirá que he sido Concejal, Constituyente. Diputado, Senador y hasta efímero Primer Ministro. Pero, ya no soy definitivamente un político. Detesto el Congreso. Lo que me apasiona es la abogacía. Prefiero la toga. Mucho más eficaz es la lucha por la libertad ejerciendo mi profesión que apoltronado en el ente unicameral fabricado por la Constitución de 1993. Tengo setenta y siete años por cumplir y me queda poco tiempo. No quiero consumirlo en el castramiento político. Esto me crea una angustia existencial. Por eso estudio la forma legal de plantearle al Consejo Directivo, se me declare vacante y se convoque al accesitario. Tengo que escoger mi vida y no extinguirme en ese impotente lecho de Procusto.
Estoy harto de incriminaciones e insultos. En 1969 tuve que refugiarme en España por una conjura del militarismo, que me sindicaba como autor intelectual de hechos en los que no participé. España denegó mi extradición (1971) y nuestra Corte Suprema terminó absolviéndome (1976). Volví al país ese año y el ex senador Alfonso Montesinos, en cuanto aterricé, me interpuso una querella penal por un artículo que yo no había escrito. Tras años de batalla la Suprema reconoció mi inocencia (1978).
Acabado mi brevísimo paso por la PCM se me acuñó denuncias congresales -que no prosperaron- referidas a etapas en que yo no fui Premier. El otro día una publicación dijo que yo había pedido informes al Ministerio de Transportes respecto a un decreto supremo. E inclusive, que me había entrevistado con una viceministra -que no había intervenido en el caso ni tenía por qué hacerlo por no ser de su competencia-. Lo pedí porque está dentro de las atribuciones reglamentarias de un parlamentario y determinado por una queja interpuesta ante mi despacho sobre la existencia de una argolla pro oligárquica.Pero, sobre todo, solicite el reporte porque ese ministerio debe ser investigado, ya que el Tribunal Constitucional (2005) sentenció en una demanda interpuesta por cinco mil ciudadanos que un determinado decreto de urgencia era inconstitucional. Pese a eso, el MTC en acto de rebeldía dictó inmediatamente una norma reconstruyendo los actos inconstitucionalizados por el TC. Ante esa situación, unas compañías proletarias plantearon un Amparo que ganaron en el TC. A las pocas semanas el ministerio contumazmente dictó un novísimo Decreto (2008) refabricando lo condenado por ese Tribunal. No puedo seguir tres años más en esta feria de tergiversaciones. No me interesa el escaño ni su inmunidad ni su dieta ni su sonoridad. Prefiero, insisto, batirme en los tribunales defendiendo perseguidos, como lo hice antaño. Quiero recobrar la única situación que envidio: usar el podium forense sin limitación alguna. No escuchar de los mediocres "¡Qué horror! es un congresista litigando". Este es mi último artículo, que sólo un viejo cargado de experiencia y tristeza puede escribir.

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