domingo, 13 de septiembre de 2009

¿ PORQUE FUNCIONA TAN MAL EL ESTADO PERUANO ? La ineficiencia del Estado

Por: M. Tanaka. IEP

¿ Por qué funciona tan mal el Estado peruano? (La ineficiencia del Estado )
La mayoría de explicaciones que se esgrimen no parecen satisfactorias. Se señala que el recorte de sueldos implementado por el actual gobierno habría alejado a muchos funcionarios capaces; puede ser, pero no parece que durante el gobierno de Toledo la eficiencia del Estado haya sido muy superior. Se dice que la descentralización ha complicado las cosas; puede ser, pero los gobiernos locales tienen ya décadas de funcionamiento, y los regionales se construyeron sobre la base de los Consejos Transitorios de Administración Regional (CTAR), no es que hayamos empezado de cero. Se dice también que el Estado estaba habituado a moverse con una lógica signada por la escasez, por lo que no sabría gastar; sin embargo, durante el fujimorismo sí se pudo aprovechar coyunturas de expansión de la economía, y también en el periodo 1985-1987, durante el primer gobierno de García.
¿Por qué ahora no se puede hacer lo que antes sí? La ineficiencia del Estado no fue un tema durante los años del fujimorismo, tampoco durante la década de los 80, como lo es ahora. Durante la dictadura militar sí, pero era un tema asociado a la corrupción e ineficiencia propias de un régimen sin controles ni rendición de cuentas. Por otro lado, llama la atención que la discusión sobre la ineficiencia del Estado se dé en el marco de una notable (a la luz de la historia previa) continuidad de las políticas macroeconómicas, que explican al mismo tiempo el crecimiento y sus magros resultados redistributivos.
¿Cómo se entiende esto? Creo que un elemento clave está en el quiebre del sistema de representación política y social ocurrido en los años 90, que impidió la consolidación de un sistema de partidos y entronizó una política personalista. Partidos más fuertes, relativamente estables, permitieron el desarrollo de capacidades de gestión pública a su interior, así como el establecimiento de acuerdos que hicieron posible construir capacidades institucionales.
Por el contrario, con políticos personalistas y partidos volátiles se soslaya la importancia de contar con programas, planes de gobierno, y de articular un núcleo político y técnico capaz de implementar los mismos. Una vez en el poder, estos políticos, y los funcionarios designados por estos, inician su gestión desde cero, y luego sus movimientos se desvanecen sin posibilidad de acumular experiencia. Priman lógicas de corto plazo y oportunistas en el manejo público, lo que debilita las capacidades institucionales.
No todo es ineficiencia. En las alturas del Estado central, esta precariedad es resuelta delegando el manejo de la cosa pública a redes tecnocráticas nacionales y globales, lo que limita seriamente la deliberación política, pero también ha permitido la continuidad del manejo macroeconómico (y sus límites). Pero la precariedad del Estado se hace evidente en los sectores y en los niveles subnacionales, en donde convergen políticos sin visión y sin experiencia, y funcionarios cómodos con el statu quo.

No hay comentarios: